UN PROYECTO ESTRATÉGICO PARA LA CAPITAL ARAGONESA

La Romareda: menos de 20 días para resolver un problema de más de 20 años

La RFEF ha pedido a Zaragoza que tenga lista una solución para el nuevo estadio antes de que acabe el mes, cuando aún no se sabe quién ni cómo formará parte de la operación

Así será el interior de la nueva Romareda según el anteproyecto diseñado por César Azcárate.   | IDOM / REAL ZARAGOZA

Así será el interior de la nueva Romareda según el anteproyecto diseñado por César Azcárate. | IDOM / REAL ZARAGOZA / IVÁN TRIGO

Iván Trigo

Iván Trigo

Más de dos décadas lleva el Ayuntamiento de Zaragoza intentando construir un nuevo campo de fútbol en la ciudad. Y después de tres fiascos (y medio), los responsables del consistorio apenas cuentan con una veintena de días para tener lista una solución. Una fórmula que jurídica y económicamente permita levantar un estadio que, además de hospedar al Real Zaragoza, sirva como sede para el Mundial del año 2030, en el que España tendrá un papel protagonista. ¿Hay tiempo?

Desde el Gobierno municipal del PP aseguran que hay margen para encontrar esa fórmula mágica antes de que acabe el mes, puesto que dar con la solución no tiene por qué significar tenerla atada. Simplemente saber cómo hacerlo para poder hacerlo. El ayuntamiento cuenta ya con el sí del Gobierno de Aragón y el Real Zaragoza para aportar dinero. Ibercaja también podría participar. Y en el punto de mira está la DPZ, que no solo es importante para que la cuenta salga más barata para cada una de las partes, sino porque garantizaría la paz entre el PSOE, que gobierna la institución provincial, y el PP, que manda en el Pignatelli y en la plaza del Pilar. Si la diputación entra en la operación los ánimos se calmarían, aunque hablando de La Romareda nunca hay que dar nada por sentado.

Y es que la guerra política ha marcado la historia de la no construcción de las diferentes nuevas Romaredas que se han planteado en las últimas dos décadas. A principios de este siglo el alcalde José Atarés (PP), que gobernaba en coalición con el PAR, intentó llevarse el estadio a Valdespartera y recalificar la parcela frente al Miguel Servet para construir vivienda. Ricardo Bofill se encargó de diseñar el proyecto.

Solo faltó entonces licitar el proyecto pero el PP perdió la alcaldía en favor del socialista Juan Alberto Belloch, que paralizó la idea impulsada por Atarés y pergeñó su propio plan para conseguir que Zaragoza tuviera un nuevo estadio. En aquel intento, el Gobierno municipal, del PSOE y CHA, decidió dejar el estadio donde estaba.

El despacho de arquitectos de Lamela se encargó del diseño, que incluía una torre adjunta al campo. Las obras se detuvieron el mismo día en que las máquinas iban a entrar a trabajar. Un juez lo paralizó todo después de que el PP y el PAR llevaran la operación ante los tribunales.

La crisis económica

El tercer intento también vino de la mano de Belloch, que intentó trasladar el estadio a San José. Las obras tendrían que haber comenzado en 2009 y el primer edil socialista consiguió los apoyos del PP, del PAR y de IU, pero CHA se descolgó. La crisis económica terminó entonces enterrando esta tercera intentona, que ya contaba con un proyecto del arquitecto zaragozano Joaquín Sicilia. En estos tres intentos el Ayuntamiento de Zaragoza se dejó más de siete millones de euros por el camino.

Durante el mandato de Zaragoza en Común, Pedro Santisteve también encargó un proyecto para reformar la actual Romareda. Se trataba de un plan sin demasiadas ínfulas y sencillo, pero no dio tiempo. Jorge Azcón llegó a la Alcaldía en 2019 y comenzó a tejer su propio plan.

En un primer intento fracasó. Ideó vender una serie de parcelas en la ciudad para construir vivienda y financiar la reconstrucción del estadio. El PSOE se mostró en contra de lo que consideró un «pelotazo urbanístico». El covid se encargó de rematar el proyecto.

Fue entonces cuando se le apareció la Virgen al alcalde Azcón. El Zaragoza cayó en manos de una nueva propiedad dispuesta a invertir. El nuevo presidente del club, Jorge Mas, aseguró que podía financiar al 100% las obras del estadio a cambio de hacerse con la gestión y la explotación del campo. Y la candidatura de España para ser la anfitriona en el Mundial de 2030 obligó a meter una marcha más.

Pero había un problema. El PP nunca consiguió atar los apoyos de la izquierda municipal. Y con unas elecciones de por medio, las del pasado mes de mayo, La Romareda se convirtió en un arma electoral. Los populares ganaron los comicios con la promesa de levantar un nuevo estadio en el mismo emplazamiento que el actual, pero un recurso de Podemos ante el Tribunal Administrativo de Contratos (TACPA) acabó espantando al Real Zaragoza, que alegó dificultades para conseguir la financiación necesaria para construir el estadio por la «falta de seguridad jurídica».

Y en esas estamos ahora. Sin un plan todavía definido y con la exigencia, por parte de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), de tener una solución viable pensada antes de que acabe el mes si Zaragoza quiere ser sede en el Mundial de 2030.

La fórmula parece que pasará por la conformación de una sociedad en la que entren el Ayuntamiento de Zaragoza, la DGA y el club. Ibercaja podría ayudar y la DPZ no está convencida todavía. Pero el Gobierno municipal del PP, con Natalia Chueca al frente, está explorando otras muchas vías. Cuantos más formen parte de la operación, menos tendrá que poner cada uno. Entidades bancarias, fondos de inversión e incluso el Banco Europeo de Inversiones están en el punto de mira del equipo de la alcaldesa de la capital aragonesa.

Lo que ya tienen asumido en el ayuntamiento es que tocará poner dinero. Y ya. En el presupuesto del año que viene habrá una partida dedicada a la nueva Romareda, aunque no todo lo que tendrá que salir de las arcas municipales. La idea ahora es poder repartir la inversión del consistorio en varias anualidades para evitar, en la medida de lo posible, endeudarse. Y aquí la venta de suelo para construir vivienda y conseguir cash podría volver a entrar en la ecuación.

Son 140 millones lo que se prevé que cueste el nuevo estadio, este diseñado por César Azcárate, y unos 70 tendrán que aportarse directamente por los socios que formen parte de la operación. El resto se podrá financiar y pagar más adelante. Quedan menos de 20 días para encontrar una solución definitiva a un problema que lleva 20 años coleando. La Virgen del Pilar, con experiencia en esto de los milagros, tiene trabajo.