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Crítica de 'Un gozo para siempre': Fernando Arrabal anda y desanda el camino

Fernando Arrabal, dramtaurgo, escritor y siempre polémico.

Fernando Arrabal, dramtaurgo, escritor y siempre polémico.

Miguel Ángel Ordovás

Decía Andy Warhol que una de las cosas que le gustaban de ser famoso era que cuando hojeaba una revista conocía personalmente a todos los que salían en ella. Algo similar podría decir Fernando Arrabal si examinase un tratado sobre los artistas de vanguardia de los últimos cien años: será complicado encontrar un nombre relevante que en algún momento no se haya cruzado con él. Una mínima lista que lo corrobore puede incluir a André Breton, Duchamp, Dalí, Buñuel, Samuel Beckett, Ionesco y sí, también a Warhol.

Todos ellos y muchos otros aparecen como invitados en 'Un gozo para siempre', la más reciente novela de Fernando Arrabal que, como no podría ser de otra forma, ha editado Libros del Innombrable. En ella el autor aprovecha el viaje físico que realiza con una acompañante-asistente-médico-contraparte por tierras españolas hasta la Ciudad Rodrigo de su infancia para recorrer otra ruta, igualmente hacia atrás pero en el tiempo, convocando recuerdos y momentos vividos, casi siempre con esos interesantes compañeros de viaje.

Elementos muy clásicos

Aun siendo un autor con fama de rompedor, Arrabal recurre a elementos muy clásicos para construir su historia: el misterio de una carta es la que echa a andar a los dos protagonistas, que a su vez se perfilan como una proyección del Quijote y Sancho de su amado Cervantes, punteando con su conversación el camino. La novela, no obstante, no tiene nada de acomodaticia, como no puede serlo ninguna creación arrabaliana. Ahí está el uso desbocado de los signos de puntuación, con una proliferación de interrogaciones que parecen cuestionar cada frase que se dice en el texto, o la desinhibida mezcla de planos reales y ficticios bajo su mirada de niño sabio que desafía la verdad pero no la verosimilitud. Sin olvidar el subterráneo discurrir de un erotismo que aflora solamente en ocasiones señaladas, y que tiene su momento de mayor sublimación en la acotación que cierra el libro, brillante punto final a la vez que una declaración de principios.

'UN GOZO PARA SIEMPRE'

Fernando Arrabal

Libros del Innombrable

163 páginas