Zapater, por todo lo alto

Cinco goles en 14 partidos y todos de cabeza. No se trata de un consumado especialista en la materia, ni de un ariete alto y poderoso en el juego aéreo. De hecho, ni siquiera es un goleador. Es más, su relación con el marco contrario nunca ha sido excesivamente fluida y, casi siempre alejado del área y más encomendado a labores defensivas, jamás había marcado más de cinco goles en una temporada. Pero Alberto Zapater, excapitán del Real Zaragoza, está triunfando en el Atlético Ottawa por todo lo alto. Y es que la cabeza del ejeano se ha convertido en un arma mortífera para el actual líder de la competición.

Zapater, que sigue jugando de pivote y que apenas pisa el área rival salvo para incorporarse en jugadas a balón parado, marcó el pasado viernes su quinto gol de la temporada y, como los cuatro anteriores, también fue de cabeza, cuando a lo largo de su dilatada carrera deportiva apenas había anotado dos tantos así. El primero, hace ya 19 años, en San Sebastián ante la Real Sociedad (2-1). Entonces, el ejeano estrenaría su cuenta goleadora con el Real Zaragoza con un cabezazo a la red tras asistencia de Aranzabal.

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El segundo y último gol de cabeza de Zapater tardó en llegar. Fue en la campaña 2010-11, con el Sporting de Portugal. Desde entonces, el excapitán del conjunto aragonés no había vuelto a encontrar el gol a través de un remate de cabeza. Ahora no para de hacerlo en Canadá, donde ha explotado este recurso en tres partidos de Liga y uno (logró dos tantos y ambos con la testa frente al Valeur) en Copa. Tres de esos cinco han llegado a balón parado mientras que los otros dos fueron en jugada.

En su segunda temporada en el Ottawa, franquicia filial del Atlético de Madrid, Zapater se ha consolidado como la referencia del equipo y un ídolo para una afición que le adora. El mediocentro, al que el Real Zaragoza no decidió renovar el contrato al término de la temporada 22-23, enfila, a los 39 años, la recta final de su carrera inmerso en una aventura y nuevas experiencias, como la de ejercer de goleador de un equipo en el que lo ha jugado todo.

A expensas de decidir su futuro, Zapater sigue en estado de gracia en un Atlético Ottawa aupado a lo más alto de la clasificación. Un paseo por las nubes como el del ejeano, erigido en el señor de las alturas.