Opinión | APUNTES AL MARGEN

Vivienda rural

Se está hablando de los problemas de escasez de vivienda en el medio rural. Además, se aduce que es uno de los problemas para incrementar población. Sin embargo, no se quiere afrontar el verdadero problema. Los padres de un muy buen amigo se han jubilado. Ambos son naturales de un pueblo de la provincia de Zaragoza. Decidieron comprar una casa en su pueblo natal y arreglársela para pasar allí largos periodos de su edad de oro.

En el pueblo hay multitud de casas vacías que se están cayendo a cachos. Pues a pesar de ser naturales del pueblo, no han conseguido que nadie les venda una de las muchas casas vacías y destartaladas que hay. Al final han optado por comprar una parcela de terreno, y en lugar de rehabilitar una casa vacía, van a construir una nueva. Esta es una historia particular que ejemplifica un problema real de muchísimos pueblos. Hay casas vacías, y no me estoy refiriendo a casa de veraneo, sino a casas que llevan décadas sin usarse, pero sus propietarios prefieren que se caigan a cachos antes que venderlas o alquilarlas. Ante la falta de vivienda, algunos gobiernos autonómicos están planteando la construcción de vivienda en pueblos pequeños para facilitar fijar población.

Esta medida tiene sentido si hablamos por ejemplo de pueblos muy turísticos del Pirineo, porque allí el problema es que los trabajadores no pueden pagar los alquileres. Una especie de Ibiza a menor escala. Sin embargo, en pueblos como los de mi amigo, no tiene ningún sentido construir casas cuando hay miles vacías y echándose a perder. Para completar la foto del absurdo les puedo hablar de otro fenómeno que también ocurre en ese mismo medio rural de casas vacías echándose a perder. Alguien con medios y una casa grande de la familia decide que va abrir una casa rural. Solicita una ayuda para rehabilitar la casa y la Administración le paga la mitad de la obra. Mantiene la casa rural oficialmente abierta 2 años (el plazo requerido para justificar la subvención) y luego cierra.

Y oye, la mitad de la casa de fin de semana te la paga la diputación. Si los nativos del pueblo tienen dificultades para adquirir una casa, imagínense alguien que es de fuera. Al final la nostalgia de mantener la propiedad de la casa del pueblo (que no conservar, porque se cae a pedazos), es una barrera brutal para fijar población. Sería muy sensato gravar fuertemente las casas vacías del medio rural, favoreciendo su venta y alquiler, no sea que la nostalgia termine por matar a los pueblos.

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