Cierre de una emisora emblemática

El adiós a ‘la 38’: "Era como una familia"

Un conductor y dos trabajadoras cuentan cómo les afecta el proceso de desaparición de Radio Taxi Aragón, una de las líneas más conocidas de Zaragoza mermada por su falta de socios a pesar de mantener su clientela 

Fachada de la sede de Radio Taxi Aragón, en Zaragoza.

Fachada de la sede de Radio Taxi Aragón, en Zaragoza. / Jaime Galindo

«Ha sido una emisora en la que hemos estado muy a gusto, era como una familia. El que haya acabado así, nos lo cuentan y no nos lo creemos», afirma Pili, una de las telefonistas que trabajaban en la 38, es decir, Radio Taxi Aragón. Esta asociación empresarial afronta un cierre que pondrá fin a más de cuatro décadas de trayectoria, lo que lo convierte en uno de los servicios de taxi más longevos de Zaragoza. Esa lástima que expresa la ya exempleada la comparten sus compañeros, que observan con pesar el fin de una asociación a la que no faltaba el trabajo, pero sí cada vez más socios.

De hecho, Radio Taxi Aragón llegó a sumar alrededor de dos centenares de miembros, es decir, un buen número de coches para trabajar en la ciudad. Sin embargo, el descenso constante de estos ha ido haciendo cada vez menos viable que la emisora se mantuviera, hasta el casi cierre que vive en la actualidad. Esta semana solo ofrecía servicio de 7 a 11 de la noche.

Testigo de este descenso de miembros ha sido el taxista Alberto Vidal, que llegó a la asociación hace alrededor de siete años. «Cuando entré, debían de estar unos cien», calcula sobre un momento en el que esta cifra «ya estaba de bajada». Ahora, cerca de su final, el número de socios ronda los cuarenta, según expresaba el lunes otro de los conductores de este servicio, Joaquín Felices. Esa sangría no se ha podido revertir, además, en un asociación que, a diferencia de otras emisoras, que cobran un porcentaje de los trayectos realizados, se nutría solamente «de las cuotas de los socios», afirma Vidal, por lo que estas aportaciones resultaban vitales para su mantenimiento.

No ha bajado, sin embargo, el trabajo y el cariño de los clientes. «Esto es lo más curioso de todo», afirma este taxista, que considera que, si finalmente no se cerrara la 38, «volvería su clientela». «No es porque no haya trabajo porque realmente trabajo hay mucho», insiste.

De hecho, descarta que la llegada de los Vehículos de Transporte con Conductor (VTC) a la capital aragonesa haya afectado en esta situación. «Si no tenemos socios, no podemos asumir lo que tenemos. Estamos hablando de que son siete puestos de trabajo», el de seis telefonistas y una encargada de la limpieza.

Una de las empleadas que se encargaba de descolgar el teléfono es Maje Izquierdo, que llevaba en Radio Taxi Aragón dos años. «Ha sido el trabajo de mi vida, he estado a gusto con los jefes, con mis compañeras locutoras y con los taxistas», destaca sobre un empleo «cómodo y bien pagado» para el que le llegó el despido, como a sus homólogas, el pasado viernes.

«Aunque veíamos un poco que se acababa, no me esperaba que fuera así, se ha alargado demasiado», afirma sobre un final que lamenta. «La gestión del cierre la han hecho mal, se podría haber acabado mejor con los socios, con los clientes y con las locutoras», dice.

Sobre la situación que han vivido ella y sus compañeras, relata que tres de ellas, contratadas a media jornada, «llevan sin cobrar abril, mayo y junio», mientras que a otras tres, a jornada completa, incluida ella, les deben «parte de la nómina de marzo, abril, mayo y junio».

Un escenario difícil que le llegó a afectar en la salud: «De lo primero que me di cuenta es de que no podía dormir y desde el 10 de junio he estado de baja y con medicación», cuenta. «Ha sido una situación desagradable, a nivel económico y personal. Hemos ido cayendo una detrás de otra porque llevábamos dos meses y pico aguantando como podíamos», destaca sobre los últimos meses en la emisora. «Me da pena, primero, porque pierdo mi puesto de trabajo. Después, porque es una empresa que tiene mucho trabajo y se va a paseo no sé por qué, y luego por los clientes», concluye.

Como Maje, Pili era telefonista en la emisora, aunque su trayectoria llega a los cinco años. «Éramos conocedoras del descenso de los socios y sabías que se podía llegar a esa situación, porque no se podía mantener», relata sobre el proceso vivido. Un final del camino que, según calcula, podría llegar «esta semana». 

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