EL TRABAJO DE LAS FUERZAS Y CUERPOS DE SEGURIDAD DEL ESTADO

La estación Delicias: territorio (casi) inexpugnable para los 'cacos'

La Brigada Móvil de la Policía Nacional vigilia diariamente las instalaciones ferroviarias y de autobús, donde la mayor parte de sus actuaciones se concentran en la intervención de estupefacientes

"Vamos controlando a quien nos parece que llama la atención, les miramos lo que llevan por encima y les identificamos por si están siendo reclamados por la Justicia", cuenta el oficial Alberto García

La perra pasea por la zona de llegadas de la estación Delicias de Zaragoza y se cuela entre los viajeros que acaban de bajar del tren.

La perra pasea por la zona de llegadas de la estación Delicias de Zaragoza y se cuela entre los viajeros que acaban de bajar del tren. / ANDREEA VORNICU

Por la estación Delicias de Zaragoza no solo transitan pasajeros, maletas, trenes y autobuses. Entre ellos también figuran unos cuantos agentes flanqueados por su fiel escudero Mara, un pastor belga que «muchas veces» se une a ellos y no deja de olfatear los equipajes entre los andenes y las dársenas. Con cierta frecuencia, «de forma habitual», esta perra forma parte de la Brigada Móvil de la Policía Nacional: una unidad de seguridad ciudadana integrada por miembros experimentados –«¡unos máquinas!»– y dirigida por el oficial Alberto García.

El trabajo de este equipo se intensifica durante los días de verano, tanto que solo durante esta primera semana de agosto –«vaya tres días...», resopla García– ya han completado tres detenciones por reclamaciones judiciales y una veintena de denuncias por tráfico de drogas. Y es que, prácticamente, no han tenido tiempo para descansar durante las últimas semanas porque, a los dispositivos especiales por las fiestas de La Vaquilla de Teruel o los Sanfermines (próximamente, el de San Lorenzo) se ha unido una segunda campaña electoral en la que han escudado a ciertos políticos que han desfilado por allí. «Acompañamos a las autoridades que vienen. Les damos seguridad cuando están en la estación aparte de la escolta que puedan llevar ellos. ¡En campaña no parábamos!», recuerda el oficial.

Las caras de estos políticos les son tan familiares como las de ciertos profesionales del delito que se pasean habitualmente por allí y que ya conocen de «otras veces». De hecho, los buenos y los malos se respetan mutuamente e incluso entre ellos ya han entablado una relación «bidireccional» entendida en un marco de respeto hacia las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. «Ellos ya saben que se tienen que llevar bien con nosotros y cuál es nuestro trabajo», explica García al tiempo que un par de compañeros se detienen a hablar con alguien a quien ya parecen conocer de días anteriores. Por norma general, «aunque va por épocas», les suelen intervenir marihuana y hachís y, esporádicamente, «un poquito» de cocaína y speed y «algunas» pastillas. Más allá de este tráfico de drogas por menudeo, apenas se dejan ver los carteristas por lo que estos robos son residuales. «La estación de Zaragoza es bastante segura», defiende García.

De todos modos, Delicias no solo es un lugar de paso para los cacos. Por allí también se cuelan, primero, otros indviduos que solo van a «pasar la tarde» aprovechando la fresca de las salas de espera y áreas de descanso –«hay de todo», ríe– y, segundo, muchos viajeros ataviados con gorras, sombreros y maletones con destino a la playa.

La perra Mara olfatea los efectos depositados en una mesa de las áreas de descanso de la estación Delicias de Zaragoza.

La perra Mara olfatea los efectos depositados en una mesa de las áreas de descanso de la estación Delicias de Zaragoza. / ANDREEA VORNICU

A ellos no les deja de olfatear Mara: tanto a los que esperan a mediodía a montar en un Avlo con destino Barcelona como a los que, minutos antes, han llegado en un regional. «Un guía canino es una ventaja brutal porque no tienes que andar buscando mucho. Cuando los tenemos con nosotros, tratamos de sacarles el máximo partido. En seguida saltan si nota algo raro», dice García mientras señala a Mara. «¡Muy bien, pequeña!», le felicita su guía canino.

"La Policía de hoy en día es muy preventiva: vamos controlando a quien nos parece que llama la atención, les miramos lo que llevan por encima y les identificamos por si están siendo reclamados por la Justicia"

Carlos García

— Responsable de la Brigada Móvil de la Policía Nacional

Entre estos turistas que llegan a Delicias también se cuelan los profesionales del delito –suele venir gente del sur y de la zona de Pamplona con «algo de droga»– con el hándicap de que estas caras ya no les resultan tan familiares porque están, «como aquel que dice», de paso. Por eso estos agentes tienen que activar sus cinco sentidos en todo lo que les rodea, bien «parando personas y mirando bolsos», bien «vigilando actitudes sospechosas». «Sobre todo, prevenimos el delito. La Policía de hoy en día es muy preventiva: vamos controlando a quien nos parece que llama la atención, les miramos lo que llevan por encima y les identificamos por si están siendo reclamados por la Justicia», explica García. Es aquí donde entran en juego los años de experiencia de sus compañeros –«ya saben en qué fijarse», enfatiza– para tirar de olfato e intuición y, así, desarticular bandas itinerantes.

Precisamente, esto es lo que sucedió la semana pasada cuando lograron detener a un clan familiar que se dedicaba a robar móviles en diferentes puntos de España aprovechando la masificación de las fiestas de Tudela, por ejemplo. «Tuvimos un poquito de suerte, pero también mucha intuición. Estábamos dando una vuelta y nos llamó la limpiadora de los baños que se había encontrado un circo de narices con móviles envueltos en papel higiénico», relata.

Falsa alarma: Mara sigue a una pareja a la salida de la estación, pero no detecta nada en sus mochilas.

Falsa alarma: Mara sigue a una pareja a la salida de la estación, pero no detecta nada en sus mochilas. / ANDREEA VORNICU

No obstante, su trabajo no solo se limita a la labor de garantizar la seguridad sino también a esa vocación de servicio ciudadano cuando tienen que hacer de guías indicando dónde están los baños, la zona de llegada de autobuses –«dé la vuelta por ahí bordeando y ve a la planta -2»– o algún bar donde poder descansar mientras esperan la llegada de otros autobuses o trenes. También llegan a viajar a bordo de estos ferrocarriles en dirección Barcelona y, recientemente, lo hicieron con destino Sevilla para acompañar a mil aficionados de Osasuna a la final de la Copa del Rey. «Eran casi 900 personas y se portaron muy bien. Una brigada móvil de Zaragoza con los de Osasuna... fue curioso», bromea.

Al final, siempre acaban volviendo a Delicias, «por cierto», una oficina de trabajo algo singular. «En invierno, lo normal es llevar doble calcetín y pantalón térmico. La gente se pone capas y capas... Tienes tanto frío que es difícil cachear a una persona porque las manos se quedan insensibles e incluso cuesta luego dar el parte escribiendo en la máquina», ríe García. «Los días de cierzo se mete el frío... ¡madre!», le contesta un compañero. 

Balance de 2023: más de 60 detenidos y 683 denuncias

En lo que va de año, la Brigada Móvil-Policía en el Transporte de Zaragoza ha detenido a un total de 64 personas y ha tramitado 683 denuncias por infracciones a la Ley de Seguridad Ciudadana: 557 por tenencia de sustancias estupefacientes y 50 por portar armas u objetos peligrosos. Por su parte, en lo que a la época estival se refiere, las cifras contabilizan 20 detenidos y 240 denuncias. «Los cambios de quincena sí que se notan, pero esto va como a tirones. Es un poco extraño...», justifica el oficial Alberto García, destacando que el flujo de pasajeros se caracteriza por la celebración de ciertos acontecimientos como, recientemente, la Jornada Mundial de la Juventud o el partido del Real Zaragoza contra Millonarios.

Hace unas semanas, detuvieron a una pareja que conseguía la documentación de varias víctimas fracturando la cerradura de sus coches y abrían cuentas en entidades bancarias. Así ponían en funcionamiento tarjetas de crédito y efectuaban cargos fraudulentos en distintos establecimientos comerciales de Zaragoza. A esta última habría que añadir la detención de tres mujeres que habían robado varios móviles en las fiestas de Tudela rajando los bolsos.

Por su parte, respecto al tráfico de drogas, el pasado mes de marzo detuvieron a otras dos personas por transportar un kilo de cocaína en un autobús con destino a Rumanía.