Cierre de campaña

El PSOE aspira a seducir a toda la izquierda frente al "fango" y dar la puntilla a Feijóo: "Ya ha perdido"

Los socialistas, que han ido de menos a más, ven posible quedar por delante o empatados con el PP, algo impensable hace solo unos meses

Teresa Ribera y Pedro Sánchez, durante un mitin en Valladolid.

Teresa Ribera y Pedro Sánchez, durante un mitin en Valladolid. / EFE / NACHO GALLEGO

Alberto Núñez Feijóo ya ha perdido”, dijo este viernes por la mañana Teresa Ribera, vicepresidenta y candidata del PSOE a las elecciones europeas, durante un acto en Madrid junto a Pedro Sánchez. Los socialistas se muestran optimistas ante los resultados del domingo. No tienen claro que vayan a quedar por delante del PP, aunque sus datos internos, como los de otros estudios, indican que están muy cerca. Pero la política es en gran parte gestión de expectativas. “Hace unas semanas”, continuó Ribera, los “conservadores aspiraban a tener 10 puntos de ventaja y ahora aspiran al empate”. Sánchez transmitió la misma idea en el acto, antes de recuperar el choque diplomático con Javier Milei motivado por los insultos del presidente argentino a su esposa, Begoña Gómez, durante un acto de Vox en Madrid.

El PSOE asegura que resulta difícil que la campaña hubiera discurrido por un camino más idóneo para sus intereses. Comenzó marcada por la actualidad internacional. Primero, por el conflicto con el presidente del país latinoamericano, que provocó la retirada definitiva del embajador español en Buenos Aires y sirvió para que los socialistas pusieran el foco en los peligros de la irrupción de la ultraderecha con la que pacta Feijóo. Después, por el reconocimiento de España al Estado de Palestina, un gesto diplomático que contó con la oposición del PP pero que apoya el 56,8% de los ciudadanos, según un reciente sondeo de GESOP para Prensa Ibérica. 

Y a partir de aquí continuó en una clave mucho más doméstica, dejando a un lado los grandes debates europeos, con el líder del PP abriendo la puerta a una hipotética moción de censura a Sánchez apoyada por Junts per Catalunya, un movimiento que casa mal con las continuas movilizaciones de los conservadores en contra de la amnistía. Los socialistas pasaron entonces a denunciar la “hipocresía” y “desesperación” de Feijóo, y ni siquiera se les vio nerviosos o pesimistas tras el anuncio de que la esposa de Sánchez había sido citada a declarar el 5 de julio como investigada por corrupción y tráfico de influencias. 

Más bien al revés. El movimiento judicial, conocido en plena campaña, cuando el juez todavía tiene que recabar varios testimonios y cuenta con un informe de la Guardia Civil que no aprecia ningún indicio de delito, es un intento tan “burdo” de “influir” en las elecciones y beneficiar al PP, sostienen los socialistas, que provocará el efecto contrario: movilizar al electorado progresista frente a la “máquina del fango”. 

Por eso Sánchez reaccionó a la noticia con una nueva carta abierta en la que despejaba cualquier tentación de recluirse como hace un mes y medio para decidir si tira la toalla (“no me quebrarán”, aseguró en el escrito) y pedía una respuesta en las urnas que suponga una “condena” a las “malas artes” de la derecha y la ultraderecha. Por eso, también, el líder socialista acudió el miércoles al mitin de Benalmádena (Málaga) con su mujer, que no se prodiga en este tipo de actos. Lo mismo ocurre, según estas fuentes, con la autorización judicial a las concentraciones durante este fin de semana frente a la sede del PSOE, en la madrileña calle de Ferraz, para rechazar el carpetazo judicial al ‘procés’ mediante un arma extravagante: el rezo del Rosario. Sea o no multitudinaria, esta nueva convocatoria de la extrema derecha servirá para activar a los votantes del PSOE.  

Contra la baja participación

“Todo depende de la movilización”, señala un eurodiputado que mantendrá el escaño tras la cita del domingo. En unas elecciones como estas, de circunscripción única y participación tradicionalmente por debajo del 50%, unos pocos puntos arriba o abajo pueden cambiarlo todo. Así que en la dirección del PSOE se han volcado en los últimos días en seducir al máximo número posibles de electores de izquierdas, apelando al voto útil, sin preocuparse de ahondar por el camino en la crisis de Sumar. Ya habrá tiempo, dicen en la Moncloa, de “mimar” al socio minoritario durante el resto de la legislatura, que volverá a ponerse a prueba durante la negociación de los Presupuestos Generales del Estado. 

Si el PP hablaba de “plebiscito” sobre Sánchez en estas elecciones, las primeras desde las generales del pasado julio que se celebran en toda España, ahora es el PSOE el que utiliza la misma expresión para referirse a Feijóo. Los colaboradores de Sánchez creen que si los populares quedan por debajo o solo ligeramente por encima, el expresidente gallego tendrá muy difícil continuar como líder del partido. Pero es solo un deseo que no depende del PSOE. Lo importante, dicen, es que el PP ha vuelto a crear unas expectativas que luego no es capaz de hacer realidad. “Feijóo ya ha perdido”, insistió Ribera este viernes.