Pregoneros del pueblo con más de 90 años

Rosario y Benjamín son el matrimonio de Pozondón elegido para ‘encender’ sus fiestas

Benjamín y Rosario han dado el pistoletazo de salida de las fiestas de Pozondón este año. | EL PERIÓDICO

Benjamín y Rosario han dado el pistoletazo de salida de las fiestas de Pozondón este año. | EL PERIÓDICO / iván trigo

Iván Trigo

Iván Trigo

Rosario y Benjamín tienen 93 y 91 años, respectivamente. Se casaron en 1961 y se conocieron en Zaragoza, y si bien la suya es una de las muchas historias de amor y dedicación que cunden entre nuestros mayores, en su pueblo, Pozondón, han decidido homenajearles nombrándoles pregoneros de las fiestas, que se celebran este fin de semana en honor a San Abdón y San Senén, los Santos de la Piedra. Ellos van a representar a toda una generación que ha permitido que los pequeños municipios de Aragón sigan vivos.

En este municipio de la Sierra de Albarracín, en la provincia de Teruel, apenas hay 50 personas empadronadas, aunque en verano su población se multiplica. Los hijos y nietos de los que vivieron en los pueblos sin agua corriente y calzadas de barro regresan unos días a sus lugares de origen para disfrutar con los suyos a unas casas convertidas en retiros vacacionales. «Para todas las personas que tenemos un vínculo especial con Pozondón las fiestas suponen uno de los momentos más esperados», reza el programa de fiestas elaborado por la comisión.

Y para dar inicio a las fiestas han decidido introducir la figura del pregonero, que hasta ahora no existía. «Quién mejor que ellos para ser los primeros en protagonizar lo que esperamos que se convierta en una bonita tradición», explican los organizadores de las fiestas. «Aunque no hacen falta presentaciones, ellos son Benjamín y Rosario. La pareja más longeva del pueblo y, sin duda, dos de las personas más queridas por todos nosotros. Nos han visto crecer y hemos compartido momentos muy felices», añaden.

Arropados 8 Rosario se dirige a sus vecinos micrófono en mano. | EL PERIÓDICO

Arropados 8 Rosario se dirige a sus vecinos micrófono en mano. | EL PERIÓDICO / iván trigo

Ellos, justifica la comisión, «representan a toda su generación, a todas esas personas que, a pesar de los duros momentos que vivieron, han hecho posible que hoy podamos disfrutar de nuestro pueblo y su familiar ambiente». «Nombrarlos pregoneros de las fiestas no es equiparable a todo lo que han hecho por el pueblo, pero es un pequeño gesto para mostrarles todo nuestro agradecimiento y cariño. Gracias por todo, Pozondón os quiere», leyó un miembro de la comisión, Vicente, durante el pregón ante el emocionado matrimonio.

Con la plaza del pueblo abarrotada, y con más de una lágrima recorriendo los rostros de los pozondonenses, a los pregoneros les impusieron un cachirulo bordado antes de tomar la palabra. Los nervios eran patentes en los dos pero fue Rosario la que pidió el micrófono. «Muchas gracias en nombre de toda mi familia, disfrutad todos mucho, ¡vivan los Santos de la Piedra!», exclamó la mujer, emocionada.

«Como ha dicho Mario (Cáceres, el alcalde), este pueblo siempre ha sido una piña. Ya cuando bajábamos en burros y carros a la ermita de Los Santos de la Piedra (el día de la romería) y nos íbamos de juerga todos éramos amigos. Somos una gran familia», prosiguió Benjamín mientras su mujer le pinchaba por la espalda para que no se enrollara.

Las quedadas a "la fresca"

Ese gesto de cariño quiere también servir para recordarle al nonagenario matrimonio que no están solos. Su peña, un local en el que jugaban a las cartas una cuadrilla de unos 15 jubilados, está cerrada. Ya no son suficientes para que tenga sentido abrirla. Muchos de sus amigos, los abuelos de los jóvenes que en verano disfrutan del pueblo, ya no están. En el último año muchos han fallecido. Y con el covid limitaron sus quedadas. Las partidas multitudinarias de a la brisca se han convertido en quedadas a la «fresca» de cuatro o cinco yayos que se juntan en el parque. Aunque Benjamín, eso sí, a sus 91 años, sigue cultivando su huerto, lo que le mantiene activo y entretenido.

Así, en un mundo que avanza vertiginosamente, la historia de Rosario y Benjamín es un recordatorio valioso de lo que significa vivir. Los relojes este fin de semana se paran en Pozondón. Durante pocos días no existen los problemas ni las penas. Es tiempo de fiesta. Y Rosario y Benjamín ya las han inaugurado.