La actualidad del Real Zaragoza

El monumental atasco en el Real Zaragoza

Con 28 jugadores y no menos de 9 fichajes más, el club necesita una ‘operación salida’ enorme en condiciones difíciles para cerrar la revolución que quiere Víctor

Maikel Mesa, que desea irse al Tenerife, Enrich y Bakis, dos salidas obligadas, en un entrenamiento.

Maikel Mesa, que desea irse al Tenerife, Enrich y Bakis, dos salidas obligadas, en un entrenamiento. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

No se trata de ser agoreros justo cuando hoy acaban los contratos en vigor y mañana se abre el mercado de verano de modo oficial, pero es obvio que el Real Zaragoza, desde que logró la permanencia matemática en Santander, se ha movido en una sensación de atasco, en las salidas y en las entradas, que se ha incrementado con el paso de las semanas, puesto que el tamaño de la revolución, que puede alcanzar hasta la quincena de fichajes, tiene parangón con la gigantesca operación salida que debe realizar el club, donde también hay que pensar en unos 15 movimientos. Y hay circunstancias más complicadas, con muchos futbolistas con los que no se cuenta que solo tienen un año más de contrato, con indemnizaciones que van a ser importantes y que van a condicionar un límite que va a ser el más alto en esta etapa en Segunda, pero que se va a ver coartado por las salidas.

Víctor ha marcado las líneas de una remodelación amplísima de una plantilla en la que ahora mismo, tras el retorno de los cedidos (Sabin Merino, Bermejo, Guillem Naranjo, Baselga, Carbonell y Luna), hay 24 futbolistas, con dos fichajes anunciados, los del meta Femenías y el delantero Soberón y dos pactados a la espera de ese anuncio oficial, el centrocampista Gori Gracia, que puede ser otra salida veraniega más en función del nivel que dé en julio tras unos años difíciles por las lesiones en el filial del Espanyol, y el lateral izquierdo Dani Tasende, aunque este no se incorporará hasta después del 10 de julio. Es decir, 28 futbolistas en nómina.

Dado que en la cesta de la compra aún restan un guardameta más (Edgar Badía en su retorno), dos laterales derechos, entre dos y tres centrales dependiendo de Francés, al menos un centrocampista, uno o dos extremos, un mediapunta y uno o dos delanteros, el Zaragoza todavía debe incorporar no menos de 9 futbolistas y, por lo tanto, hacer una buena cantidad de salidas para hacer hueco, tanto en el apartado físico, en las fichas, como en el salarial, para que estas despedidas sean lo menos costosas posibles, labor en la que ya lleva tiempo manos a la obra Juan Carlos Cordero.

17 jugadores con un año más

Pero las circunstancias para esa revolución no son ideales. La plantilla, tras irse los jugadores que estuvieron cedidos (Mollejo, Valera, Mouriño, Badía, Guti, Zedadka y Manu Vallejo) y no renovar a Fran Gámez, cuenta con 17 jugadores con solo un año más, lista en la que no está Maikel Mesa (hasta 2026), de decidido retorno al Tenerife que se debe sustanciar la próxima semana tras estar ya sentadas las bases, por lo que ahí las cesiones son un imposible y la forma en que se han tomado algunas decisiones de descartes por parte del entrenador tampoco ayuda a que los futbolistas que deben salir estén más predispuestos a hacerlo.

En el verano de 2017 el Zaragoza dilapidó un millón de euros en indemnizaciones (Lanzarote, Xumetra, Irureta, Álex Barrera o Edu Bedia). Ahora, esa cifra se daría por buena en el club con los que solo tienen un año más y salgan, teniendo en cuenta que otros jugadores cuentan con más de una temporada y al menos son susceptibles de cesión, como Marcos Luna, Bakis o Poussin, aunque en los dos últimos casos será difícil que el Zaragoza no tenga que asumir algo de sus salarios. Por cierto, con el ariete turco, que representa en la próxima temporada el techo salarial de la plantilla, sus agentes aseguran que no están hablando con club alguno para una salida que Víctor ve absolutamente obligada.

Y, en los fichajes, el revés con Ander ya fue importante tanto por el nivel del jugador como el banderín de enganche que suponía, pero el Zaragoza, con dos meses de parón desde que llegó Víctor hasta la salvación porque todo el proyecto futuro iba a girar en torno a la decisión del entrenador, que podía optar por un contrato en los despachos, como asesor de la dirección general, al lograr la permanencia, ha perdido fuerza y tiempo en objetivos imposibles poniendo el listón alto y ha dejado ya escapar otras vías más factibles.