La opinión de Sergio Pérez

La electricidad de Valera y la semana de las sacudidas en el Real Zaragoza

Valera fue la luz en una noche oscura del Real Zaragoza. El empate llegó en una semana rara, con varias sacudidas: la grave lesión de Nieto, la más leve de Lecoeuche y la renuncia de la SAD a concurrir al concurso de la nueva Romareda por inseguridad jurídica. El equipo se dejó los dos primeros puntos, pero suma 16 de 18, un balance magnífico. El Racing trajo de vuelta la realidad de esta categoría, dura, igualada y traicionera, en la que cuando no puedes ganar, hay que saber empatar. Como este viernes

Valera celebra el 1-1, al lado de Gámez, Mouriño, Jair, Aguado y Manu Vallejo.

Valera celebra el 1-1, al lado de Gámez, Mouriño, Jair, Aguado y Manu Vallejo. / JAIME GALINDO

Sergio Pérez

Sergio Pérez

Cada vez que Germán Valera coge el balón, la electricidad corre por La Romareda. De su verticalidad, su energía, su capacidad para encarar, buscar el regate y generar ventajas nació prácticamente todo el peligro del Real Zaragoza este viernes contra el Racing. Valera fue la luz en una noche oscura del equipo, el hombre que salvó un punto, junto a Cristian Álvarez en la primera parte, por su constante afán de protagonismo y una querencia natural a la agitación.

El extremo desbordó, amenazó, sembró inseguridad en el contrario, provocó un posible penalti en el primer minuto que ni el árbitro ni el VAR revisaron de manera sorprendente y cobró numerosas faltas a favor, las que le pitaron y las que no. Al borde del descanso, igualó el partido en una acción que culminó dentro del área con un toque firme y sutil de zurda y que él mismo había iniciado en un costado.

A pesar del notable partido de Valera, el Real Zaragoza se dejó los dos primeros puntos de la temporada. Por primera vez no ganó después de cinco victorias consecutivas. El Racing planteó el partido con gran inteligencia, pudo hacer más daño en la primera parte y desactivó las armas locales, salvo al correoso Germán.

El empate llegó en una semana rara, con varias sacudidas, que arrancó con la grave lesión de Nieto, siguió con la más leve de Lecoeuche y finalizó con el anuncio del club de no concurrir al concurso público de la nueva Romareda por la falta de seguridad jurídica. De remate, este 1-1 que pone la primera muesca a la temporada.

En las cinco jornadas iniciales, triunfales todas, había habido algún aviso de que esto podía pasar aunque sin llegar a consumarse. A la sexta sucedió. 16 puntos de 18 posibles, que es lo que acumula el Real Zaragoza en este momento, es un bagaje extraordinario. Magnífico, que cualquiera firmaría para los seis siguientes. El empate y la forma en que se produjo, con un Racing incisivo y produciendo inestabilidad, fueron la confirmación de lo que todo el mundo sabe por esta tierra por la experiencia de los diez años pasados: la Segunda División es una Liga muy dura, igualada y traicionera, en la que cada paso cuesta un mundo. Y cuando no puedes ganar, hay que saber empatar. Como este viernes.