Azcón promete una "mirada larga y ambiciosa" para Aragón en España

Jorge Azcón se ha comprometido con Aragón y con España en su toma de posesión como nuevo presidente de la comunidad autónoma ante 400 invitados en el Palacio de La Aljafería. El escenario, el Patio de Santa Isabel de un monumento que hoy en día es la sede de la soberanía autonómica y que siglos atrás fue testigo de las mayores etapas de esplendor de la historia aragonesa, engrandeció sus palabras.

Pero más que fijarse en la idiosincrasia aragonesa, el político del PP se ciñó especialmente a esa parte de la historia en la que Aragón fue el germen de España. El nuevo jefe del Ejecutivo aragonés se compromete, como hiciera también su antecesor, el socialista Javier Lambán, a ser parte indispensable de la gobernabilidad del país frente a quienes "quieren desmembrarlo", con la defensa del Estatuto de Autonomía y de la Constitución Española por bandera.

Azcón toma posesión como presidente de Aragón

Durante veinte minutos, Jorge Azcón ha pronunciado un discurso más en clave nacional que de proyecto político que gustó a los propios y disgustó a la oposición. El presidente ha vuelto a emocionarse, como hiciera al ser elegido en las Cortes de Aragón y también al despedirse de la corporación municipal en el Ayuntamiento de Zaragoza.

Ante la presencia de su mujer y sus dos hijos, dedicó buena parte de su alocución a comprometerse no solo para los próximos cuatro años sino a dejar un "legado" palpable para las generaciones futuras, y con el objetivo de erradicar la desafección política de los más jóvenes. Por el contrario, poco desgranó de cómo quiere que sea ese Aragón del futuro, cuáles serán sus aportaciones cuando culmine su paso por el Pignatelli.

Con puntualidad británica, el acto de la toma de posesión ha empezado a las 11.00 horas con la Marcha de los Reyes de Aragón sonando de fondo y la llegada de la comitiva formada por el presidente electo, el presidente saliente, Javier Lambán, la Mesa de las Cortes y la presidenta del Parlamento.

Tras la bienvenida por parte de la presidenta de la Cámara, Azcón ha jurado el cargo a las 11.03 horas y ha comenzado su primer discurso como presidente del Gobierno. El primer aplauso ya ha emocionado a un Azcón que admite ser de lágrima fácil y que desde el inicio ha asegurado que presidir el Gobierno es "el mayor orgullo que puede tener cualquier aragonés".

Una mirada larga, elevada y ambiciosa

"Dirigiré mi Gobierno con el objetivo de desplegar una mirada ambiciosa", ha asegurado el nuevo presidente autonómico, que ha recordado a un profesor de su etapa como estudiante, que le enseñó la necesidad de atreverse a mirar más allá: "Tenemos que tener una mirada larga, elevada y ambiciosa". A esa vista al futuro quiere incorporar a los ciudadanos, "cada uno desde su responsabilidad", para ser ejemplo positivo para las generaciones futuras.

Adelantando que serán las futuras generaciones las herederas de las políticas actuales, Azcón ha pedido el compromiso de los presentes para "pensar en nuestros niños y que cada uno lo haga desde la responsabilidad que le ocupa". Azcón ha manifestado que hoy "vuelve a iniciarse una nueva oportunidad para tratar de constituirnos en el mejor legado posible para las próximas generaciones de aragoneses".

Con esa "mirada larga, elevada y ambiciosa" que ha reiterado en su discurso, el político del PP aspira a concitar un "impulso individual y colectivo" para poner en marcha "grandes proyectos". En esta línea, se ha comprometido a "encontrar los objetivos y los destinos cuyos frutos merecen ser recogidos por los aragoneses para luego ofrecérselos a España y al resto de los españoles".

"El diálogo suena más fuerte que los gritos"

En ese afán de ser ejemplo para los jóvenes de hoy y los que vendrán, Azcón ha dejado una declaración de intenciones: "que el acuerdo es mejor que la imposición, que el diálogo suena mucho más fuerte que los gritos y que el esfuerzo es el único camino que conduce a la excelencia".

En sus palabras no han faltado las referencias a la Constitución y al poder emanado de las urnas. "El voto es sagrado", ha recalcado, para asumir "con humildad" que desde hoy le queda "un día menos para dejar de ser presidente de Aragón".

También para defender, ya en clave nacional, que "acceder al Gobierno debe ser la constatación y el reflejo último del deseo de los ciudadanos", algo que, "aunque está asumido por la mayoría, hay algunos que pretenden corromperlo".

"La voluntad de los ciudadanos no puede estar condicionada por minorías que pretenden deshacer una convivencia que nos ha llenado de prosperidad al conjunto de españoles en la mejor etapa de nuestra historia", ha alertado.

Por eso, aseguró que "ser leal a la nación" significa "participar en su construcción" y "evitar proyectos que pretenden desmembrar o deshacer esa nación que por fin encontró la democracia".

E insistió en que "se equivocan quienes quieren enfrentar a unos españoles con otros, a unos aragoneses con otros o a los aragoneses con el resto de españoles". Y aciertan, en su opinión, quienes "apuestan por la convivencia".

El nuevo presidente, todavía alcalde en su corazón, defendió que el Gobierno de Aragón es "la institución más cercana a la ciudadanía, solo por detrás del ayuntamiento de sus municipios". De nuevo con la emoción brotando de su garganta, concluyó pensando en ser "el mejor de los ejemplos" para las nuevas generaciones con "dedicación, complicidad y cercanía", para salvar la brecha que a menudo distancia a los jóvenes y la política.

Vox hace presidente a Azcón y Aragón inicia una era conservadora

En su primer discurso ha querido recordar "a quienes hicieron más grandes con su trabajo Aragón y España". Fernando el Católico, Goya, Buñuel, Ramón y Cajal, María Moliner, Baltasar Gracián, Miguel Servet, Pignatelli, Costa, Gargallo, Josefa Amar y Borbón, Avempace, Andresa Casamayor o Ramón J. Sender. Un guiño a lo aragonés que apenas ha llegado a compensar un discurso con más mirada nacional que autonómica.