Día de la patología

Emilio Vega, enfermo de esclerosis múltiple: “En cuatro años pasé de correr la media maratón a estar en una silla de ruedas”

“Hay cosas que no puedes hacer con la familia pero te vas quedando con las prioridades justas”, asegura este zaragozano de adopción, al que diagnosticaron con 43 años

Emilio Vega tiene 53 años y desde hace una década padece esclerosis multiple.

Emilio Vega tiene 53 años y desde hace una década padece esclerosis multiple.

Eva García

Eva García

A Emilio Vega le cambió la vida a los 43 años. Llevaba tiempo “sintiendo cosas raras”, como tropiezos, que “no podía subir bien las escaleras” o un día “echabas a correr y pensaba que era como un mareo pero era una pérdida de equilibrio”. Pero era “una rutina” y pensaba que era cansancio o estrés por el trabajo. Sin embargo, le dio un brote fuerte y “me quedé paralizado de cintura para abajo”. Y en un mes le dieron el diagnóstico: esclerosis múltiple.

Este militar vallisoletano, afincado en Zaragoza, intentó seguir con su vida normal. Los compañeros “me ayudaron mucho” y aguantó todavía trabajando un par de años. Intentaba llevar su rutina, pero “ya nada era igual, te convences de que no estás tan mal”. Conoció a gente que tenía esclerosis múltiple y que aunque los primeros años les fue mal “luego se estabilizan” y él pensaba que sería igual, “pero no”. Emilio pasó en cuatro años “de correr la media maratón de Zaragoza a estar en una silla de ruedas”.

Ahora camina con muletas, pero solo “cien metros o media hora porque más no puedo, tengo que ir en silla de ruedas”, explica. Tiene claro que la vida le ha cambiado, y también que “se va adaptando para ser lo más útil posible”, reconoce. Asegura que puede hacer muchas cosas, “mi cuerpo me deja hacer muchas cosas”; hace la cama, cocina, acude a Fadema (Federación Aragonesa de Esclerosis Múltiple). “Todavía no hay que estar muy pendiente de mí todavía”, dice.

En cuanto al coste económico de la enfermedad, afirma que “igual no todo el mundo puede, pero es asumible”. Lo más duro que tiene la esclerosis múltiple, para Emilio, es que ha cambiado no la relación con la familia pero sí las cosas que hace con sus hijos. “A los dos les gusta el gimnasio y me hubiese gustado ir con ellos y estar los tres; eso sí me sentó mal”, señala; pero el optimismo le hace pensar que “te vas quitando prioridades y te quedas con las justas”.

Sus hijos han llevado diferente la enfermedad. “La chica, peor, y el chico, lo que ha pensado se lo ha guardado, pero ya son mayores y bien”, explica.

Emilio acude a Fadema a fisioterapia. “Lo que hacen es potenciar la parte que puedes mover” y la que no puedes, lo hacen ellos “t lo activan”. En su caso, el equilibrio es muy malo y la mayor parte de las sesiones se dedican a trabajar el equilibrio, concluye.