Fiestas en la comunidad

Las orquestas de Aragón recuperan el ritmo

Tras más de dos años en silencio por la pandemia, los grupos cuentan con una agenda casi llena, a pesar de las elecciones, que han ralentizado las contrataciones 

El grupo Boulevard, en plena actuación.

El grupo Boulevard, en plena actuación.

Eva García

Eva García

La música vuelve a las plazas de los pueblos y ciudades por las fiestas. Los municipios quieren contar en su programación con la mejor orquesta y estas quieren también trabajar tras unos años convulsos. La pandemia apagó la voz de muchas de ellas ya que no pudieron trabajar. «La facturación fue cero porque no hubo ninguna actuación», explica Ángel Lasheras, presidente de Aegore (Asociación de Empresas de Grupos y Orquestas de la Ribera del Ebro).

 Tras un regreso «atípico» con el público sentado y aforo limitado ya en 2021, el año pasado los grupos recuperaron cierta normalidad, que ya ha sido total este si no hubiera sido por las elecciones, porque ha habido ayuntamientos en los que tras haber un cambio de gobierno han anulado contratos, asegura Lasheras, que reconoce también que el 2023 será «mucho más normalizado». El público y, sobre todo, la gente joven «tiene muchas ganas de disfrutar y de participar en lo que hace la orquesta», considera. Un baile sea del estilo que sea siempre tiene tirón y en fiestas de los pueblos y de los barrios de las grandes ciudades quién más quién menos se lanza al ruedo ante una canción, sea del verano o no.

Sin embargo hay problemas que se han cronificado, como puede ser la falta de personal. Técnicos, montadores e incluso cantantes y músicos, etcétera, abandonaron la profesión porque se fueron a otros gremios y «ya no han vuelto» por lo que es difícil «encontrar personal» ya que es un sector «inseguro» y muchos de los profesionales apuestan por «tener un trabajo fijo», que en el mundo de las orquestas es mucho más complicado. Eso provoca que haya más intrusismo que anteriormente.

Aegore representa actualmente a 37 grupos musicales de Aragón, La Rioja y Navarra sobrevivientes de la pandemia –en ese tiempo desaparecieron una quincena de orquestas– de las que viven directa o indirectamente un millar de familias. 

Nacieron en pleno confinamiento, en diciembre de 2020 con el objetivo de cambiar el sector y, sobre todo mejorarlo y profesionalizarlo a nivel institucional. También de visibilizarlo y de lograr actualizar y progresar en unas condiciones laborales mejores.

Las orquestas trabajan durante todo el año, aunque es en verano cuando la agenda la tienen más ocupada. «Da para vivir pero después de la pandemia hay mucha inseguridad», reconoce Lasheras, que ha dejado «tocado al sector». 

Aumento de costes

Contratar una orquesta puede costar, según el número de componentes, una media de entre 6.000 y 10.000 euros, una cantidad que se ha visto afectada por «la subida de impuestos». Todo es mucho más caro pero en «los ayuntamientos no están muy por la labor de subir los presupuestos», señala Lasheras, lo que es un hándicap a la hora de la contratación. Además, reconoce que «si realmente se pagar lo que cuesta tendría que ser el doble y no están por la labor», afirma, aunque puntualiza que «si hay que contratar a Omar Montes y pagar 40.000 euros lo hacen... y además antes de la actuación».

Este es uno de los aspectos que más molesta al presidente de Aegore, ya que en el caso de las orquesta «lo hacen a 30 o 60 días, cobras cuando le viene bien al ayuntamiento», salvo excepciones, como Pastriz que «paga cuando acaba las fiestas, pero para la mayoría somos los últimos». En este sentido recuerda que no se dan cuenta de que «somos una empresa y hay 20 o 30 trabajadores que dependen de esos pagos, por lo que se enfrentan a «un problema grave», que se acentúa en verano porque el secretario del consistorio está «de vacaciones».

Esta situación no solo se da en Aragón si no también en otros lugares de España, porque las orquestas que forman parte de la asociación actúan sobre todo en Aragón y Navarra, pero alguna también lo hace en otras comunidades.

En cuanto a las condiciones laborales, motivo por el que nació Aegore, se han ido mejorando, sobre todo «en el tema del montaje», asegura Lasheras, porque en muchas ocasiones «no da tiempo entre pueblo y pueblo». También se ha mejorado en el tema de los camerinos, ya que muchas orquestas cuentan con profesionales femeninas y «necesitan un camerino a pie de escenario». Esta es una de las luchas y otra, el agua, porque «hay ayuntamientos a los que les cuesta incluso llevar agua al escenario.Parece mentira, pero es así». Y lo mismo sucede con los horarios, ya que no hace tanto tiempo «tocábamos hasta siete horas seguidas», mientras que ahora si se puede organizar pero en sesiones más pequeñas, recuerda Miguel Ángel Brosed, de la orquesta Boulevard. «Nos daba miedo plantear esas medidas pero las entienden», explica, ya que reconoce que muchos profesionales «no quieren trabajar desde las dos de la tarde hasta las 8 del día siguiente y es entendible», concluye.