ENGIE continúa impulsando la transición energética en España

La transición hacia una economía neutra en carbono es una oportunidad única para redefinir nuestro futuro energético y económico. 

GOYA

GOYA / Engie

No solo es necesario para mitigar el cambio climático, sino que este proceso busca innovar y diversificar las fuentes de energía, promoviendo tecnologías limpias además de beneficiar al medio ambiente, impulsando también el desarrollo económico y la creación de empleo. La adopción de energías renovables y soluciones eficientes no solo mejora la seguridad energética al reducir la dependencia de recursos finitos, sino que también minimiza el impacto de los eventos geopolíticos en el suministro energético.

Por otro lado, El cambio hacia energías sostenibles es fundamental para proteger la biodiversidad y conservar los ecosistemas, esenciales para la vida en la Tierra. Al acelerar esta transición, podemos avanzar hacia un modelo económico más resiliente y equitativo, que no solo enfrente los desafíos del presente, sino que también siente las bases para una economía sostenible a largo plazo.

En este contexto, el Grupo ENGIE ha asumido el desafío de impulsar el cambio hacia una economía neutra en carbono. Con una estrategia de descarbonización avanzada, ENGIE se posiciona a la vanguardia de la revolución industrial y energética, con el objetivo de alcanzar el Carbono Neto Cero para 2045, adelantándose así en cinco años a las recomendaciones internacionales.

Una apuesta decidida por la transición energética

Con presencia en más de 30 países, el Grupo ENGIE está comprometido con impulsar la transición energética, con un equipo cercano a las 100.000 personas trabajando únicamente con este propósito. Este compromiso se materializa a través del impulso a las energías renovables, el desarrollo de soluciones de eficiencia energética y el apoyo en el camino hacia la descarbonización de la industria y los territorios. Para lograrlo, ENGIE trabaja en estrecha colaboración con todos sus grupos de interés, incluyendo clientes, proveedores, socios, comunidades y la sociedad en general. En la actualidad, su capacidad instalada de energía renovable es de 44 GW, con planes de expansión a 50 GW en 2025 y 80 GW en 2030.

MERIDION

MERIDION / Engie

En España, ENGIE tiene una presencia destacada desde hace 25 años, siendo el primer agente con licencia de comercialización extranjera de electricidad y gas. Actualmente, destaca como uno de los principales generadores del país con una capacidad instalada de aproximadamente 3.800 MW, incluyendo 2.000 MW de ciclos combinados y una significativa cartera renovable con más de 1.700 MW de potencia instalada en todo el territorio nacional. Esta diversificación en su mix energético no solo refuerza la posición de ENGIE en el mercado, sino que también impulsa el avance hacia una matriz energética más limpia y sostenible.

Una estrategia visible en proyectos innovadores

En España, ENGIE ha plasmado su estrategia con una inversión de alrededor de 2.500 millones de euros en el desarrollo de proyectos en nuestro país. En materia de renovables, la compañía tiene como objetivo duplicar prácticamente su capacidad renovable actual, alcanzando los 3.000 MW para 2026. Algunos de sus proyectos más emblemáticos que ejemplifican este propósito son el proyecto Goya y el proyecto Meridion. El primero consta de un conjunto de siete parques eólicos en Zaragoza operativos desde 2020 que suman cerca de 200 MW. El proyecto Meridion, por su parte, con una capacidad total de 132 MW, comprende cuatro parques fotovoltaicos ubicados en Sevilla y Córdoba, respectivamente.

Además de su apuesta por las energías renovables, ENGIE trabaja estrechamente con empresas de diferentes sectores para reducir sus emisiones de CO2. La compañía colabora con más de 240 clientes y gestiona más de 300 MW de activos, incluidas plantas de autoconsumo fotovoltaico, termosolar, calderas de biomasa y cogeneraciones, siempre adaptándose a las necesidades de cada cliente.

Un ejemplo es la colaboración con la multinacional química KAO para desarrollar una planta de energía térmica a partir de biomasa en la planta de la compañía en Olesa de Montserrat, Barcelona. Esta instalación utiliza desechos forestales certificados y reduce el consumo de gas natural en un 95%, disminuyendo significativamente la huella de carbono de la fábrica. Como resultado, el proyecto no solo supone una disminución en las emisiones de carbono derivadas de la actividad de la compañía, sino que promueve una gestión forestal sostenible y el desarrollo local.

Por otro lado, en Asturias ENGIE y DuPont ha acordado la construcción de una planta fotovoltaica de 12,62 MWp. Los más de 22.000 módulos fotovoltaicos de la planta permitirán a DuPont Asturias cubrir aproximadamente el 25% de su consumo eléctrico, así como promover el desarrollo de electricidad renovable adicional en la región.

La compañía también busca continuar ampliando su presencia en las redes de calor y frío, soluciones fundamentales para impulsar la eficiencia energética en entornos urbanos. El liderazgo de ENGIE en este segmento es visible en los más de 100 kilómetros de redes urbanas de calor y frío que forman parte de su cartera, incluyendo Districlima Barcelona, Districlima Zaragoza y Districalor en Pamplona, además de la red de calor de Palencia. La suma de estas infraestructuras es equivalente a seis plantas con 160 MW instalados y 21 MW en construcción. En el caso de Pamplona, la red urbana está conectada a un central de calor y frío en el barrio de la Txantrea que ha sido inaugurada recientemente. Esta planta, alimentada con biomasa forestal, suministra calefacción y refrigeración a 4.500 viviendas y centros públicos.

En definitiva, todos los esfuerzos de ENGIE van dirigidos a redefinir el panorama energético español, avanzando hacia un futuro más limpio y resiliente. Los proyectos de la compañía ponen de manifiesto que el impulso a la transición energética para alcanzar una economía sostenible requiere un enfoque integral y coordinado, en el que la innovación juegue un papel fundamental. Esto no solo implica cambiar las fuentes de energía, sino también mejorar el uso de los recursos, adaptando cada solución a las necesidades y oportunidades del entorno. Es un camino desafiante, pero uno que vale la pena recorrer para asegurar un mundo mejor para las generaciones futuras.