Real Zaragoza

Las dudas presiden la situación de Cristian Álvarez

El club relega al argentino en la planificación de la portería pero no forzará la salida de una figura emblemática

Cristian Álvarez, durante un entrenamiento en la Ciudad Deportiva.

Cristian Álvarez, durante un entrenamiento en la Ciudad Deportiva. / ANDREEA VORNICU

Jorge Oto

Jorge Oto

Hay dudas, muchas, en torno a Cristian Álvarez. La incertidumbre en torno al estado físico del argentino, castigado por las lesiones musculares la pasada campaña, han marcado la planificación del club en una posición muy delicada en la que Cristian ha pasado, en apenas un año, de ser indiscutible a prescindible. 

La última lesión en el isquiotibial del cancerbero, que le privó de jugar los dos últimos partidos tras haber aguantado solo tres en un marco que apenas pudo defender en 13 ocasiones durante el curso pasado, fue un mazazo. Sobre todo, para el meta, que apenas unos días antes había dejado claro que, a pesar de la acumulación de percances, nunca había pensado en arrojar la toalla y que aseguraba que cumpliría el año que le resta de contrato con el Real Zaragoza. Pero también lo fue para el cuerpo técnico, que asumiría, de algún modo, la precipitación con la que se actuó al devolver a Cristian a la portería en detrimento de Edgar Badía sin que el catalán hubiera hecho méritos para salir del equipo.

De hecho, esa última lesión del argentino habría sido determinante para alterar la composición definitiva de una plantilla en la que Cristian ya no era esa figura indispensable que venía siendo desde que juega en el Zaragoza. Es más, los responsables de la parcela deportiva diseñaron una portería en la que el argentino, en caso de seguir, quedaba relegado a un papel secundario. Aquella apuesta entre Edgar y Cristian que inicialmente se inclinó del lado del capitán había cambiado. El catalán, al que Víctor considera por debajo de un Cristian en plenitud de condiciones físicas, pasaba a un primer plano. El argentino, en cambio, quedaba relegado.

Pero, en todo caso, el Real Zaragoza, consciente de la dimensión de una figura emblemática en el club y para la afición, tiene claro que, en cualquier caso, nunca forzará la salida del meta. Ahora mismo, la intención de la entidad es respetar al máximo la figura del capitán, que en noviembre cumplirá 39 años, y su decisión acerca de un futuro, en el que, en todo caso, parece destinado a perder peso específico.

Si el guardameta no ha cambiado de opinión en los últimos días, su intención sigue siendo la de cumplir su contrato y acometer un nuevo intento de asalto a Primera División, el sueño que el capitán zaragocista siempre ha querido cumplir antes de poner fin a su carrera. «No pensé en retirarme. Al principio de Liga saqué pecho y dije que me sentía joven y tuve la peor temporada de mi carrera. Esto me dio el aprendizaje grande de vivir día a día y así igual termino jugando a los 40 o a los 42 bajo palos, ¿por qué no?», dijo en su última comparecencia pública.