LA TRANSFORMACIÓN DEL SECTOR FINANCIERO

La banca frena el cierre de oficinas en Aragón tras clausurar la mitad de la red

El ajuste en las sucursales pasa de aluvión a goteo al tocar fondo el proceso y mejorar el negocio bancario / En los nueve primeros meses de 2022 bajaron la persiana 29 frente a 89 del mismo periodo de 2021

La antigua oficina que Caja Castilla-La Mancha (CCM), desaparecida con la última crisis financiera, tenía en la plaza Paraíso de Zaragoza.

La antigua oficina que Caja Castilla-La Mancha (CCM), desaparecida con la última crisis financiera, tenía en la plaza Paraíso de Zaragoza. / EL PERIÓDICO

La escabechina de oficinas bancarias empieza a relajarse en Aragón. El goteo de cierres no cesa, pero tras 13 años en caída libre, el proceso de ajuste se ha frenado claramente en el último año. La comunidad cuenta ahora con 879 sedes de entidades de depósito, según los datos más recientes publicados por el Banco de España correspondientes al pasado mes de septiembre. En los últimos seis meses han bajado la persiana cinco (cuatro en el segundo trimestre de 2022 y una en el tercero), lo que supone una clara muestra de que se ha suavizado la reestructuración de la red comercial física. La banca ha echado el freno a un recorte que viene aplicando a rajatabla desde el estallido de la crisis económica de 2008, que supuso un torbellino para este sector por el pinchazo inmobiliario.

A falta de contabilizar el último trimestre, en 2022 se han clausurado 14 sucursales bancarias frente a las 80 que lo hicieron en el mismo periodo del año 2021. Tomando como muestra los últimos doce meses de la estadística oficial, la cifra de cierres asciende a 29, tres veces menos respecto a las 89 que desaparecieron en el ciclo precedente. Los datos muestran a las claras que el recorte se ha frenado, algo que corroboran fuentes de algunas de las principales entidades que operan en Aragón, que han guardado las tijeras en el cajón, al menos de momento.

¿Es el fin del ajuste o solo algo temporal? No está claro qué ocurrirá, pero desde el sector dan por completada grosso modo la redimensión de la red de oficinas, al menos de momento. El cambio de tendencia se constata al comprobar que el proceso de ajuste ha tocado hueso después de 13 intensos años de desapalancamiento. Y es que, el ajuste que se ha producido en los últimos 14 años ha sido descomunal. Desde diciembre del 2008, cuando se alcanzó el máximo histórico con 1.796 oficinas, han desaparecido 954, es decir, más de la mitad de las que operaban entonces (un 53,1% menos).

A pesar de todo, el recorte registrado en la comunidad autónoma es inferior al del conjunto de España, donde la banca ha bajado la persiana a 27.849 sucursales, lo que supone un recorte del 61%. De esta manera, han echado el cerrojo tres de cada cinco sedes del territorio nacional. La proporción del ajuste ha sido mayor aún en regiones como Cataluña (-72,5%), Comunidad Valenciana (-66,8%), Madrid (-66,5%), Baleares (-64,1%), Castilla y León, y Murcia (-61,3% en ambas).

Tras el más que notable ajuste, el número de oficinas bancarias en Aragón ha registrado el nivel más bajo de toda la serie histórica (que se inicia en diciembre de 1974) y en España ha regresado a los niveles existentes a mediados de los años setenta del pasado siglo. No obstante, en la comunidad, por su dispersión demográfica, la dotación de sucursales por habitantes es mayor que a nivel nacional.

En comparación con el año 2008, en la provincia de Zaragoza han cerrado 718 oficinas, en la de Huesca 169 y en la Teruel 71. Descendiendo al nivel comarcal, la mayor caída en términos relativos se ha producido en la Comunidad de Calatayud, donde han cerrado el 66,3% de la red, seguida de la comarca Central (-64,9%) y el Campo de Daroca (-60%). En Huesca, la más afectada ha sido la Jacetania, con un recorte del 60%, seguida muy de cerca por la Hoya de Huesca (-59,3%). Y en_la provincia del sur, el mayor descenso se registra en la Comunidad de Teruel, con una disminución del 46,3% de los establecimientos bancarios abiertos.

En sentido contrario, en Gúdar-Javalambre permanecen abiertas 14 oficinas, exactamente igual que en 2008, por lo que vuelve a ser la única comarca en la que no se han producido una reducción del número de oficinas bancarias. En Andorra-Sierra de Arcos y Matarraña los descensos han sido de menos del 15% y en otras como Bajo Aragón-Caspe, Maestrazgo, Ribera Baja del Ebro o Sierra de Albarracín, lo han hecho por debajo del 30%.

El ‘ladrillazo’ y la digitalización

El actual contexto del sector bancaria también ayuda a poner freno a los cierres. Las entidades se encuentran en cifras récord de beneficios, gracias al fuerte incremento de los tipos de interés tras un largo periodo en niveles bajos. Esto hace que ya no sea tan urgente y perentoria la reducción de los gastos de la estructura como lo ha sido en los últimos años.

El adelgazamiento de la red de oficinas está motivada por varias razones. El primer y mayor detonante fue el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. El boom de la construcción en los primeros compases del siglo XXI llevó a la banca española a un crecimiento desaforado de oficinas. El estallido de la Gran Recesión de 2008 supuso un duro correctivo sobre esta red, que se fue estrechando a marchas forzadas por la propia concentración del sector financiero que se activó con esta crisis y que ha continuado en la última década y media. Los sucesivos procesos de fusión han reducido el número de entidades financieras a una sexta parte. En este proceso se inscribe la absorción de Caja Inmaculada (CAI) por parte de Ibercaja.

El otro motivo de esta profunda reestructuración es la digitalización de los servicios bancarios, que ha ayudado a las entidades a ganar eficiencia y reducir al mismo tiempo costes operativos, un salto a internet que se intensificó con la pandemia. 

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