POLÍTICA SANITARIA

Los médicos de familia en Aragón exigen medidas urgentes y no "parches"

La comunidad arrastra desde hace años la falta de profesionales, un problema que se agravará con la jubilación de casi 300 hasta 2027

Reclaman un pacto por la sanidad y un nuevo mapa sanitario

Llamamiento para adjudicar plazas de médico de familia, en 2023.

Llamamiento para adjudicar plazas de médico de familia, en 2023. / Jaime Galindo

Eva García

Eva García

No está herida, pero desde hace tiempo la medicina de familia sufre de algunos achaques. Los profesionales llevan tiempo alertando de estos déficits, en cuya cúspide está la falta de profesionales con los que cubrir las vacantes en esta especialidad que es «trepidante, de una de las más bonitas que existen», califican. Y aunque se la define como «la entrada al sistema sanitario», es más «el sistema sanitario, ya que somos los que tratamos, diagnosticamos, promocionamos y prevenimos y cuando decidimos que alguien necesita pasar al segundo nivel, lo derivamos», explica Izarbe Galindo, presidenta de la Sociedad Aragonesa de Medicina Familiar y Comunitaria (Samfyc).

Hoy domingo se celebra el día Mundial del Médico de familia, una jornada para reivindicar y para poner en valor una profesión que siempre ha estado en primera línea de la salud mundial y también de la aragonesa, no solo durante la pandemia, cuando parece que la sociedad descubrió la labor esencial que realizan los profesionales. Fue el coronavirus quién dejó también tocada a la especialidad y sus consecuencias todavía se perciben. En la última adjudicación de plazas de residente, una veintena quedaron sin cubrir en Aragón, todas en el medio rural. Porque si los problemas en las ciudades existen, en los municipios más pequeños son más acuciantes. Hay plazas sin cubrir y bajas que no se sustituyen porque no hay profesionales. Y los que hay, están «agotados».

Para mejorar la situación, dos son las ideas clave que destacan los profesionales: un «pacto por la sanidad» y una «reorganización real del mapa sanitario», confirman Asun Gracia, del sindicato sanitario Fasamet, y Ángel Vicente Molinero, presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria en Aragón (Semergen). Ese pacto entre todos los partidos políticos debe dejar de usar la Sanidad como «arma arrojadiza» y englobar «Primaria y hospitalaria, porque también faltarán efectivos cuando se inauguren los hospitales de Teruel y Alcañiz», dicen.

En cuanto al mapa, señalan que «no va a ser posible adecuar los recursos a los dispositivos asistenciales. Huesca y Teruel empiezan a ser un desierto médico», señala el presidente de Semergen, que cree que la atención debe «prestarse desde criterios técnicos y no en función del poder político de turno».

Aragón está intentando atraer y retener médicos. Los busca «hasta debajo de las piedras», ha asegurado en numerosas ocasiones el consejero de Sanidad, José Luis Bancalero. Pero no hay. Ha reclamado al ministerio más plazas mir (hasta mil en la especialidad de Familia a nivel nacional) y poder homologar títulos (y así agilizar los trámites), pero sin éxito de momento. En el territorio, se acaba de dar luz verde a una serie de pluses (30.000 euros en tres años) para que los residentes que acaban de finalizar continúen trabajando en Aragón, a lo que se sumarán otras compensaciones sociales, de conciliación, de investigación, etc. Y para los que aún no han terminado (los que comenzaron su residencia en septiembre de 2020 en lugar de mayo por la pandemia) también un reconocimiento económico si deciden ejercer como adjunto este verano para que se pueda garantizar la asistencia sanitaria. Pero esto solo es «un parche», alerta Ángel Vicente Molinero. Suena «más a buena voluntad que a aproximación sensata» porque esa tirita además «cuesta muchísimo dinero». «El decreto mir es un ejercicio de buena voluntad, pero no va acompañado de una memoria económica», denuncia. Una idea que comparten desde Fasamet, porque «va a servir de muy poco».

La falta de profesionales no es un problema nacido hoy, ya que viene de lejos, pero amenaza con enquistarse y con agravarse en el futuro. A 31 de diciembre de 2023 había en Aragón 1.375 médicos de familia, incluidos los de Atención Continuada. De ellos, 299 de ellos se jubilarán entre 2024 y 2027. Y actualmente 208 están en situación de prolongación de vida laboral o de jubilación activa, según datos de la consejería de Sanidad. Si solo se cuentan los de la especialidad de Familia en Atención Primaria, el número de profesionales ha ido en aumento, pero mínimamente. En 2015 había 959, según cifras del Ministerio de Sanidad y en 2022, 989.

«La situación es peor de lo que parece», denuncia Vicente, porque «faltan profesionales, las consultas están cerradas y la situación no va a mejor pese a que venimos alertando de esta situación desde hace más de cinco años». Galindo, por su parte, señala que se intenta dar una visión negativa de la medicina de familia, una idea en la que ella no está de acuerdo «porque tienes que saber de todo» y además destaca la labor de «promoción de la salud. Hay que entender a la persona como un todo. Somos el médico de las personas, de su corazón» y de todo su cuerpo y su realidad más cercana, explica.

Por eso, para paliar ese déficit de profesionales, «hay que ir más allá, repensar las políticas de incentivos», que no generen desigualdades. Pero que no solo implique «un buen sueldo, sino también horarios adecuados, conciliación», señala la presidenta de Samfyc, «el reconocimiento, de los pacientes y de la Administración». Y a los recién terminada la residencia, «no mandarlos a Continuada en sitios lejanos, sino que realicen el trabajo para el que se han formado».

También es necesaria mayor inversión e implementar nuevas tecnologías que ayuden a «transcribir consultas» o a «sacar datos de la historia electrónica de manera inmediata». Es decir, a reducir y aliviar la «burocratización y dejarnos la parte humana».

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