La 19ª jornada de Segunda

Un punto agridulce

El Zaragoza, enérgico y solidario, compite bien y reacciona al gol del Espanyol para merecer más que un empate

El tanto de Manu Vallejo para empatar ante un rival con 10 abrió la opción a una victoria que no llegó

Vallejo celebra el gol del empate junto aEnrich y Francés.

Vallejo celebra el gol del empate junto aEnrich y Francés. / VALENTÍ ENRICH / SPORT

Vaya por delante el valor del empate en el campo del Espanyol, un candidato claro al ascenso en un estadio casi inexpugnable en esta Liga, en un partido muy serio del Real Zaragoza, que mantuvo la línea de consistencia y solidez mostrada ante el Leganés, pero en el que se quedó con el sabor amargo de lo que pudo ser tras la expulsión de Calero con la ventaja local en ese momento. El equipo zaragocista se levantó para empatar, con un buen gol de Manu Vallejo tras un cambio de esquema aprovechando la superioridad numérica y pudo hasta ganar en una victoria que valía muchos quilates.

Por eso, el empate no sabe todo lo bien que debería, teniendo en cuenta que este Zaragoza ha solventado dos partidos difíciles ante Leganés y Espanyol con 4 puntos y con una reacción a todos los niveles que permite contemplar el futuro con esperanza, porque el equipo da respuestas en el equilibrio y en la solidez, lo mismo que en la intensidad y en la energía, pero algo menos en la fluidez del fútbol, aunque es cierto que contra diez el Zaragoza supo generar ocasiones, gracias también a los cambios de Velázquez, sobre todo la entrada de Vallejo, pero también las aportaciones de Bermejo, que tuvo una muy clara, y Enrich, que mandó un cabezazo al palo.

Con idéntico plan que ante el Leganés salió el Zaragoza, con tres centrales y la defensa adelantada, con Mollejo como única referencia y con la medular poblada en fase defensiva buscando incomodar en la presión al Espanyol y con el grado de compromiso y sacrificio necesario para una cita de esta envergadura. El equipo catalán, con Puado y Braithwaite como referencias y con Jofre como sorpresa en el once, no tardó en notar que el Zaragoza le iba a plantear un duelo muy hostil, repleto de intensidad y de energía para frenar el juego ofensivo de los de Ramis.

El Zaragoza se ajustó al plan defensivo a la perfección, con un orden y un sacrificio espartanos, con Mouriño, Francés y en menor medida Jair saltando a la presión para anular a los dos puntas del enemigo y con todo el equipo batallando en cada duelo, en cada disputa, con la medular no dejando respirar a Álvaro Aguado. Otra cosa fue el plan ofensivo, donde el Zaragoza se mostraba impreciso y con poco peso con el esférico, con numerosas pérdidas y con Maikel Mesa, fundamental en ese juego de ataque, pasando por el choque de puntillas, algo que al menos no hacía un batallador Mollejo.

Un remate de Toni Moya tras un despeje de Expósito fue la única ocasión que se pudieron llevar los zaragocistas a la boca en una media hora donde no pasó casi nada. Y tampoco lo hizo en demasía en el tramo final del primer acto, en el que la única combinación acertada del Espanyol acabó en un remate alto de Edu Expósito para que Rebollo viviera una primera parte plácida. Una salida desde atrás de Mouriño, de lo mejor sin duda del Zaragoza, y un cabezazo de Mollejo muy flojo sirvieron de despedida al primer acto en el que el Zaragoza mantenía la línea de consistencia y de energía marcada contra el Leganés, aunque con una fluidez ofensiva muy lejos de ser reseñable en ese primer acto.

La roja a Calero

Ramis hizo un triple cambio con Pere Milla, Pol Lozano y Omar y la reubicación de piezas de su ataque descolocó al Zaragoza. Pere Milla amenazó y una buena acción de Puado con pase a Brian Oliván y despiste de Gámez acabó en un centro que Edu Expósito mandó a la red de perfecto cabezazo (m.53) y sin nadie que le incomodara en el único lunar defensivo de la noche. El Espanyol tuvo sus únicos minutos buenos entonces, con un remate de Milla tras pérdida de Jair, pero todo lo cambió una acción de Calero sobre Valera que vio clara de roja Arcediano, sin querer acudir al VAR para rectificar. Era el minuto 57 y el Zaragoza entraba en otro escenario, muy favorable.

Tardó Velázquez en retirar la zaga con tres centrales, pero el Zaragoza se situó en un 4-4-2 con las entradas de Bermejo, Enrich y, poco después, Manu Vallejo para que Francho fuera el falso lateral zurdo y que el equipo aragonés tomara todo el protagonismo cerca del área de Pacheco. 

Manu Vallejo, en la segunda pelota que tocó, generó una jugada apoyándose en Toni Moya y con un pase de Fran Gámez que mandó el gaditano a la red en el 73, con mucho tiempo por delante. Sergi Gómez rechazó otro intento de Vallejo y Enrich cabeceó al palo un centro de Gámez para que el rechace no lo supiera embocar con un tiro picado Bermejo. El Zaragoza mereció ganar ahí, pudo hacerlo hasta en un último intento de Francho con un Zaragoza más fluido en los pasillos interiores y menos por las alas, pero que no le dio para ganar en ese tramo final que convirtió un punto valioso en un empate con sabor más agridulce que otra cosa.