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La primera cruzada

El 15 de julio del año 1099 los cruzados conquistaron la ciudad de Jerusalén

Conquista de Jerusalén en el año 1099.

Conquista de Jerusalén en el año 1099. / SERGIO Martínez Gil HISTORIADOR Y CO-DIRECTOR DE HISTORIA DE ARAGÓN

Sergio Martínez Gil

Sergio Martínez Gil

Las cruzadas siguen siendo a día de hoy unos acontecimientos históricos que llaman la atención de historiadores, aficionados a la Historia, y que siguen alumbrando historias en obras de literatura y producciones cinematográficas. Los Santos Lugares estuvieron en manos cristianas hasta el siglo VII, cuando a partir de la década del 630 los árabes, islamizados en muy pocos años por el profeta Mahoma, salen de la península Arábiga e inician una extraordinaria expansión militar que en apenas un siglo les llevará a dominar todo el norte de África, Oriente Próximo, llegarán hasta las puertas de la India y China, conquistarán casi toda la península Ibérica e incluso se adentrarán bastante en lo que hoy en día es Francia.

Si nos centramos en Oriente Próximo y Mesopotamia, eran hasta entonces dos los grandes imperios los que dominaban la región, y que poco antes de la llegada de los musulmanes se habían enfrentado en una guerra que los había dejado totalmente exhaustos: el Imperio romano de Oriente o Imperio bizantino y el Imperio persa. Este último terminó totalmente destruido, mientras que los bizantinos perdieron la mitad de su imperio, que comprendía sus posesiones en la actual Túnez, Egipto y toda la franja costera del Mediterráneo oriental. Es en ese momento cuando esos lugares sagrados para las tres religiones del libro, tanto el judaísmo, como el cristianismo y el islam, acaban dominados por el Imperio islámico.

Eso no frenó del todo las peregrinaciones de cristianos que acudían desde Europa, pero con el paso de los siglos estas se fueron haciendo cada vez más complicadas y peligrosas. Y eso es lo que nos lleva al año 1095, cuando el Imperio bizantino se encontraba en un grave peligro ante el expansionismo en la región de Anatolia de los turcos selyúcidas, especialmente desde la victoria que estos habían logrado en la Batalla de Manzikert en el año 1071. El emperador Alejo I Comneno envió una delegación a Occidente solicitando ayuda militar para afrontar esta amenaza, lo que llevó al papa Urbano II a convocar un concilio en la ciudad francesa de Clermont. Allí mismo, el pontífice dio un famoso discurso exhortando a toda la cristiandad a recuperar los Santos Lugares con la famosa frase «Deus vult»; «Dios lo quiere». Su llamamiento tuvo un éxito que superó con creces las previsiones, y gracias a otros predicadores por toda Europa se formó la llamada «cruzada de los pobres». Unas 40.000 personas, con algunos pequeños nobles y sobre todo miles de campesinos sin experiencia militar, se pusieron en marcha y empezaron a cruzar Europa a pie, provocando no pocos problemas. Una cuarta parte murió por unas causas u otras por el camino, y el resto consiguió llegar hasta Anatolia (actual Turquía), para ser aplastados por los experimentados turcos.

Fotograma de la película 'El reino de los Cielos', ambientada en las Cruzadas.

Fotograma de la película 'El reino de los Cielos', ambientada en las Cruzadas.

Mientras tanto se había estado preparando la Cruzada de los barones o de los príncipes, mucho mejor organizada y en la que participaron grandes nobles venidos de todas partes. Así se dio inicio a la Primera cruzada (1096-1099), aunque es cierto que ya había habido dos ocasiones en las que un pontífice había llamado a la guerra santa, como fueron la conquista de Sicilia por los normandos en el año 1061 o la cruzada de Barbastro del año 1064, impulsada por el rey aragonés Sancho Ramírez.

Una vez llegaron a Anatolia, los cruzados alcanzaron importantes victorias y empezaron a conquistar posiciones importantes como la ciudad de Antioquía para después seguir su camino hasta Jerusalén, por entonces dominada por los fatimíes de Egipto. Los cruzados llegaron ante los muros de la ciudad en junio del año 1099 comenzando el asedio en el que se utilizaron grandes torres de asalto. En ese papel fue muy importante el vizconde Gastón de Bearn, que años más tarde y en estrecha alianza con Alfonso I el Batallador, participó activamente en la conquista de Zaragoza del año 1118 por parte del reino aragonés.

Jerusalén, en la actualidad.

Jerusalén, en la actualidad. / ABIR SULTAN

Jerusalén cayó el 15 de julio del año 1099, a lo que le siguió una terrible matanza por parte de los cruzados, quienes asesinaron a miles de personas, hombres, mujeres y niños, ya fueran musulmanes, judíos o incluso cristianos de confesiones distintas a la católica. Algunos de los cruzados que participaron en la masacre dejaron escrito que la sangre les llegaba hasta los tobillos y que incluso en algunos lugares los cadáveres flotaban. Los más «piadosos», o así se autodenominaban, se contentaban con decapitar a sus víctimas, pero también se relatan muchos casos en los que la población de Jerusalén era asaeteada hasta la muerte o quemada viva incluso en sinagogas y mezquitas. Tras estas conquistas se crearon varios Estados cristianos en la zona, destacando especialmente el reino de Jerusalén. Era el comienzo de una nueva etapa en la que los Santos Lugares serían testigos de la lucha de los hombres por dominarlos.

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