Entrevista | Exjugador del Real Zaragoza y nuevo director deportivo de la UD Barbastro

Chus Herrero: "Algunos de mi generación habríamos jugado cerca de 400 partidos en el actual Real Zaragoza"

El exjugador zaragozano explica sus sensaciones tras retirarse después de una carrera de más de 20 años y superando los 300 partidos en el fútbol profesional, habla de su proyecto en la dirección deportiva del Barbastro y analiza la situación del club zaragocista

"En mi carrera me queda la satisfacción de haber cumplido un sueño, algo que ni en mis mejores pensamientos habría imaginado, y la espina clavada de mi etapa en el Zaragoza, donde no llegué a ser importante", dice

El exjugador del Zaragoza Chus Herrero, que empieza su carrera como director deportivo del Barbastro, posa junto a la sede de El Periódico de Aragón.

El exjugador del Zaragoza Chus Herrero, que empieza su carrera como director deportivo del Barbastro, posa junto a la sede de El Periódico de Aragón. / JAIME GALINDO

Le tocó decir adiós al césped tras una larga trayectoria, ¿cuál es la primera sensación que le queda tras más de 20 años de carrera?

Pues la satisfacción de haber cumplido un sueño, de haber hecho una carrera que ni en mis mejores pensamientos habría imaginado. Me quedo con todas las personas que he conocido en todos los sitios en los que he estado, muchos amigos que he ido acumulando, también me complace el recuerdo que he dejado en esos sitios. Estos días tras anunciar mi retirada he recibido muchos mensajes incidiendo en eso, en el recuerdo que he dejado en todos esos lugares y personas. Eso es el orgullo más grande que me queda, sin duda.

274 partidos en el fútbol profesional en España, 29 más en Chipre, más de 450 en global desde que llegó al filial hasta la retirada en el Cuarte. No está mal…

Son buenas cifras que nunca habría soñado hacer en mis inicios. Por eso la impresión es de felicidad, pero también hay una sensación amarga por lo que sucedió en Cuarte, al no poder ascender, y un sentimiento global de nostalgia por dejar algo que he hecho toda mi vida, que era mi pasión y que ahora ya no voy a poder seguir haciendo.

"Entonces era muy complicado tener continuidad, me tuve que adaptar a los laterales y nunca rindes igual que en las posiciones que has tenido y que te llevaron a debutar en el primer equipo. En esas plantillas había que buscarse la vida para jugar, eso lo entiendo perfectamente"

¿Le queda alguna espina clavada, algún objetivo realizable sin cumplir?

No en general, aunque me quedó un poco de espina clavada de mi etapa en el Zaragoza, donde no llegué a ser importante. Pero hay que valorar las situaciones, aquella plantilla en Primera no es la actual, ya que entonces era muy complicado tener continuidad, jugando en el puesto de central o de mediocentro en los que yo lo había hecho, me tuve que adaptar a los laterales y nunca rindes igual que en las posiciones que has tenido y que te llevaron a debutar en el primer equipo. En esas plantillas había que buscarse la vida para jugar, eso lo entiendo perfectamente.

Llegó en el Infantil B a la cantera, procedente del Stadium Venecia y está 14 años en el club, debutando en la 05-06, el 27 de octubre de 2005, con Víctor Muñoz.

Fui quemando etapas en la Ciudad Deportiva una a una, no me salté ninguna y hasta pasé por el Universidad Zaragoza C, que estaba en Tercera. Con mucho trabajo, esfuerzo e ilusión me gané ese sitio en el primer equipo, el estreno con Víctor y al verano siguiente ya pude tener un contrato con el primer equipo.

Chus Herrero acaba de colgar las botas y va a ser el nuevo director deportivo del Barbastro.

Chus Herrero acaba de colgar las botas y va a ser el nuevo director deportivo del Barbastro. / JAIME GALINDO

Ahora la puerta para los canteranos está mucho más abierta, Francho, Francés y Azón rozan por ejemplo los 130 partidos, pero en su generación era mucho más difícil. Usted jugó 54 encuentros oficiales en cuatro temporadas.

Es que en mi época ya era complicado hasta llegar al filial, Cani por ejemplo tuvo que irse cedido al Utebo y hacer un temporadón allí. Ya no digo al primer equipo la dificultad que tenía, los de esa generación a veces lo hemos comentado, en esta época algunos nos habríamos pegado 10 años en el club jugando cerca de 400 partidos en el Zaragoza actual o nos habrían traspasado, porque el nivel era increíble. No digo que los de ahora no lo tengan, que por supuesto que sí, pero en mi época llegar al primer equipo casi era algo efímero, algo increíble y ahora por la situación económica y por la permanencia en Segunda las puertas están mucho más abiertas y salen jugadores de mucho nivel.

En esa 05-06 que usted llega los centrales titulares eran Álvaro y Gaby Milito…

Y estaba César Jiménez, que se lesionó ese año, pero después vinieron Ayala, Sergio Fernández, Pavón… Era otro Zaragoza a todos los niveles y era complicado hacerse un hueco, lo conseguimos dos o tres de mi generación, como Lafita, Longás o yo, con trabajo y con talento, que nos lo ganamos con nuestro fútbol y esfuerzo.

"El momento más duro es el descenso en 2008. Es un caso increíble, pero con el paso de los años atas cabos y sabes que un vestuario no es solo una suma de grandes futbolistas, que hay que ir de la mano con el técnico, creer en esa idea, que haya un grupo unido, que unos no tiren para un lado y otros hacia otro..."

¿Que Víctor Muñoz le diera la oportunidad de debutar le convierte en el entrenador más importante que tuvo aquí?

Lo convierte en alguien especial por la oportunidad de cumplir ese sueño del debut, pero en todos los años en la Ciudad Deportiva tuve muchos otros especiales, prácticamente todos: Ángel Latita, Ramón Lozano, Javier Garcés, Carlos Rojo, Chucho Solana, Pascual Sanz, que es casi mi padre… Todos tuvieron mucha confianza en mí y me la hicieron notar, por eso de esa infancia que pasé en la cantera tengo tan buen recuerdo. Víctor tuvo la valentía de hacerme debutar, pero también fue en gran parte por mi trabajo y esfuerzo.

¿El momento más duro de esos cuatro años en el primer equipo es en Mallorca, con el descenso en 2008?

Totalmente, no solo en ese partido en Palma, sino en el tramo final de esa temporada, que fue increíblemente duro. Llegó Manolo Vilanova en los últimos partidos e hicimos números buenos, de salvación de haber venido él antes. Esa temporada fue un caos, con cambios de entrenadores, con Víctor Fernández, Ander y Jabo Irureta antes de que llegara Manolo, con situaciones anormales en una plantilla tremenda que no funcionaba. Yo era joven y no entendía nada, me preguntaba ‘cómo este equipo con estos jugadores no funciona, es que es imposible’. Es un caso increíble aquel descenso, pero con el paso de los años atas cabos, ves experiencias y sabes que un vestuario no es solo una suma de grandes futbolistas, que hay que ir de la mano con el técnico, creer en esa idea, que haya un grupo unido, que unos no tiren para un lado y otros hacia otro.... Todo eso fue lo que explicó aquel descenso, porque por nivel de jugadores era imposible que bajáramos.

"Irme me resultó doloroso. Prieto me comunicó que no contaban conmigo. Él duró en el Zaragoza muy poco y a un chaval que llevaba tanto tiempo lo despachó en una conversación para tirar por tierra el trabajo de una carrera tan larga. Son gente que le dan pleno poder, que al Zaragoza no le tienen en valor y que ni sienten el club…"

El ascenso se logra a la temporada siguiente, con Marcelino, y se le comunica después que no cuentan con usted. Al salir dijo que el Zaragoza había cerrado 14 años en 14 minutos de charla.

Es que fue así y me resultó doloroso. A mí se me dijo que me iban a renovar para cederme y estaba con esa idea contento tras volver a Primera. Llegué y el director deportivo, Antonio Prieto, me comunicó que no contaban conmigo. Él duró en el Zaragoza muy poco y a un chaval que llevaba tanto tiempo lo despachó en una conversación para tirar por tierra el trabajo de una carrera tan larga, aunque asumo que esto es fútbol y que irte y llegar a los sitios es parte de lo que hay. Pero es que son gente que le dan pleno poder, que al Zaragoza no le tienen en valor y que ni sienten el club… Recuerdo que al salir de esa charla me metió Eduardo Bandrés al despacho y me dijo que ellos querían que hubiera gente aragonesa, pero ‘los que mandan son los que mandan’. Ese gesto lo guardo en el corazón.

Hizo carrera en Segunda, en el Cartagena, el Girona, Valladolid y el Llagostera, para en el verano de 2016 marcharse al Anorthosis. En Palamós usted estaba en el rival en aquel famoso 6-2 que dilapidó la opción del Zaragoza de playoff estando descendidos.

Como para olvidar aquel día… Le dije al entrenador (Oriol Alsina) que no quería jugar, lo que entendió perfectamente por no entrar en polémicas de si metía un gol o hacía un fallo grande estando nosotros descendidos y me dejó sin convocar, aunque había disputado todos los partidos con ese técnico. Nosotros descendimos pese a ser el segundo mejor equipo en casa de la Liga tras el Leganés. Me he cansado de oír que en ese partido estábamos primados, lo he escuchado muchas veces, pero no hubo nada, ningún tipo de pago. A mí me llamaban periodistas de Zaragoza o algún jugador de la plantilla y les decía ‘no enredéis que aquí no nos ha ganado casi nadie, no vengáis de paseo que no va a ser eso seguro’. Y encima la gente que ha descendido quiere buscar equipo a la próxima temporada, no salen a dejarse llevar. A nosotros nos salió todo y el Zaragoza entró en bucle de ocasión y gol y fue una debacle.

"En 2016 el regreso lo vi muy cerca. Estuve más de un mes esperando, firmé en Chipre y dos días antes del final del mercado me llamaron y mi primera frase fue ‘sois unos…' Mejor no lo digo. Lo intenté por todos los medios, por mí y mi familia y porque soy zaragocista, pero les dije que no se merecían que lo intentara"

Deja la UE Llagostera, espera la llamada del Zaragoza, se marcha al Anorthosis y…

Al final del mercado me llamaron para ver si podía venir, algo increíble. Ese regreso lo vi muy cerca, venía de una temporada muy buena en el Llagostera, con números míos magníficos pese al descenso, y fue el verano que regresaron Cani y Zapater. Ellos dos me escribían y me decían cada dos por tres que iba a venir, que cualquier día iba a coger el neceser para ir a la Ciudad Deportiva a entrenar y yo, esperando esa llamada. Pero es que me daba igual, ya firmaría el contrato cuando fuera, lo que quería era volver al Zaragoza, no se pusieron en contacto, que sí, pero que no… Firmé en Chipre y dos días antes del final del mercado me llamaron y mi primera frase fue ‘sois unos…' Mejor no lo digo, pero que me llamaran después de más de un mes esperándolos y cuando ya estaba en Chipre con la familia, con la mudanza hecha.... Lo intenté por todos los medios, por mí y mi familia y porque soy zaragocista, pero les dije que no se merecían que lo intentara. Sin embargo, fue imposible.

Usted conoce bien a Víctor Fernández, que fue su entrenador año y medio en el Zaragoza. ¿Qué le parece su regreso y qué opina de los primeros pasos de este proyecto?

Esta temporada pasada empezó tan bien que parecía que era la del ascenso, pero se torció todo y la llegada de Víctor condiciona todo, ya que es un entrenador que tiene una filosofía de juego muy concreta, con sus ideas, es estricto con muchas cosas y compaginar eso con la dirección deportiva va a ser difícil. Espero y tengo ilusión de que sea el año en que volvamos a Primera, pero es evidente que es difícil, que ya llevamos 11 temporadas seguidas sin conseguirlo. A ver si entre Víctor y Cordero son capaces de poner unas buenas bases.

"La llegada de Víctor condiciona todo, ya que es un entrenador que tiene una filosofía de juego muy concreta, con sus ideas, es estricto con muchas cosas y compaginar eso con la dirección deportiva va a ser difícil"

La revolución en la plantilla apunta a ser importante.

Pero es que tanto cambio durante tantos años no es conveniente y en esta temporada parece que lo va a haber y hasta en un grado mayor, lo que supone gastos y contar con un grado de acierto muy elevado. Hace un año hiciste una gran apuesta en firmar a un gran delantero que lo había hecho muy bien en el Andorra (Bakis) y no nos salió bien. Acertar con los futbolistas de ataque es la clave, como el año que tuvimos a Borja Iglesias, que es la temporada donde más cerca he visto subir. Remodelar cada verano la plantilla con muchos jugadores no es síntoma de algo bueno, pero si aciertas con los fichajes, sobre todo con los de arriba, será clave.

El Zaragoza baja en 2013. Si entonces le dicen que aún seguiría en Segunda ahora…

Habría tomado por loco al que me lo dijera, mi pensamiento era que en dos o tres años como mucho volveríamos. Y ha habido tantos cambios, de propiedad, de banquillo, de jugadores, de directores deportivos… Es que así es muy difícil construir una base sólida. Si haciendo las cosas bien el éxito no es seguro, cuando las haces regular seguro que no salen. Hay que hacer una base de buenos jugadores, mantenerlos e ir haciendo retoques cada año en los puestos que flojeas, aunque es verdad que la paciencia no suele ser habitual en el fútbol. Y son muchos años en Segunda.

Cuelga ya las botas, pero da el paso a la dirección deportiva del Barbastro. El fútbol va a seguir muy presente en su vida.

Yo tenía claro que cuando lo dejara iba a seguir vinculado a este mundo, porque es mi vida, lo que ha movido todo hasta hoy. Es un proyecto ilusionante, que me ha hecho dejar el fútbol, lo que no tenía intención, ya que me veía un año más jugando y ya estaba hablado con el míster, con Loreto, pero salió esta oportunidad que no puedo dejar escapar ni rechazar para abrirme camino en el fútbol de otra manera. 

La idea pasa por consolidarse en Segunda RFEF.

Todos los equipos tenemos el mismo plan, hacer una plantilla equilibrada y competir bien. El Utebo ascendió y se metió en playoff al segundo año. Si haces las cosas bien y aciertas puedes aspirar a más, pero el Barbastro vive ahora ese segundo año, que es el más difícil porque tras subir mantienes la dinámica y la inercia positiva. No nos ponemos límites en nada, pero queremos mantener los pies en el suelo.

"Tenía claro que cuando lo dejara iba a seguir vinculado a este mundo, porque es mi vida, lo que ha movido todo hasta hoy. El Barbastro es un proyecto ilusionante, que me ha hecho dejar el fútbol, lo que no tenía intención, ya que me veía un año más jugando y ya estaba hablado"

¿La posibilidad de ser entrenador no la ha contemplado?

Tengo los tres niveles y el título y me veo en el banquillo, pero como primer entrenador solo en las bases, en la formación. Es que los jugadores siempre digo que somos un poco ‘capullos’ y en el alto nivel se me hace difícil aguantar las malas caras si no se juega, los enfados… Me veo más como segundo técnico, lidiar con esas cosas, la mano izquierda y eso, hacer de poli bueno. Ya se verá de todas formas si algún día se me da la oportunidad, de momento vamos a trabajar duro en el despacho.

¿Hay una puerta abierta algún día para volver al Zaragoza en los despachos?

Me encantaría, claro que sí, pero depende de tantas cosas, de la situación del club, de la propiedad y de las relaciones que se establecen, porque meten gente de su confianza, como sucedió en el Zaragoza con Cordero. Es complicado, pero yo lo que quiero es hacer un trabajo bueno para abrirme puertas y lo que venga, vendrá.

Una curiosidad para acabar, el último balón que ha tocado como futbolista es un penalti fallado en una tanda… ¿A qué sabe eso?

Es doloroso, sí, porque además en el Cuarte no sabían que era mi último partido, ya que la decisión la había tomado unos pocos días antes. Ascender antes de retirarme era una guinda buena, nos merecimos lograrlo, pero el fútbol tiene esto y los penaltis son una lotería. Ni recordaba cuándo había tirado el último y esta vez lo fallé. Es o que hay, no le doy más vueltas.