FÚTBOL

Heroico Barbastro

Los altoaragoneses le meten miedo a todo un Barcelona en una exhibición de pundonor (2-3) ante más de 6.000 espectadores

Prat celebra el gol de penalti en el tiempo añadido.

Prat celebra el gol de penalti en el tiempo añadido. / ANDREEA VORNICU

A. Bobed

Solo faltó que la fiesta fuese redonda del todo haciendo la machada entre las machadas, que era eliminar al Barcelona y eso que lo rozó haciendo un partido sublime, de una dignidad absoluta y un pundonor exquisito. Qué bonito fue ver pedir la hora a todo un Barça en Barbastro.

Más allá del resultado, ya que ganar era casi una quimera, motivos tiene de sobra el cuadro altoaragonés para estar muy, muy feliz. Dio espectáculo en el césped mancando dos goles llenó el Municipal, se abrió al mundo con fútbol y garra y cayó con todos los honores ante el Rey de Copas, el más laureado en esta competición. Y contra un equipo plagado de estrellas.

Después de una primera mitad complicada y de achicar agua como se pudiera, en la segunda parte entendió el Barbastro que esto iba de disfrutar. Y de hacer disfrutar también. Así que se quitó los nervios de encima y comenzó a jugar, a atacar y a presionar más. Y así se puso a un gol dos veces. Quien lo iba a decir.

Ahora bien, en la primera mitad vivió en sus carnes lo que es el Barcelona. Pronto aprendió, si no venía con la lección estudiada de casa, que el cuadro culé iba a dejar ni respirar. Le ahogó en la presión, no le dejó combinar, le buscó por dentro y por fuera y en defensa la exuberancia física de Araújo y Christensen pudo con un impetuoso De Mesa.

El Barbastro comenzó extramotivado, queriendo tocar y salir de atrás, espoleada por una grada volcadísima y entonando el sí, se puede. Poco le duró. O mejor dicho, pronto le dijo el Barcelona que hasta aquí. Empezó con el martillo pilón, pero la zaga altoaragonesa era de hierro. Y Arnau, una pared. A los cuatro minutos le detuvo un mano a mano a Ferran y Raphinha mandó el rechace a la grada supletoria. Poco después encontró Koundé un pasillo en la banda derecha, el cuero le cayó a De Jong en la frontal y no acabó en gol por un desvío providencial.

Quedó claro bien pronto que de paseo no había venido el Barça, pero tanto el equipo como la afición todavía creían. Y más todavía cuando Arnau salvó con el pie un balón que todo el Municipal vio dentro tras tocar Mingotes con disparo de Joao Félix.

Ahora bien, la defensa numantina no podía aguantar a este ritmo. El Barbastro fue echándose metros atrás tras su inicio desenfadado y en la primera en la que intentó salir al ataque llegó el primer tanto culé. Franki salió del lateral izquierdo a la aventura, se la birló Araújo, Raphinha entró por la zona desguarnecida y le regaló el gol a Fermín, que solo tuvo que dar un pase a la red.

De Mesa puso la ilusión

Siguió el Barcelona a lo suyo. Fermín cabeceó flojo, Ferran mandó un tiro en el área a Monzón y el Barbastro no sabía cómo desperezarse. Al fin, casi a la media hora, encontró el Barbastro a De Mesa, que sirvió a Carlos Gascó para plantarse en el mano a mano ante Iñaki Peña. Sin embargo, apareció Araújo para negarle hasta la ilusión de tirar. Tras ese sustito bajó una marcha el Barcelona, que aun así marcó otro gol, pero Joao Félix estaba en fuera de juego.

Tras el descanso el Barbastro fue otro. Totalmente desatado, se quitó el chaleco de fuerza que le atenazaba y se puso a jugar. A Gonpi le salió centrado un tiro franco en el área y después casi caza una indecisión de Koundé. Y en ese momento, Joao Félix sacó la varita para regalarle el 0-2 a Raphinha.

Parecía el fin, pero no. Con todo hacia arriba y a cazar alguna. Avisaron Rausell e Israel y a la hora de juego, la locura. Adriá de Mesa cazó un córner en el área pequeña y fusiló a Iñaki Peña para llevar el delirio a la grada. Y no se quedó la reacción ahí, ya que buscó una y otra vez las cosquillas del Barça. Entre tanto, Arnau se puso el traje de héroe al salvar en el toma y daca de ocasiones un cabezazo de Koundé y un mano a mano.

El Barbastro seguía llegando a la portería, pero el sueño pareció desvanecerse con un penalti por mano que Lewandoski transformó en el 1-3. Pero otra vez la última palabra no estaba dicha por los de Dani Martínez. Ya en el descuento, Marc reventó la portería de Iñaki Peña con un penalti a favor que hizo volver a creer a toda la hinchada. No pudo ser, pero el Barbastro cayó de forma heroica contra todo un Barcelona.