Cita con las urnas

Un debate capital: La Zaragoza de los 15 minutos

Según los datos del Ayuntamiento de Zaragoza, el 93% de los habitantes de la ciudad tiene a menos de 300 metros una zona verde y el 83% un colegio público a menos de 500 metros

Vista aérea del barrio de Las Fuentes, levantado en los años 50 para acoger a nuevos pobladores. | ANDREEA VORNICU / ÁNGEL DE CASTRO

Vista aérea del barrio de Las Fuentes, levantado en los años 50 para acoger a nuevos pobladores. | ANDREEA VORNICU / ÁNGEL DE CASTRO / iván Trigo

Iván Trigo

Iván Trigo

La ciudad de los 15 minutos es un concepto urbanístico que, como su nombre refleja, supone en la práctica organizar las ciudades de tal forma que se pueda llegar caminando y en poco tiempo a cualquier lugar o servicio necesario en el día a día: desde colegios, centros sanitarios, parques y zonas de ocio. Es un planteamiento reciente pero que ha venido a revolucionar la manera en la que se organizan las metrópolis y que está teniendo repercusión en todo el mundo. También en Zaragoza.

El autor de este concepto es el urbanista Carlos Moreno, colombiano afincado en París, y parte del éxito de su difusión es precisamente lo descriptivo de su nombre. "Es muy fácil de entender. Consiste en que tengas todo lo necesario en tú día a día a 15 minutos de tu hogar. La idea bebe de muchas otras tradiciones urbanísticas y corrientes como el urbanismo feminista, pero lo que le da potencia a la ciudad de los 15 minutos es que el nombre lo hace asequible para el público en general, y esa es la clave, la capacidad de difundir un modelo de ciudad y hacerlo popular", explica José Ariza, doctorando de sociología urbana de la Universidad Complutense de Madrid.

Esta corriente urbanística se ha puesto muy de moda y se ha colado en los discursos de algunos partidos. En París, la alcaldesa socialista, Anne Hidalgo, lo ha incorporado a su agenda. El planteamiento supone transformar las ciudades para evitar el uso del vehículo privado, fomentar el paseo como forma de desplazamiento y "solucionar las externalidades que generan las ciudades", explica Ariza. Es decir, de lo que se trata es de evitar los itinerarios que se dan en las urbes cuyos barrios no han sido diseñados con usos compartidos.

Centro de salud del barrio Jesús, un nuevo servicio abierto recientemente.  | MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Centro de salud del barrio Jesús, un nuevo servicio abierto recientemente. | MIGUEL ÁNGEL GRACIA / iván Trigo

Y es que la lógica de las últimas décadas, recuerda Ariza, siguiendo los planteamientos de Le Corbusier, fue la de ordenar las ciudades mediante la segregación de funciones: por un lado viviendas y zonas residenciales, por otro oficinas, y más allá centros comerciales apartados a los que llegar en coche. Esta distribución obliga a realizar largos desplazamientos y a depender del vehículo privado.

Pero hoy, tanto por la emergencia climática también por la necesidad de parar y vivir más allá del estrés del trabajo –un sentimiento general que la pandemia fortaleció–, el modelo de urbe ha cambiado. Ahora se valoran más los espacios que nos rodean y la posibilidad de disfrutar del aire libre y de calles calmadas en los recorridos que se hacen en el día a día.

Los beneficios

Aunque algunas ventajas de este modelo resulten evidentes, cabe destacar algunas de ellas. "En primer lugar los beneficios para la salud, tanto física como mental. Pasear previene enfermedades cardiovasculares y también ayuda a desarrollar la creatividad y la paz mental. En segundo lugar ayuda a reducir la emisión de gases de efecto invernadero, al evitar desplazamientos en vehículo privado. Y por último, la ciudad de los 15 minutos fomenta el fortalecimiento del tejido social", dice.

Esto último se debe a que si es posible desarrollar gran parte del ocio, las compras e incluso el trabajo cerca de tu casa, es más fácil que conozcas mejor a tus vecinos. "Y eso genera más apoyo mutuo y una identidad colectiva más fuerte", cuenta Ariza.

Pero la ciudad de los 15 minutos también tiene detractores. Más allá de las conspiraciones que recorren las redes sociales, que apuntan a que este sería un plan diseñado por suprapoderes de ideología comunista para controlar a la población y encerrarlos en sus barrios conformando guetos, la teoría desarrollada por Carlos Moreno no es compartida por aquellos que creen que hay que pensar en las ciudades en su conjunto y no hacer de los barrios miniurbes, puesto que hay equipamientos, como sería un gran auditorio, que no puede replicarse en cada distrito y al que tienen derecho a disfrutar todos los habitantes de un municipio y no solo aquellos que viven cerca, que serían en este caso los que habitan los barrios céntricos –y gentrificados– de las ciudades.

¿Zaragoza es una ciudad de 15 minutos?

Pero esto es todo teoría urbanística cuyo debate, más allá de la influencia que pueda tener en las agendas políticas, queda en el ámbito de la academia. Yendo a la práctica, la pregunta que cabe hacerse es si Zaragoza es una ciudad de los 15 minutos. Según los datos del propio ayuntamiento, el 93% de los zaragozanos tiene "a menos de 300 metros", lo que son entre cinco y diez minutos andando, una zona verde; el 80% tiene a esa distancia una sucursal bancaria; el 92% una farmacia; el 75% un supermercado, y el 94% una parada de autobús.

Además, el 83% de los habitantes de la capital aragonesa tiene a menos de 500 metros un colegio público; el 62% un centro de salud; el 45% una biblioteca pública; y el 34% un centro deportivo municipal, lo que da cuenta del déficit de algunos tipos de equipamientos.

El inacabado debate de la ciudad de los 15 minutos

El inacabado debate de la ciudad de los 15 minutos / iván Trigo

Los datos

Según el portal de datos municipal, "existen desequilibrios territoriales en la accesibilidad a algunos equipamientos, en especial en los últimos desarrollos urbanísticos de la ciudad, como los barrios del sur", es decir, Valdespartera, Rosales del Canal y Arcosur. "Por el contrario, los barrios consolidados presentan mejores accesibilidades en algunos equipamientos que el propio centro de la ciudad", añade.

Esto contrasta con la teoría, ya que según explica Ariza es más fácil dar cabida al modelo de la ciudad de los 15 minutos cuando se comienza a construir una zona desde cero con usos mixtos pensados desde el principio. El problema en Zaragoza es que aunque esos usos educativos, deportivos, o comerciales, estén previstos sobre el papel en el Plan General de Ordenación Urbana, después no se construyen hasta pasados los años.

Y otro problema de Zaragoza es que sí, muchos habitantes, incluso de los barrios más densamente poblados, tienen a 15 minutos muchos equipamientos básicos pero el problema es el camino hasta ellos. Situémonos en Delicias. En la calle Italia. Hasta el parque Delicias, según Google Maps, hay 13 minutos andando. Pero de un punto hasta otro el recorrido del peatón va a discurrir por estrechas aceras en calles llenas de coches y el objetivo de este modelo urbanístico no es simplemente llegar a todos los lugares en 15 minutos, sino humanizar el espacio público, lo que pasaría, por ejemplo, por peatonalizaciones. Pero ese debate es lo suficientemente peliagudo como para dejarlo para otro día.