Crisis institucional

La guerra entre republicanos agudiza la parálisis del Congreso de EEUU

La Cámara se encuentra sumida en una parálisis total desde que hace 16 días se destituyó al presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy

El representante republicano por Ohio, Jim Jordan.

El representante republicano por Ohio, Jim Jordan. / EP

Idoya Noain

La cruenta guerra abierta dentro del Partido Republicano de Estados Unidos sigue en escalada y agudiza la grave crisis institucional abierta en el Congreso, sumido en una parálisis legislativa desde que hace 16 días se destituyó al presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, un hecho inédito en la historia.

Es total la incertidumbre sobre cuándo o cómo va a resolverse esta crisis, que se abrió cuando el ultraderechista Matt Gaetz lanzó una moción contra McCarthy que apoyaron otros siete republicanos, suficientes con los votos demócratas para desalojarlo del cargo. El actual nominado de los conservadores para ese puesto de 'speaker', el también ultra Jim Jordan, uno de los cofundadores del Freedom Caucus y que tiene el respaldo de Donald Trump, decidió este jueves no someterse a una tercera votación en el pleno tras perder dos previas el martes y el miércoles, cuando 20 y 22 congresistas moderados, respectivamente, le impidieron ser elegido.

Aunque la resistencia de los moderados parecía haber frenado al ala más extremista y abría camino a una solución temporal, que planteaba ampliar hasta enero los poderes de Patrick McHenry, el 'speaker' interino, esa vía ha sido rechazada por la mayoría de los conservadores este jueves y, de momento, al menos tal y como está planteada, se da por muerta.

Se aleja, así, una solución, que cada vez se hace más imperativa: el 17 de noviembre expira la prórroga presupuestaria que ha evitado un cierre parcial del gobierno y la Cámara tiene que tener un presidente y estar operativa si se quieren aprobar nuevas ayudas a Israel, una prioridad para los republicanos, o a Ucrania, cuestión sobre la que hay mucha más división.

Una reunión turbulenta

El caos y la disfuncionalidad de los republicanos, los feroces enfrentamientos entre facciones y la falta de propuestas se han expuesto este en una reunión de tres horas que los conservadores han mantenido a puerta cerrada para decidir los siguientes pasos. En ese encuentro, según han contado sus protagonistas, ha habido tensión, gritos, insultos, acusaciones cruzadas y ánimos muy caldeados.

Jordan ha llegado a la conferencia anunciando que no buscaría la tercera votación y dando su respaldo a la 'vía McHenry'. Al salir, ha anunciado que de momento se descarta la opción de elevar los poderes del congresista de Carolina del Norte, un aliado de McCarthy que llegó al Congreso en 2005 a los 29 años y preside el Comité de Servicios Financieros. Y Jordan también ha anunciado que sí buscará una tercera votación después de hablar con las dos decenas de moderados que se le oponen, aunque ninguno ha dado señales de ir a cambiar de posición. Y en el aire quedaba si esa votación sería este mismo jueves.

Lo que se ha vivido de puertas para adentro en la conferencia republicana, según lo que han contado protagonistas y medios, ha sido una auténtica batalla campal retórica que expone las fracturas que se han abierto en un partido cada vez más radicalizado. Cuando Gaetz, por ejemplo, ha hablado contra el plan sobre McHenry, ha sido instado a sentarse por parte de McCarthy, el hombre al que derrocó. Otro congresista, según algunas informaciones, ha acusado a Gaetz de ser responsable de todo lo que está sucediendo, le ha insultado y casi se abalanza sobre él.

Representantes que apoyan a Jordan han tenido duras palabras hacia él, recriminándole que apoyara la resolución sobre McHenry y asegurando que solo está interesado en él mismo. Y los congresistas más a la derecha han denunciado también esa moción, que dada la oposición republicana solo podría ver la luz en el pleno con respaldo de los demócratas (que se habían mostrado abiertos a esa solución pero no habían asegurado que la respaldarían hasta conocer los detalles).

Otros instaban a Jordan, presidente del Comité Judicial, a retirarse de la carrera por el cargo. Y se han caldeado los ánimos cuando se ha hablado de las presiones y amenazas que están sufriendo los moderados que han votado en su contra, un grupo variado que se mueve por cuestiones ideológicas y políticas. Algunos se oponen a elevar a uno de los representantes del ala ultra, otros temen los profundos recortes de gasto que podría impulsar.

Esa campaña de Jordan y sus aliados ha incluido amenazas de apoyar en primarias retos desde la derecha, pero se ha elevado a asedio y acoso promovido en redes y medios ultraconservadores. Mariannette Miller-Meeks y Drew Ferguson, dos de republicanos que votaron por Jordan en la primera votación pero le quitaron su apoyo en la del miércoles, han explicado que han recibido amenazas de muerte desde esa segunda votación.

Entre tantas turbulencias y tensiones, y mientras el triste espectáculo continúa, algunos casi parecen creer ya solo en los milagros. Y el congresista Mike Gallager, al salir de la reunión, ha dicho con cara compungida: "Me voy a la capilla a rezar el rosario".