LA SITUACIÓN DEL COMERCIO

La calle Alfonso de Zaragoza pierde "su identidad" por el desembarco de las franquicias

Las cadenas y las marcas internacionales llenan muchos de los locales que se vaciaron hace unos años a costa de desplazar a los negocios «de toda la vida» y que aportaban singularidad a esta céntrica vía

Vista de la basílica del Pilar desde la calle Alfonso, una de las principales arterias de la capital aragonesa.

Vista de la basílica del Pilar desde la calle Alfonso, una de las principales arterias de la capital aragonesa. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Iván Trigo

Iván Trigo

La calle Alfonso de Zaragoza es uno de los ejes más icónicos de la capital aragonesa. Divide el Casco Histórico y en su momento fue el escaparate del comercio de la ciudad. Hoy esta vía ha sucumbido ante el desembarco de las franquicias y marcas internacionales, homogeneizando un paisaje que antaño era singular y que ahora está lleno de carteles y logos que se repiten en todas las grandes ciudades europeas. El último es el de Popeyes, una cadena de comida rápida especializada en el pollo frito que abrirá próximamente en la esquina con la calle Prudencio.

Lo positivo de este proceso es que, de unos años a esta parte, han encontrado inquilino muchos locales que llevaban tiempo vacíos, una situación que se pronunció con la pandemia, cuando se vaciaron muchos establecimientos. 

En la actualidad, el número de locales vacíos en la calle Alfonso no llega a la decena y la mayoría se concentran en la manzana comprendida entre la calle 4 de Agosto y Coso. En la parte más próxima a la plaza del Pilar apenas hay un establecimiento disponible que está tapiado, precisamente justo al lado del nuevo Popeyes.

Además, hay un par de locales cerrados que podrían abrir próximamente. Uno de ellos es el situado en la esquina con la calle Torre Nueva, donde estaba Ibercaja, que se está acondicionando. En la licencia aparece el nombre de Tartas La Zaragozana S.L., lo que da una pista del negocio que podría albergar a corto plazo. El proceso de llenado de estos establecimientos antaño vacíos se aceleró tras la pandemia, cuando los precios cayeron. Según datos de diciembre de la consultora inmobiliaria CBRE, la disponibilidad de locales en esta calle disminuyó un 8% de 2022 a 2023.

Según esos mismos datos, los precios en esta arteria comercial rondaban a finales del año pasado los 45 euros por metro cuadrado y mes, lo que supone también un aumento con respecto al panorama que dejó la pandemia: en 2022 el precio cayó hasta los 30 euros el metro cuadrado al mes, cuando antes del covid rondaban los 60 euros el metro cuadrado al mes.

No obstante, los precios son uno de los motivos que han «expulsado» al comercio de toda la vida de la calle Alfonso. Los que sobreviven son como la aldea gala de Asterix y Obelix ante la invasión de los romanos. ¿El secreto? Tener el local en propiedad.

«El próximo 30 de junio cumplimos 50 años», explica María Pilar Grilló, de Grilló Regalos, una tienda especializada en productos de importación. «Lo que encuentras aquí no lo tienes en ningún otro sitio», explica sobre su negocio. Además de ella, los comerciantes con solera en la calle Alfonso se cuentan con los dedos de las manos.  «Un particular no se puede permitir los precios que pagan las franquicias», cuenta Grilló.

Negocios centenarios

Además de Grilló, hay otros negocios históricos que mantienen la esencia de la calle Alfonso. Ejemplos son la bisutería Bellostas, La Parisien o Nueva Joyería, entre otros. Marta Pérez regenta este último negocio: «Estamos en una calle emblemática que recorre muchísima gente todos los días y que está perdiendo su identidad. Se tendría que apostar por los comercios más distintivos porque eso es lo que nos diferencia».

«Un problema al que nos enfrentamos es el relevo generacional. Los jóvenes no quieren dedicarse al comercio porque no es un mundo fácil. Y para los autónomos es toda una odisea. Tendrían que apostar más por la gente emprendedora de la ciudad», dice.

Pérez pone en valor la experiencia del consumidor en tiendas como la suya, las de toda la vida: «Aquí te asesoramos, te acompañamos en el proceso de compra y decisión. Y podemos ayudarte a encontrar justo lo que buscas. Eso no te lo puede dar ni internet ni las franquicias», cuenta Pérez.

La cadena Popeyes abrirá próximamente en la calle Alfonso.

La cadena Popeyes abrirá próximamente en la calle Alfonso. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Sin embargo, todavía quedan valientes que se atreven a desafiar al orden establecido. Un ejemplo es la tienda Averlo, un negocio zaragozano que recientemente abrió sus puertas hace un año y en la que se venden tanto ropa como objetos de diseño, muchos de ellos con sello aragonés. «Este local es pequeño para las franquicias y para nosotros era una oportunidad muy buena porque en la calle Alfonso tienes mucha visibilidad. Estás en el centro de todo», explica la dependienta del comercio.

Por esta misma razón abrió también su tienda el Real Zaragoza en esta calle hace ya unos cuantos meses. El club quería formar parte de ese ecosistema que tendría que hacer a la capital aragonesa única y especial y de ahí su apuesta por la calle Alfonso.

Ejemplo también de respeto por la historia de la calle fue la rehabilitación de la antigua joyería Aladrén, reabierta hace dos años como Café 1885, un local que mantiene la estética de una calle en la que se ha cometido más de una tropelía contra el patrimonio.

No hay más que contemplar los escaparates de algunos negocios que venden fundas de móviles u otros con luminosos leds que le hacen un flaco favor a la imagen de una calle que es la entrada principal a la plaza del Pilar.

Así, salvo en el caso de las excepciones ya mencionadas, en esta céntrica vía se venden las mismas fundas, empanadas argentinas, golosinas gigantes y cachibaches que uno puede encontrar en otras grandes ciudades. Hoy, la calle Alfonso más que un paseo comercial se ha convertido en un centro comercial. 

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