LIBROS

Crítica de Miguel Ángel Ordovás de 'La guerra': El testimonio doliente de un poeta en la guerra

El poeta Antonio Machado.

El poeta Antonio Machado.

Miguel Ángel Ordovás

Es significativo que Visor haya optado por editar en forma facsimilar 'La guerra', un libro de Antonio Machado publicado por primera vez en 1937, y que es el último título suyo aparecido en vida del autor. Resulta la mejor forma de mostrar estas páginas que son el doliente testimonio de un momento, el de la guerra civil, que para Machado, como para otros tantos, supuso un desgarro físico y emocional imposible de superar en muchos casos.

No se encontrarán en sus siete partes de versos y prosa escenas guerreras de combates, aunque el fragor de la guerra esté presente en cada una de ellas, como un eco lejano pero ineludible, siempre amenazador y cruel. Machado mira a los ojos de la guerra pero ve mucho más que su superficie, y aprovecha para reflexionar amargamente sobre cómo se ha podido llegar a ese trance que vive, él y todos, en el momento urgente en el que escribe esas líneas. Rastrea el autor la presencia del que llama señorito, al que opone el señorío, como un arquetipo español detonador del enfrentamiento presa de una "rencorosa frivolidad".

La otra gran protagonista de 'La guerra', no podía ser de otra forma, es la muerte, voraz arrebatadora de amigos muy queridos como Federico García Lorca o el escultor Emiliano Barral. Pero también es la muerte la que da sentido a la existencia, en un fragmento en el que Juan de Mairena se da la mano con Heidegger para explicar "profunda y contenida reflexión sobre la muerte" que descubre en las caras de los milicianos. Leyendo esas líneas se comprenden mejor los dibujos de José Machado que acompañan el libro, muchos de los cuales parecen primeros planos de una película de Eisenstein, y que justifican también la edición en facsímil.

Es también revelador que el último texto del libro sea un 'Discurso a las Juventudes Socialistas Unificadas' en el que Machado deposita toda la esperanza que la situación todavía le permitía en ese momento, y que la realidad se encargó de empañar no mucho después.

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