RESEÑA LITERARIA

Los libros aragoneses de Domingo Buesa: La sal en las tierras de Zaragoza

Miguel Calvo es el autor de este atractivo libro en el que nos habla con acierto de la historia de este condimento y les ofrece un aparato gráfico con sus anotaciones que es otro libro

Miguel Calvo Rebollar, a la derecha, en la presentación de ‘La sal en la provincia de Zaragoza’.

Miguel Calvo Rebollar, a la derecha, en la presentación de ‘La sal en la provincia de Zaragoza’. / EUROPA PRESS

Domingo Buesa

Domingo Buesa

El libro que hoy destacamos ha pasado muy desapercibido, aunque es muy importante porque atiende un tema fundamental para nuestro reino de Aragón: la sal, que además de ser un elemento imprescindible para nuestra vida es un bien de tanta importancia que los reyes siempre lucharon para controlarlo y poseerlo. Y digo que es de interés porque Aragón es una tierra con grandes explotaciones de sal, desde el norte al sur, tal como indicaba Dormer ('Observación histórica sobre el Derecho de la sal en el Reyno de Aragón', 1684), lo confirmaba Asso ('Historia de la economía política de Aragón', 1798) o mostraban las actas (Huesca, 2021) del 'III Congreso Internacional sobre la sal: Explotación histórica de la sal. El patrimonio de la sal', celebrado en Peralta de la Sal. 

Hablamos de un mundo que incluso provocó un buen trabajo de fin de master ('La sal en el Reino de Aragón en la Edad Media: una selección documental (siglos XII-XV)', obra de Alfredo Auñón, Zaragoza, 2021) que les dará una idea bastante general del asunto con su lectura en la red. Pero, si quieren profundizar porque les apetece saber más de sus tierras, acudan a Sergio Falguera (salinas de la Litera y Ribagorza, 2004), Elvira Cuesta (salinas turolenses de Royuela, 2006), Francisco Martín (salinas de Ojos Negros, 2009), Joaquín Melendo (la sal y el monasterio de Piedra, 2010), Juan Rodríguez (la sal de Naval, 2015) o a Anabel Lapeña hablando de San Juan de la Peña y la sal (1984)... 

Gran aparato gráfico

Todas estas publicaciones les guiarán bien, pero no olviden que Miguel Calvo Rebollar, con Guiomar Calvo, se lanzaron (Prames, 2020) a estudiar la 'Sal y salinas en la provincia de Huesca'. Y que un año después Miguel Calvo escribió su ponencia sobre 'Sal y salinas de Aragón'. Estudio que no quedó en ello, porque precisamente Miguel Calvo es el autor de este atractivo libro en el que nos habla con acierto de la historia de la sal en tierras zaragozanas y, con extraordinario acierto, les ofrece un aparato gráfico con sus anotaciones que es otro libro. Hay fotos antiguas y modernas, dibujos de los sistemas de transporte de la sal, desde el burro al barco, planos para ver cómo eran estas explotaciones, cómo se comercializaba la sal con etiquetas muy curiosas, documentos que son claves para entender devociones e incluso denuncias a los ciudadanos, de bien, a los que cogían robando sal.  

Y sepan que este interesante libro les explica las minas de Remolinos y Torres de Berrellén, el patrimonio minero de Remolinos, las salinas de manantial -en la sierra de Pardo o en Undués de Lerda, para uso del ganado- y algunas lagunas saladas como la famosa de Gallocanta, una de las más grandes de Europa, o la de Mediana, que comercializó las Sales del Pilar que incluso eran «infalibles contra la obesidad» y servían para preparar «la mejor y más económica agua de mesa». Y, por supuesto, la laguna de Sástago, donde todavía quedan ruinas de las casas de los obreros, almacén, capilla, el horno de pan o el cuerpo de guardia que defendía la explotación.

Es lógico, recuerden que en el inicio tuvimos lagos sin salida al mar que fueron convirtiéndose en salados, salinas que explotaron los romanos mientras explicaban al mundo que había una montaña de sal más allá del Ebro, con un viento «que llena la boca al hablar» y empuja a un hombre armado. Son notas curiosas que nos explica Miguel Calvo, en este caso referidas a Remolinos, con cuya sal hicieron en Tauste la lejía Batán. Pero, estas cosas las descubrirán en este curioso y atractivo estudio que edita la Diputación de Zaragoza dentro del proyecto MOMAr para dinamizar zonas poco pobladas a través de su patrimonio cultural y natural

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