Las salidas de la Princesa en Zaragoza: "No hay mejor 'influencer' que Leonor"

El paso lúdico de Leonor de Borbón y Ortiz por Zaragoza ha diferido del que protagonizaron hace años su padre, el rey Felipe VI, y su abuelo, el rey emérito Juan Carlos I, al verse condicionado por las tecnologías móviles que brillaban por su ausencia en aquellos tiempos pretéritos. Y es que, a día de hoy, los Iphone y los smartphones se han eregido como el peor de los aliados a la hora de facilitar la captura de todos y cada uno de los movimientos de la joven. Pero, aún así, la heredera al trono del Reino de España no ha querido dejar pasar la oportunidad de acercarse a la vida de una adolescente, aquella rutina a la que acostumbran sus compañeros de la Academia General Militar (AGM) de Zaragoza con varias salidas vespertinas y nocturnas que ya forman parte del anecdotario de los Borbones en las tierras aragonesas. Con algunos de los trabajadores de los establecimientos, precisamente, ha contactado EL PERIÓDICO DE ARAGÓN para conocer las curiosidades de las salidas de la Princesa.

Si el primer día de Leonor en las instalaciones militares fue un caluroso 17 de agosto, solo tres días después se dejó ver en uno de los bares más emblemáticos de la zona universitaria: el Tuno. Varios días más tarde se acercó a la papelería Folder de la calle Pablo Neruda, en el zaragozano barrio del Actur.

Leonor recoge el testigo de su padre y se despide de Zaragoza como "una maña más"

Leonor cumplió los 18 años el 31 de octubre pero, como ese día se desplazó hasta Madrid para jurar la Constitución en el Congreso de los Diputados, esperó unos pocos días para celebrar la mayoría de edad en Zaragoza. Lo hizo el viernes 3 de noviembre en la hamburguesería Panzzer Grill –ubicada en la avenida Goya– con un grupo de compañeras junto a las que reservó una mesa para nueve comensales. La joven tomó «la hamburguesa de la casa», la burguer Panzzer a base de «productos aragoneses» con una cebolla dulce de Fuentes de Ebro y panceta de cerdo de Teruel. Acompañó su cena de «un agua del Pirineo» y de un postre casero al que siguió, por su cumpleaños, una tarta de queso sobre la que sus amigas colocaron varias letras hasta completar la frase eres vieja.

Desde el restautante no esperaban la visita de la Princesa más allá de una comida algo misteriosa de hacía dos semanas por parte de un madrileño–«alguien vino a ojear», rumorean– al que incluso le hicieron «una ruta» por el local. Fue la antesala a una cena que marcó a la hamburguesería. «Nos tocó la lotería. No hay mejor influencer que Leonor», sostienen desde el establecimiento.

A modo festivo, Leonor ha disfrutado del mundo de la noche en la discoteca Parros y en Babia, adonde accedió la noche del sábado 23 de marzo junto a un grupo de amigos. Allí, comentan, disfrutó «como una chiquilla de 18 años» en la pista de baile hasta el punto de que muchos de los asistentes se acercaron «a saludarla». «Bailaba y se lo pasaba bien», añaden desde la sala de baile.

Su última salida dejó una imagen de lo más variopinta para un miembro de la Realeza al verle sobre uno de los autos de choque de las ferias de Jaca con motivo de las fiestas de Santa Orosia y de San Pedro. La imagen se viralizó por la grabación de un móvil, el mismo que sus escoltas han tratado que esquivar durante todas y cada una de sus salidas. 

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