OPINIÓN

Galileo Vingegaard y Miguel Ángel Pogacar

Vingegaard y Pogacar, camino del Mont Blanc en el Tour de 2023.

Vingegaard y Pogacar, camino del Mont Blanc en el Tour de 2023. / EFE / MARTIN DIVISEK

Flanqueado por la Eurocopa y Los Juegos Olímpicos emerge este sábado el Tour de Francia con su permanente cita de verano desde 1903, solamente interrumpida por las dos Guerras Mundiales. El Tour este año estará limado sobre todo por la Eurocopa, cuya final se disputará el catorce de julio, fiesta nacional francesa, que en el menú del Tour tradicionalmente ofrece una etapa cinco estrellas. Este año ese día se llegará al Plateau de Bielle cerrando nada menos que 4.850 metros de desnivel. Una jornada para meterse dentro de un plasma y no salir hasta bien entrada la noche.

Pero vayamos al principio, esto es, a Florencia, tierra patria de Gino Bartali y sus carreteras blancas (sterrato) que el Tour por deferencia al Giro no pisará. En la meca del Renacimiento se dan cita hoy Galileo (Vingegard) y Miguel Ángel (Pogacar), ambos ciclistas humanistas, poderosos y con grandes cualidades. El danés más científico, el esloveno dominador de todas las artes, de todas las materias que configuran el universo ciclista. Vingegard acude a la ciudad de los Medicis sumergido en la bruma de la incertidumbre. ¿Se habrá recuperado de la terrible caída en la Vuelta al Pais Vasco (Itzulia)? El humanista esloveno, por el contrario, viene reforzado por una bula papal alcanzada con su reciente victoria en el Giro de Italia (y seis etapas), sin olvidar citar la Strade Bianche y la Lieja-Bastogne-Lieja.

Estamos ante la incertidumbre de Vingegard y la certeza de Pogacar. Pero esto no es una ciencia exacta como la que cultivó Galileo, ni una explosión de arte como la desarrollada por Miguel Ángel en arquitectura, escultura y pintura (montaña, crono y llegadas selectivas). En un despiste o una curva traicionera se puede venir todo al suelo. Florencia se viste de ciencia ciclista, no solamente por los campeones citados, sino también por los 176 extraordinarios ciclistas que conforman el pelotón, que pondrán la primera piedra de este edificio ciclista de la 112 edición del Tour de Francia.