Así queda la nueva Romareda: 17 meses de ilusión y solo 8 para obrar el milagro

Los dueños del Real Zaragoza y los gobiernos de Zaragoza y Aragón se ponen a trabajar en una solución con ocho meses de margen y sabiendo que si el TSJA dicta sentencia a su favor igual llega con otra fórmula de pago sobre la mesa o aprobada para llegar a tiempo de ser subsede del Mundial 2030.

La paralización del concurso ordenada por el TACPA solo estuvo vigente 21 días, al anularse con las cautelares posteriores del TSJA pero lo que se recibió como un "alivio" acabó convirtiéndose en un muro insalvable para presentar una oferta a la licitación en solo 47 días

Jorge Azcón y Natalia Chueca, del PP, en el palco de La Romareda junto a Raúl Sanllehí, la pasada temporada.

Jorge Azcón y Natalia Chueca, del PP, en el palco de La Romareda junto a Raúl Sanllehí, la pasada temporada. / JAIME GALINDO

David López

David López

El Real Zaragoza quiere construir la nueva Romareda pero le es "imposible". El "compromiso" expresado hasta por el multimillonario Jorge Mas, presidente de la entidad, nada más renunciar a presentar la esperada oferta al concurso público del Ayuntamiento de Zaragoza que parecía hecho a su medida ha dejado un poso de decepción en la afición blanquilla, similar a la vivida tres veces antaño, y de sorpresa en los máximos valedores del proyecto, el Gobierno del PP de Natalia Chueca, que se enteró de la decisión del club de renunciar a construirlo minutos antes de emitir el comunicado oficial este pasado jueves. Pero todos están obligados a reaccionar y aseguran que hay razones para creer en que aún se puede.

Quizá esta historia no es exactamente igual a la de otros proyectos fallidos. Porque ese nuevo estadio de cinco estrellas, 42.500 localidades y casi 140 millones de euros de inversión sin coste para las arcas municipales tiene margen para la remontada y varias vías de solución (rápidas y lentas) a las que ahora solo tienen un elemento de presión que es ajeno a si es legal hacerlo como se planteó, con una cesión del derecho de superficie a 75 años y de la gestión y explotación de las instalaciones en manos privadas a cambio de no pagar ni un euro de las obras con dinero público.

Recreación de la nueva Romareda presentada por César Azcárate e Idom en mayo de este año.

Recreación de la nueva Romareda presentada por César Azcárate e Idom en mayo de este año. / IDOM

Una de las que nadie se atreve a mentar estos días escapa precisamente a los principales actores del enésimo capitulo de suspense en este proyecto llamado nueva Romareda. Se trataría, precisamente, de que el órgano judicial que debe dirimir si esta operación es legal o no sentencie a tiempo. En sus previsiones, durante este verano, se dejó entrever que podría pronunciarse antes de final de año. Y aunque con la Justicia nunca se puede hacer planes, la tradición manda que con el nuevo estadio para el Real Zaragoza siempre lo haga en el momento más inesperado.

¿Si llegó a parar una reforma en 2006 con las máquinas dentro y a punto de empezar, por qué no iba a hacerlo ahora con un fallo que arrojaría certidumbre a esos mercados llamados por el Real Zaragoza para lograr la financiación externa necesaria? Sin duda, si su veredicto fuera el de invalidar la resolución del Tribunal Administrativo de Contratos Públicos de Aragón (TACPA), incluso sin ser firme porque admitiría llevarlo ante el Tribunal Supremo, desaparecería esa "inseguridad jurídica" en la que se ha basado la renuncia del club a adjudicarse la construcción de la nueva Romareda. O al menos obligaría a quien fuera a dar el paso de elevarlo ante el Alto Tribunal, harto complicado ya sin cita electoral a la vista.

Sin embargo, el paso del tiempo viendo con perspectiva el desenlace de esta semana, ayuda a entender cómo una ilusión como la de lograr el nuevo estadio que ya duraba 17 meses en Zaragoza no puede desvanecerse en 48 horas. Y cómo los hitos de este idílico paseo triunfal de los dueños del club, de la mano del PP de Jorge Azcón y Natalia Chueca, ahora tienen ocho meses de carrera contra el reloj por un motivo que se conocía desde hace meses.

Las dos fechas claves en lo judicial están muy presentes: 4 de julio de 2023, cuando el TACPA no solo atiende el recurso de Podemos contra la licitación del ayuntamiento sino que la paraliza asegurando que esto es una concesión administrativa, no un contrato patrimonial, y el 25 de julio, que es cuando el TSJA dicta unas medidas cautelares que anulan esa paralización, anticipa, lo que podría ser un posicionamiento claro a favor de la adjudicación y habla incluso del "daño irreparable" que estaría causando un órgano como el TACPA que no era el competente para juzgar esas dudas legales.

Solo 21 días de diferencia y el futuro de la nueva Romareda cambiaba radicalmente. Eso sí, el asunto en cuestión pasaba a la Justicia ordinaria de la mano del propio ayuntamiento para desatascar el concurso público y el TSJA no emitía una sentencia sino unas medidas cautelares. Quizá hoy esto tiene una significación especial a la hora de hablar de inseguridad jurídica en los mercados financieros. Pero lo más relevante de cara a creer en una solución para construir el nuevo estadio es plantearse que quizá el consistorio, la DGA y el club acuerden una fórmula de financiación distinta y luego los jueces les den la razón a la que ya tenían pactada. Si se pronuncian dentro de un mes, es posible que dé tiempo, pero si lo hacen dentro de seis, quizá ya sea tarde para dar marcha atrás.

Todo, al final, es una cuestión de confianza entre los socios de esta inversión, los públicos y los privados. Pero la cronología de esta historia ayuda a pensar que la que existe con la entidad que preside Jorge Mas es mucho mayor que con los partidos políticos que están llamados por la alcaldesa a explorar una solución de urgencia. ¿Cuál es el plazo? En el ayuntamiento tienen claro que 8 meses para acordar la fórmula, impulsarla, tramitarla y aprobarla con todos los informes necesarios. ¿Cuál será? Nadie lo sabe.

Lo cierto es que la confianza que se tiene en los dueños del Real Zaragoza es máxima. Incluso a pesar de que la decisión de no presentarse al concurso público que expiraba el pasado día 15 no se conociera en la casa consistorial. Quizá sí las dudas o las dificultades para cerrar una operación financiera pero no la renuncia definitiva. Una confianza que también lleva labrándose desde el 24 de mayo de 2022 con la primera visita de Jorge Mas a Zaragoza.

Azcón, Sanllehí y Felipe Faci, entonces representante de la DGA, mostrando unidad para ser sede del Mundial 2030, en octubre de 2022.

Azcón, Sanllehí y Felipe Faci, entonces representante de la DGA, mostrando unidad para ser sede del Mundial 2030, en octubre de 2022. / EL PERIÓDICO

Les unió darle un nuevo rumbo al club y creer en que de su mano llegaría un proyecto deportivo con el que creer en su regreso a la élite del fútbol español. Y dos meses más tarde, el 22 de julio de 2022, esa imagen de unidad en la sede de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) apostando por ser subsede en ese Mundial 2030 por el que España apostaba fuerte.

Aunque otra fecha importante en esta cronología es la del 21 de febrero de 2023. Es la de la cita, de nuevo en Las Rozas, en la que la Federación avisaba de que las ciudades que tenían en mente reformar o construir nuevos estadios para la cita mundialista tenían que aportar avales económicos y jurídicos de que se llegaría a tiempo, y que sus planes pasaban por perfilar una candidatura más o menos definida en la primavera de 2024, en abril, porque la FIFA designaría sede del Mundial 2030 en el último trimestre del año próximo. Aunque también salían con otra fecha marcada en el calendario, la de septiembre de 2023, que presumiblemente sería el momento de decidir qué 11 de las 15 ciudades posibles a ser subsede en España pasaría la criba de la RFEF.

En ese momento no estaba garantizado cuándo ni cómo se sacaría a concurso público, ni siquiera qué estadio se quería hacer. Lo primero llegaría 43 días más tarde: el 5 de abril se sacaba la esperada licitación: en juego, un derecho de superficie por 75 años sobre la parcela municipal para el "equipamiento deportivo privado, usos coadyuvantes al mismo y usos terciarios", para que el adjudicatario "redacte el proyecto para la construcción del nuevo estadio municipal de futbol, lleve a cabo su ejecución y la gestión y explotación del mismo".

Casi un mes después, otra fecha ahora muy relevante: el 2 de mayo, Podemos recurre la licitación al TACPA. Pero con varios matices importantes. El primero, la formación morada no pidió la paralización cautelar del concurso, al entender que fructificaría con total seguridad y eso haría peligrar las aspiraciones de ser subsede mundialista. El segundo, que esa cesión del derecho de superficie se calculaba en 30,8 millones de euros y no era correcto porque excedía el precio permitido para ser considerado un contrato privado y se asemejaba a cuna concesión administrativa, motivo que abrazó el TACPA para motivar dicha paralización solo dos meses después.

Pero antes de hacerlo, otra fecha importante: el 12 de mayo de 2023. El Real Zaragoza presentaba el diseño de la nueva Romareda, la imagen del estadio que ya está instalada en la retina de todo el zaragocismo y el anteproyecto del arquitecto César Azcárate y la prestigiosa firma Idom detrás de él. Fue el aldabonazo definitivo, ahí se empezó a creer de verdad que esta vez sí habría estadio nuevo para Zaragoza. Y la evidencia de que el club no esperaba que fructificara ese camino emprendido por Podemos en el TACPA.

Sanllehí y Azcárate estrechan sus manos el día de la presentación del proyecto de la nueva Romareda.

Sanllehí y Azcárate estrechan sus manos el día de la presentación del proyecto de la nueva Romareda. / E. P.

No gustó demasiado a los partidos de izquierda en el ayuntamiento, un anuncio así a 16 días de las elecciones municipales y autonómicas... Pero más allá de si hubo o no motivación política en ello, ayuda a entender que lo que hoy es el motivo de su renuncia entonces no fue impedimento para mostrar a Zaragoza que los nuevos dueños del club iban muy en serio con lo de hacer y costear el nuevo templo de los zaragocistas.

Luego llegó el 28M y la victoria incontestable en las urnas del PP al obtener 15 de los 31 concejales en el ayuntamiento, así como la desaparición de Podemos de la corporación municipal. ¿Fue por su decisión de recurrir la licitación de la nueva Romareda? Nunca se sabrá a ciencia cierta pero hoy, ya fuera del debate municipal, ni siquiera va a tener opción de defenderse en el salón de plenos cuando el Gobierno lleve a debate esa búsqueda contra el reloj de una fórmula de pago distinta a la escogida para que saliera gratis.

La última fecha a tener en cuenta en este tránsito que desembocó en la renuncia del pasado 14 de septiembre es la del 29 de julio. Se acababan de dictar las cautelares del TSJA anulando la paralización del concurso y el director general del Real Zaragoza, Raúl Sanllehí, admitía públicamente el "alivio" que producía el fallo y la certeza de que cumplirían lo prometido. Se ponían a trabajar en la búsqueda de avales que financiaran la operación para adjudicarse el concurso y levantar ese estadio de 140 millones de euros.

La alcaldesa Natalia Chueca comparecía tras la renuncia del Real Zaragoza el pasado jueves.

La alcaldesa Natalia Chueca comparecía tras la renuncia del Real Zaragoza el pasado jueves. / Ayuntamiento de Zaragoza

En apenas mes y medio, solo 47 días, se truncaron todas las certezas fabricadas en más 15 meses. Por la "inseguridad jurídica" que el club dice haberse encontrado en el mercado. Y sin que se pronuncie el TSJA todavía, solo queda una certeza: el nuevo campo se hará en ese suelo municipal, para ahuyentar los fantasmas que puedan generarse. Todo lo demás habrá que despejar lo en los próximos ocho meses. Porque para el ayuntamiento la única fecha que no se mueve es la de julio de 2024, que es cuando aseguran que comenzarán las obras de la nueva Romareda. ¿Hay razones para creer? Las que sean capaces de fabricar a partir de ahora.