Opinión | EDITORIAL

La inmigración y el tablero político

El fenómeno de la inmigración se ha convertido en los últimos años en un asunto de primer orden que preocupa a los países de la Unión Europea (UE) pero que afecta principalmente a los situados más al sur del continente (España, Italia y Grecia). Los flujos de población que buscan una mejor vida en otras latitudes o que huyen de los conflictos desatados en su tierra de origen está siendo una constante en las últimas décadas. Bruselas ha tratado de poner orden con el Pacto de Migración y Asilo de la Unión Europea, que trata de homogeneizar y coordinar la gestión de los Estados ante las llegadas irregulares. Sin embargo, tras cuatro años de negociaciones, el pacto se antoja complejo de ejecutar, ya que ha cuajado pese a la oposición de algunos Estados miembros y en medio de un escenario sacudido por la irrupción de la extrema derecha en Europa. El escenario, por tanto, no es esperanzador.

El debate también tiene su derivada interna, no solo a nivel nacional sino autonómica. Vox, partido que gobierna en coalición con el PP en varias autonomías, entre ellas Aragón, ya ha advertido que está dispuesto a romper con los populares en aquellos territorios que acepten el reparto de menores migrantes diseñado por el Gobierno en la próxima reforma de la Ley de Extranjería. El propio líder de Vox, Santiago Abascal, ha exigido a los gobiernos regionales poner «todo lo que está en su mano» para cumplir los acuerdos suscritos con ellos en materia de inmigración ilegal.

Pese a que las reiteradas amenazas de Vox, el presidente de Aragón, Jorge Azcón, fue ayer tajante al señalar que la DGA se va a defender la «legalidad» y la «solidaridad». Y añadió que su Ejecutivo velará por que «la ley se aplique nos guste más o menos», aunque abogó por el «principio de igualdad» para que todas las comunidades contribuyan a afrontar el problema migratorio, en una clara alusión a Junts, que ha subrayado que solo apoyará el reparto por ley entre comunidades autónomas si excluye a Cataluña. Respecto a la amenaza de Vox, Azcón fue claro: «Soy partidario de preocuparme por las cosas que ocurren, no por la política ficción».

El debate llega en un momento en el que la inmigración se ha convertido en la tabla de salvación para frenar la sangría de la despoblación. Además, las proyecciones del INE apuntan a que Aragón ganará casi 104.000 habitantes y superará los 1,45 millones en los próximos 15 años, pero será gracias a la población extranjera, que crecerá un 71% en ese periodo. Mientras, un estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) refleja que los empleos sin cubrir crecieron un 44% en los últimos cinco años, lo que conllevó un coste superior a los 8.100 millones.

Con este escenario, no hay duda es de que la inmigración será uno de los asuntos que tensará la política en los próximos años. La cuestión es si esta polémica servirá para buscar soluciones o votos.

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