TRATAMIENTO DE DESECHOS

El 72% de los residuos voluminosos recogidos en Zaragoza son abandonados en plena calle

La nueva ordenanza recoge multas de hasta 3.000 euros por esta práctica incívica

La basura electrónica sube un 4% y el año pasado se generaron 298 toneladas

Un mueble abandonado en una calle de Zaragoza

Un mueble abandonado en una calle de Zaragoza / Jaime Galindo

C, Gomar / A. Rillo

El 72% de los muebles, enseres o colchones viejos e inservibles que llegaron el año pasado al vertedero de Zaragoza habían sido abandonados en la calle sin avisar previamente al servicio de limpieza. Una práctica incívica en aumento en la capital pese a estar prohibida y, ahora, también sancionada. De las 37.053 toneladas de voluminosos que se reciclaron en el Complejo para Tratamiento de Residuos Urbanos (CTRUZ), 26.622 habían sido abandonados en la vía pública o en los alrededores de los contenedores.

El ayuntamiento tiene un servicio gratuito y específico que se encarga de recoger y transportar al CTRUZ esta basura, donde se procede a su tratamiento. Es sencillo, solo hace falta avisar al 010 y concretar un día y una hora para dejar el voluminoso en la calle, en el portal de casa (si es accesible), donde será recogido por los equipos de limpieza.

Si los muebles, enseres o voluminosos se encuentran en buen estado y pueden ser reutilizables, la web del consistorio (zaragoza.es/sede/portal/tramites-servicios/servicio/tramite/138) ofrece un formulario en línea en el que detallar su descripción. En todo caso, el servicio establece que los elementos a retirar deberán ser sacados a la calle entre las 21.00 horas y las 23.00 horas. El servicio 010 recibió el año pasado 36.081 peticiones o avisos de vecinos alertando de la aparición de estos elementos en mitad de la calle.

De las 37.053 toneladas totales recicladas, solo 1.631 se gestionaron a través del 010 y otras 8.800 se depositaron directamente en alguno de los puntos limpios fijos y móviles que hay repartidos por los barrios de la ciudad. Representan el 28% del total.

Más puntos limpios

Para facilitar el reciclaje de estos elementos de gran tamaño, el ayuntamiento ha ampliado el número de puntos limpios, donde también se puede depositar la basura electrónica o que requiere de un tratamiento especial, como pinturas, disolventes, insecticidas, cartuchos de tóner y tinta de impresión o aceite vegetal doméstico. «Los residuos que se abandonan incorrectamente suponen un importante problema», apuntan desde la concejalía de Medio Ambiente.

Según los datos facilitados por el área que dirige Tatiana Gaudes, el año pasado se arrojaron en los puntos limpios 298,42 toneladas de restos de aparatos electrónicos, un 6% más que en 2021, cuando fueron 282,57. En este caso, el volumen de electrodomésticos abandonados es escaso ya que las empresas se encargan de la instalación del nuevo aparato y la retirada de los antiguos electrodomésticos, que deben llevarse a un gestor autorizado y especializado en este tipo de residuos, mucho más contaminantes.

Reparaciones que no salen a cuenta

El consumo de enseres se mueve en un maremágnum de fuerzas entre factores como la obsolescencia programada de las marcas, la pulsión de los clientes por los avances tecnológicos y las novedades de diseño y la creciente conciencia medioambiental.

En ese panorama, marcado por frecuentes crisis económicas y procesos inflacionarios, influyen también los nuevos modelos de negocio de la economía circular, la moda de rodearse de productos antiguos y el creciente mercadeo por internet del segunda mano. No así en tiendas físicas como Cash Converters, donde Javier, uno de sus vendedores en Zaragoza, asegura no notar un repunte de venta de pequeños aparatos.

Según el programa para el medio ambiente de las ONU, cada año se generan 50 millones de toneladas de desechos electrónicos en todo el mundo y solo se recicla una mínima parte, pese al tratamiento especial que requieren algunos de sus componentes, muy contaminantes.

Por su parte, Europa, a la que se acusa de enviar sus desperdicios electrónicos a África y Asia, planteó en marzo a través de la Comisión Europea alargar a cinco o diez años tras la compra la obligación de las marcas de arreglar los aparatos como lavavajillas o televisores. Y, para los que estén en garantía, el prestar la reparación gratuita como remedio en un plazo razonable cuando no sea más costosa que el producto. 

Según la concejalía de Medio Ambiente, la cifra de toneladas de restos de aparatos electrónicos creció el año pasado un 6% respecto al periodo anterior, lo que al menos no choca con lo manifestado por establecimientos de venta de electrodomésticos como RAEM 95 que, además de quedarse con los productos viejos a sustituir, también ofrecen el servicio de reparación. «Las reparaciones nos han caído en picado en los últimos años», reconoce Eva Molina, al frente de la tienda ubicada en Monasterio de Samos. «Los fabricantes, explica, envían la cuba entera para cambiar los rodamientos de una lavadora y la reparación no sale a cuenta». Para esa reparación, las marcas recomiendan realizarlas exclusivamente en sus servicios técnicos oficiales, donde disponen de repuestos originales. 

El mercado de segunda mano ha reducido ligeramente el número de voluminosos que llega hasta el CTRUZ. Apenas un 1%. En 2021 fueron 37.352 las toneladas de enseres que se reciclaron en el vertedero, frente a las 37.053 del año pasado.

Lo que sí va en aumento es el número de elementos abandonados a su suerte en la calle. En concreto, un 4% más de 2021 a 2022, pasando de las 25.639 toneladas registradas en 2021 a las 26.622 del pasado ejercicio. Este año, solo en los primeros tres meses ya se habían recogido 8.615 toneladas, una media de 95 al día, superior al promedio de 2022 y 2021. En cuanto a la basura electrónica, el año pasado se generaron 298,42 toneladas de residuos, un 6% más que en el año anterior, cuando fueron 282,57.

Un televisor abandonado junto a las bocas de recogida automática de residuos

Un televisor abandonado junto a las bocas de recogida automática de residuos. / Servicio especial

La nueva ordenanza de Limpieza y Gestión de Residuos Domésticos ha endurecido las sanciones por abandonar basura en la calle, y oscilan entre los 50 y los 3.000 euros. La concejala de Medio Ambiente insiste en que «cuidar la vía pública y los espacios comunes es una tarea que nos implica a todos y cada uno de nosotros» y recuerda que desde el consistorio se han reforzado los servicios de limpieza (y vigilancia a través de la Policía Local) para evitar que se reproduzcan estos comportamientos incívicos. «La responsabilidad individual es fundamental para acabar con este problema por eso vamos a seguir induciendo en la concienciación», subraya Gaudes.

Para tratar de concienciar a los ciudadanos, el ayuntamiento ha puesto en marcha una campaña de sensibilización con el lema La basura en su sitio no ensucia que incide en que no se deposite indebidamente ni bolsas de basura ni voluminosos ni otros objetos junto a los contenedores.