BANDAS LATINAS

La captación de los jóvenes pandilleros, un distintivo de los Black Panther en Zaragoza

La organización capta a los menores de edad para delinquir y aprovecharse de los castigos penales más laxos que les pueden imponer

Un cuchillo empleado en una reyerta.

Un cuchillo empleado en una reyerta. / EL PERIÓDICO

La estructura, la jerarquía y los modus vivendi de las bandas latinas se repiten sistemáticamente en las poblaciones donde los Black Panther (BP), los Dominican Dont`t Play (DDP) y los Trinitarios se encuentran operativos. Pero hay un factor que la Brigada de Información de la Jefatura Superior de Policía de Aragón destaca como un distintivo de los Black Panther asentados en el coro zaragozano: «la captación y utilización de menores de edad dentro de la organización para la comisión de delitos». ¿Por qué? Son dos motivos los que reseñan los investigadores, por un lado, la ley más laxa para los adolescentes y, por otro, la mayor facilidad para su adoctrinamiento, lo que supone «una agravante más» en la estructura de la banda.

Los jóvenes empiezan su andadura en el rango más bajo de jerarquía, aquel conocido como sombra. A los aspirantes se les somete a un periodo de observación de dos años, un tiempo en el que hacen el llamado «voto de sombra», es decir, la prohibición de comunicar su pertenencia al grupo. Su tutela corre a cargo de los lugartenientes de menores y de los soldados, de tal modo que los jóvenes desconocen la identidad de los dirigentes del coro zaragozano.

A lo largo de este tiempo se les encomiendan tareas basadas en la vigilancia de determinadas zonas para detectar la presencia de los DPP o los Trinitarios y en el transporte de las armas –cuchillos y machetes– y sustancias estupefacientes a los lugares de reunión de la organización. Poco a poco afrontan otras pruebas que ya incluyen la comisión de pequeños hurtos y la venta de drogas por menudeo hasta que el lugarteniente emite un informe favorable ante el Supremo. Su incorporación a los Black Panther, no obstante, queda supeditada a la superación de dos pruebas. La primera, resistir sin quejarse a una paliza que le propinan cinco hermanos a lo largo de 45 segundos. La segunda, cometer un delito, generalmente, un robo.

Es el paso previo a su bendición en la organización, momento en el que ascienden al rango de soldado, es decir, un miembro de pleno derecho en la banda que está al frente de las actividades delictivas al participar en reyertas contra los adversarios e incluso acosar y amenazar a otros jóvenes para forzar su ingreso o continuidad en el coro. Cuando alcanzan la mayoría de edad, ascienden a un rango superior y, si desean aumentar su estatus, se les solicita una prueba de sangre. O lo que es lo mismo: apuñalar a un rival. 

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