Fran Escribá y la silla eléctrica del banquillo de La Romareda

Paco Herrera, Víctor Muñoz, Ranko Popovic, Lluís Carreras, Luis Milla, Raúl Agné, César Láinez, Natxo González, Imanol Idiakez, Lucas Alcaraz, Víctor Fernández, Rubén Baraja, Iván Martínez, Juan Ignacio Martínez, Juan Carlos Carcedo y Fran Escribá. El Real Zaragoza ha tenido 16 entrenadores a lo largo de estas once temporadas consecutivas en Segunda. Ninguno de los 15 que precedieron a Escribá fue capaz de conseguir el objetivo del ascenso, aunque ciertamente a algunos de ellos no se les encomendó esa misión en ningún momento, con especial referencia al caso de Láinez.

El que más cerca se quedó de conseguirlo fue Popovic en la temporada 14-15, pero murió en la orilla en Gran Canaria a menos de diez minutos de alcanzar el premio mayor. Se había hecho cargo del equipo con la Liga ya empezada en sustitución de Víctor Muñoz y terminó sexto con 61 puntos. El Real Zaragoza ha jugado otros dos playoffs, con Natxo González en la 17-18 (acabó tercero con 71 puntos y perdió en las semifinales de la promoción contra el Numancia en el año de Borja Iglesias) y con Víctor Fernández en la 19-20, la del parón por la pandemia (tercer clasificado con 65 puntos, cayó contra el Elche también en la primera eliminatoria del playoff con Luis Suárez y Javi Puado como estandartes).

La familia Vaquero celebra el debut del canterano. "Aún me emociono"

A lo largo de estos diez años pasados sólo ha habido tres entrenadores que han empezado y terminado la temporada: los citados González y Fernández y Juan Ignacio Martínez en la 21-22. Su suerte fue peor. Terminó décimo a doce puntos del sexto. Ningún técnico ha completado dos Ligas enteras.

Esta volatilidad extrema es la señal inequívoca de cómo ha sido este tiempo en el Real Zaragoza y por qué elementos ha estado marcado: la impaciencia, el desgaste, el nerviosismo, malas elecciones sobre malas elecciones y excesivas prisas, que han dado como resultado lo corriente, que el Zaragoza sea el equipo más veterano de Segunda y no haya sido capaz de escapar de esta condena de ninguna de las maneras.

Fran Escribá llegó al club hace ahora doce meses después de que la dirección se torciera con Carcedo de modo exagerado. En 27 partidos, el valenciano enderezó el rumbo y se ganó estar donde ahora está. Comenzó esta campaña como un ciclón, con una plantilla renovada y mejorada profundamente y al paso por el otoño, donde en esta ciudad han caído casi tantos entrenadores como hojas, tiene al equipo languideciendo en los resultados, aunque más vivo de lo que la estadística dice.

Del liderato en solitario ha pasado al noveno puesto antes de completar la jornada 14 después de un terrible 6 de 24. Desde hace unos días escucha ya ese chirrido de fondo tan molesto y que anuncia tormenta como pronto no vuelva a salir el sol. Contra el Oviedo, Escribá tiene otra oportunidad para invertir la tendencia peligrosa en la que ha caído el equipo, dar un paso al frente, salvar una situación compleja, volver a coger músculo, confianza y dinámica, salir adelante con vigor y tomar fuerza para seguir postulándose a ser el primero en hacer lo que nadie ha sido capaz.

Está a tiempo de todo aunque sin mucho más tiempo que perder.Tiene ante sí un desafío habitual para los que ejercen su profesión pero con unas singularidades muy especiales. Sólo ha de ver qué ha pasado en la última década por estas tierras. Se sienta en una silla eléctrica.