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Pier Paolo Rossi

La verbena de San Juan o los fuegos artificiales de la inteligencia artificial

Tan importante es definir una hoja de ruta hacia dónde se quiere ir como poner en marcha acciones pequeñas y concretas para aprender, y hacerlo además rápidamente. Y para ello es recomendable trabajar la alfabetización de la IA a todos los niveles, desde los empleados hasta los directivos

Fuegos artificiales en Castell-Platja d'Aro en la verbena de San Juan.

Fuegos artificiales en Castell-Platja d'Aro en la verbena de San Juan.

Ahora que estamos a las puertas de ese popular acontecimiento que se celebra en honor a san Juan Bautista, que en realidad es una reminiscencia de la tradición pagana del solsticio de verano ligada al fuego purificador, me vienen a la memoria los fuegos artificiales que durante esta noche se encienden y apagan por los cielos de todos los pueblos catalanes… ¡Con la inteligencia artificial (IA) pasa lo mismo!

En este último año y medio que he tenido la oportunidad de asesorar y formar a pymes de diferentes tamaño y sectores he constatado que la mayoría viven en una contante verbena de San Juan. Están demasiado absortas en la grandilocuencia y la espectacularidad de su magia, su música y sus fuegos que, igual que aparecen, desaparecen.

Muchas quieren lanzar POC (prueba de concepto) de IA, pero no saben bien para qué ni cómo, más allá de probar una tecnología concreta. Quieren ver si son capaces de resolver un caso de uso o, más proverbial, contar en el congreso sectorial de turno que ellos ya tienen la IA implantada… el llamado AIwashing.

Ya lo introdujo magistralmente Theodore Levitt en los 60 con el concepto de la "miopía del márketing"…y la historia se repite. Una aproximación a la IA de esta índole no suma, ni es neutra, más bien resta. Resta foco a las cosas verdaderamente relevantes a clientes, empleados y accionistas. ¡Resta tiempo, el recurso más escaso y que aún no hemos conseguido almacenar!

Trampa cortoplacista

El corto plazo es una trampa. Nos hace creer que maximizando cada iniciativa táctica acabaremos optimizando el largo plazo. Esto nunca ha sido así y menos aún en el entorno actual de VUCA (volatilidad, incerteza, complejidad y ambigüedad), donde, además de la inflación menguante (o eso parece), los vaivenes geopolíticos, la escasez del talento (hasta de camareros en la costa), las fusiones y las adquisiciones en barbecho, hay que sumarle el hype de la IA. Una efervescencia que lleva de bólido a muchas empresas.

Pongámonos en la piel de un CEO de una pyme industrial que factura 100 millones de euros anuales y tiene 100 trabajadores (*). Ocupado, junto a su equipo, por lograr los resultados del presupuesto, luchando para que lleguen algunas materias primas de China a tiempo, intentando retener a los jóvenes talentos que se quieren ir a montar una start-up y hacerle la competencia, buscando cómo conseguir atraer, captar, desarrollar y retener clientes y, a todo esto, escuchando a sus directores de innovación, digitalización o tecnología sobre los cantos de sirena de la IA que les llegan de proveedores tecnológicos. La tarea se vuelve un verdadero reto: entender qué es la IA, ser consciente del valor que aporta a la empresa, decidir qué caso de uso promover, con qué equipo interno y/o externo llevarlo a cabo y, sobre todo, cómo incide esta tecnología en el plan comercial, la mejora de las operaciones (¡sin parar las fábricas!) y la cuenta de resultados.

Por suerte, la vieja fórmula del think big & start small sigue siendo válida y más que nunca necesaria. Tan importante es definir una hoja de ruta hacia dónde se quiere ir como poner en marcha acciones pequeñas y concretas para aprender, y hacerlo además rápidamente. Y para ello es muy recomendable trabajar la alfabetización de la IA a todos los niveles: mientras los empleados van adquiriendo conceptos, conocimientos y herramientas transversales y homogéneas acerca de la data e AI, dar píldoras o sesiones formativas a mandos intermedios y directivos para trasladar la cultura del dato, su relevancia y su potencial para la mejora en todos los procesos de toma de decisiones. Sin olvidar eso sí, que cualquier test o POC realizado con IA y datos requiere de un modelo de gobernanza para asegurar que se va a trabajar con datos de calidad y se va a poder medir el resultado correctamente, y sobre todo su impacto y el retorno.

Mientras se van planteando, valorando y priorizando estas POC en el corto plazo y para que no se quede en un mero ejercicio especulativo (recuerden… ¡fuegos artificiales!), se tiene que definir (¡en paralelo!) la hoja de ruta de una estrategia data driven o AI driven de medio plazo que nos permitirá conseguir una transformación horizontal: introducir la data e AI en cada proceso y en cada área funcional y una transformación vertical: conseguir que la data e AI se adopte desde el comité de dirección y vaya bajando en cascada a todos los planes (comercial, financiero, operaciones, etcétera). Esta transición también irá acompañada por un marco metodológico que ayude a levantar, además de casos de uso en cada área funcional, casos de uso horizontales siguiendo la cadena de valor, muy difíciles de activar por la estructura en silos típicas de las organizaciones.

Esta estrategia transformacional es la única que garantiza un despliegue y la escalabilidad de los resultados, la plataforma tecnológica, la cultura y, por encima de todo, el cambio en la manera de pensar y trabajar facilitando que los casos de uso activados se gestionen de manera gobernada, ordenada, priorizada, valorada, segura y ética: "Los datos se tratan como un activo más, su valor se gestiona de forma coherente y se mide el retorno en función del valor aportado".

Superar la resaca

Finalmente, si siguen estos pasos, las pymes van a poder superar la resaca de San Juan para afrontar los próximos retos: innovación, diferenciación, eficiencia y sostenibilidad, sin olvidar la tan ansiada digitalización, explotando toda la potencia de la IA, minimizando sus riesgos y empoderando a sus empleados para que sean más productivos, más creativos, más innovadores y por ende más motivados.

(*): Según un estudio realizado por Indesia a más de 60.000 pymes españolas hace unos meses, solo el 2,13% declara estar usando IA. A este dato hay que sumarle que solo el 53% consideran que han alcanzado el nivel de digitalización necesario para ser más competitivas. Así lo muestra un reciente estudio de la consultora tecnológica Opentix, donde se resalta, además, que el 25% de las pymes creen que su nivel de adopción digital es "mínimo". Hay que tener en cuenta además que, paradójicamente, el 58% de las pymes consideran la digitalización como un riesgo para sus negocios, el 55% de los profesionales creen que tecnologías como la IA pueden afectar a su trabajo y ponerlo en riesgo, y el 37% de los empleados piensan que, en la medida en que no esté suficientemente formado tecnológicamente, será menos empleable.