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De catedral a basílica

El 25 de junio se cumplen 76 años del nombramiento del Pilar de Zaragoza como basílica

Basílica del Pilar

Basílica del Pilar

En la actualidad, el nombre lo asociamos a un tipo de templo cristiano, pero su origen no fue así. El término basílica viene del mundo grecorromano, y su evolución hasta ser un templo cristiano proviene especialmente de la Antigua Roma. En esta, las basílicas eran unos edificios de gran importancia pero que normalmente no estaban destinados a un uso religioso sino cívico. Eran unos de los edificios más importantes de cualquier ciudad del Imperio romano, y estaban destinados a ser un espacio donde realizar actividades comerciales, cerrar tratos de negocios importantes, y sobre todo a ser el lugar en el que se celebraban asuntos judiciales. En la propia ciudad de Roma existieron varias a lo largo de los siglos, siendo quizás una de las más famosas la Basílica de Majencio, situada cerca del Coliseo y donde entre sus restos se encontraron los fragmentos de la enorme estatua del emperador Constantino I.

Un emperador que fue el primero en comenzar a impulsar el cristianismo desde el poder, primero gracias al famoso Edicto de Milán del año 313 d.C. en el que se dejó de perseguir definitivamente a los cristianos, y también gracias a que apoyó el Concilio de Nicea en el que se pusieron las bases fundamentales y los dogmas del cristianismo que acabaremos conociendo como Católico. El apoyo del emperador fue mucho más allá, e incluso cedió terrenos para la construcción de los primeros grandes templos de los cristianos ahora que estos ya no tenían que esconderse para practicar su fe. Es en ese momento cuando el cristianismo comienza a adoptar la planta de las basílicas romanas para sus primeros templos. Unos edificios que tenían planta rectangular y estaban divididos internamente en varias naves (normalmente tres), siendo siempre impares dado que los romanos consideraban que este tipo de números eran fastos mientras que los pares eran nefastos.

Con el paso de los siglos, la cristiandad fue adoptando otro tipo de plantas para sus templos, como las de cruz griega y sobre todo cruz latina, tan visible por ejemplo en las grandes catedrales góticas, barrocas y neoclásicas. Así, el concepto de basílica pasó de ser algo arquitectónico con una tipología de edificio a un tema litúrgico en el que los papas tienen la prerrogativa de dar a una iglesia la dignidad de basílica dada su importancia histórica, a la existencia de reliquias importantes, o por ser un gran centro de peregrinación.

En el caso de Zaragoza, la ciudad cuenta con dos basílicas, la ya conocida del Pilar, y la de Santa Engracia. Y es así como toca concluir por el principio. Con un templo que lleva siendo basílica desde hace menos de un siglo pero que se conoce como tal mientras que lleva siendo catedral, una dignidad mucho más importante en la jerarquía eclesiástica que supone ser sede de un arzobispo, desde hace casi tres siglos y medio y que parece ha sido casi «olvidado» hasta por los propios zaragozanos en una de esas ironías del destino que a veces nos prepara la Historia.