OPINIÓN

Guardando las distancias: Una noche demasiado blanca

La sociedad civil empujó en 2011 el nacimiento de un evento que ha ido perdiendo fuerza con los años.

El IAACC Pablo Serrano de Zaragoza en la primera edición de la Noche en Blanco celebrada en 2011.

El IAACC Pablo Serrano de Zaragoza en la primera edición de la Noche en Blanco celebrada en 2011. / JAIME GALINDO

Daniel Monserrat

Daniel Monserrat

La Noche en blanco en Zaragoza conviene recordar que nació, en cierta manera y con matices, de la mano de la sociedad civil. Un grupo de entusiastas comandados fundamentalmente por Olivier Vilain (que es de esas personas que toda ciudad querría tener entre ellas) fundaron la Asociación Zaragoza en Blanco con la intención de forzar a los políticos municipales a desplegar la idea que nació en París en 2002. Desde ella, no sin dificultades, se consiguió que el pleno del consistorio aprobara la idea y también, no siempre sucede así con todas las mociones aprobada, levantar la primera Noche en Blanco allá por el año 2011. Fue una primera edición modesta (se hizo de forma apresurada aunque con la promesa de que fuera creciendo) en cuanto a programación, pero ya congregó a 60.000 personas.

La asociación jugó un papel fundamental en las siguientes ediciones porque, de la mano de sus asociados, apostó por actividades de producción propia que llenaban muchos de los rincones del centro de la ciudad apostando incluso por llenar de cultura sitios diferentes como la fachada de la Imprenta Blasco, los exteriores de la Casa de los Morlanes, la calle Santiago,... En 2013, la Noche en Blanco contó con una participación estimada de 80.000 personas. El último día de sábado se había convertido en un día especial para la cultura.

Cuando la apuesta estaba más que consolidada, la asociación ya dio un paso atrás definitivo porque entendió que, encendida la mecha, ya era terreno de las instituciones.

¿Un globo que se desinfla?

Desde entonces, la Noche en Blanco se ha celebrado todos los años (exceptuando el año del covid) y ningún equipo de gobierno la ha puesto en duda, al menos de manera pública... Pero la realidad es que tengo la sensación de que ha perdido fuelle, de hecho, pienso que ha perdido mucha fuerza. Eso sí, que quede claro que la gente sigue abrazando la propuesta y eso es digno de alabar.

Que abran los museos hasta la medianoche (incluso hubo algún año que su apertura iba hasta las dos de la madrugada) es una gran noticia, fundamentalmente porque se reviste la visita de un halo extraordinario que puede servir para enganchar a un público que, de otra manera, no iría nunca a visitarlos. Junto a eso, yo echo en falta más actividades de producción propia, de esas que ofrecen algo diferente no solo en cuanto a continente sino también a contenido. Y eso que de un tiempo a esta parte es loable la apuesta del ayuntamiento de hacer coincidir el Festival Rompepuertas con la Noche en Blanco con ideas frescas provenientes de un grupo de jóvenes. ¡Ah! Y estamos a finales de junio, ¿no echan en falta que se programen muchas más actividades en la calle? Celebramos la Noche en Blanco, sí, pero démosle más velocidad.

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