La actualidad del Real Zaragoza

El claro declive de Ontiveros

El Villarreal lo fichó en 2019 por más de 7 millones y tras varias cesiones y no encontrarle acomodo se ha quedado en el filial. Con Miguel Álvarez apenas juega, solo 165 minutos, y en La Romareda apunta a seguir de suplente

Ontiveros, en un entrenamiento con el filial del Villarreal esta temporada.

Ontiveros, en un entrenamiento con el filial del Villarreal esta temporada. / MEDITERRÁNEO

S. Valero

Siete millones y medio de euros pagó el Villarreal por Javier Ontiveros en 2019, con un contrato de 5 años hasta 2024 tras su mejor temporada en el Málaga, en la que se quedó a las puertas de un ascenso por la vía de la promoción que sí había logrado en su cesión al Valladolid el curso anterior. Desde entonces, la carrera del extremo marbellí, que llegó a la cantera malaguista en juveniles, ha ido perdiendo vuelo, con cesiones (Huesca, Osasuna y Fuenlabrada) y mostrando cada vez un nivel más bajo para que se convirtiera en un quebradero de cabeza para el Villarreal durante el pasado verano.

Su salario, que supera ampliamente el millón de euros, le marcaba como una salida absolutamente necesaria porque no iba a contar para Unai Emery. Sus agentes y el Villarreal trabajaron en ese préstamo en la categoría de plata, fue ofrecido entre otros muchos equipos al Real Zaragoza y nadie dio el paso de una apuesta tan elevada en lo económico por el riesgo de un rendimiento venido a menos.

Suplente habitual

El Villarreal, con el ascenso del 'B' a Segunda, tuvo que tirar por la solución más socorrida, la permanencia en el filial groguet para ayudarle en la tarea de la permanencia. Que fuera la única salida no quería decir que fuera la mejor, que no lo era. Ni siquiera que fuera buena. Ontiveros no se siente a gusto en el filial con 25 años, algo que deja entrever más que claramente su entorno, que no le ha ayudado en demasía en su carrera, por cierto, y cada vez juega menos.

Así, el refuerzo estrella para el filial amarillo junto a Fer Niño, que sí es fijo, solo ha jugado 31 minutos en los cinco últimos encuentros, ante el Burgos, y ha sido suplente sin saltar al césped en los otros cuatro, entre ellos en su regreso a Málaga a una Rosaleda que solo le vio en el banquillo en esa cita liguera. En La Romareda salvo sorpresa enorme tampoco será titular.

El técnico del Villarreal B ya dijo en público que está lejos de su mejor nivel y en el apartado físico eso es evidente

Y no será porque no sabía que eso podía pasar. Miguel Álvarez, técnico del Villarreal, lo dejó claro tras jugar en Granada en su única presencia en el once para ser relevado al descanso, mientras que en otros cinco choques tuvo minutos en la segunda mitad para completar hasta ahora un total de 165 en 10 jornadas. «Contamos con él. Si está para jugar, lo hará. Si no, no lo hará. Está lejos de su mejor nivel, pero nuestra obligación es trabajar con él para que vuelva a alcanzarlo», dijo ese día el míster amarillo.

El técnico jiennense, todo un trotamundos de los banquillos con más de 22 años de carrera y los últimos seis cursos, contando el actual, en el Villarreal B, con 64 años y mucho fútbol en su maleta, ve lo que todo el mundo, que Ontiveros está lejos de su mejor momento y desde luego en esa lejanía no le ayuda el escaso punto físico que muestra. Sus entradas al césped pegado a la cal tienen 15 o 20 minutos de ebullición y después cae mucho su aportación. 

Sus comienzos

El extremo, que llegó a ser internacional sub-19, mostró todas sus condiciones, el desborde y la capacidad técnica, la asistencia y la llegada, en el Atlético Malagueño y empezó con buen pie su andadura en el primer equipo, cesión al Valladolid incluida. Fue una petición de Javi Calleja para el Villarreal y jugó 30 partidos con solo 7 titularidades en el curso 19-20. Con la llegada de Emery su momento en el 'submarino' se acabó y tuvo que marcharse en enero de la 20-21 al Huesca para intentar una permanencia en Primera no lograda, aunque en el cuadro azulgrana si tuvo presencia en 20 partidos y dos goles.

De regreso a Villarreal y sin que Emery se parara un segundo a pensar en él, tomó rumbo a Osasuna después de dejar plantado y con el acuerdo hecho para su retorno al Málaga. Primó el futbolista seguir en la élite, pero en Pamplona apenas jugó para irse en enero al Fuenlabrada, ya en Segunda,  y tener minutos y una aportación de más a menos. El descenso significó su regreso a La Cerámica y la constatación de su declive. 

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