SEGURIDAD CIUDADANA

Los Black Panther afianzan su poderío en Zaragoza y tratan de ganar fuerza en otros barrios

El radio de acción de la banda latina se centra en Delicias y el Gancho, pero también intenta adentrarse en Las Fuentes

Según la Policía, los "numerosos enfrentamientos" con los DDP generan una "gran alarma social"

Detenidos 11 jóvenes de bandas latinas por diferentes delitos y agresiones en Zaragoza

Imagen de archivo de una macrorredada del Cuerpo Nacional de Policía en el parque Delicias de Zaragoza, territorio de los Black Panther.

Imagen de archivo de una macrorredada del Cuerpo Nacional de Policía en el parque Delicias de Zaragoza, territorio de los Black Panther. / EL PERIÓDICO

Los Black Panther (BP), los Dominican Don´t Play (DDP) y los Trinitarios son las tres bandas latinas asentadas en Zaragoza que mantienen activa una pugna diaria con el objetivo de afianzar su poderío local y ganar terreno en otras zonas de la ciudad. Es un combate violento que da lugar a «numerosos enfrentamientos» entre los pandilleros con la sucesión de peleas y riñas en la vía pública donde prácticamente se ha normalizado la exhibición de grandes armas y machetes. Y buena cuenta de ello da el documento que maneja la Brigada de Información de la Jefatura Superior de Policía de Aragón, al que ha tenido acceso EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, en el que los investigadores alertan de la «gran alarma social» que generan estas organizaciones en la capital aragonesa. Todo ello ha derivado recientemente en la detención de una decena de integrantes de los Black Panther, una banda que desembarcó en Zaragoza en 2011, más que afianzada en los barrios de Delicias y del Gancho y que intenta ganar terreno en Las Fuentes.

La actividad de los Black Panther ha sido «constante» desde que los investigadores tuvieron conocimiento de su llegada a la ciudad hace ya 13 años, momento en el que comenzaron a sentar y forjar las bases de la organización. Su financiación, por ejemplo, procede de la comisión de robos y del tráfico de drogas, aunque cada uno de los integrantes de la banda abona mensualmente una cuota cuyo importe varía en función del cargo que desempeñan dentro de una estructura perfectamente jerarquizada.

Pero la delincuencia no solo está vinculada a la obtención de caudales, sino que forma parte del modus vivendi de la banda como una forma de desbancar al adversario –mayoritariamente los DDP– de su zona de influencia. Son enfrentamientos recurrentes en los que unos y otros incluso conciertan las citas a través de las redes sociales, un espacio que también aprovechan para proferir amenazas.

Reyerta en la calle Delicias

A día de hoy, los investigadores han constatado un incremento «en número y gravedad» de las riñas tumultuarias, tal y como sucedió el pasado 23 de diciembre en la calle Delicias cuando cuatro jóvenes de los Black Panther rodearon a un joven DDP al que asestaron dos puñaladas por la espalda y lanzaron varias botellas de cristal. Al parecer, fue la venganza que se tomaron los pandilleros contra la banda rival por la agresión de la que fue víctima uno de sus compatriotas semanas antes, el 30 de noviembre, al ser abordado por un grupo de encapuchados que le propinaron un fuerte golpe en la cabeza hasta provocarle una doble fractura de cráneo. La víctima, de hecho, fue detenida la semana pasada por su vinculación a los BP.

Este primer episodio tuvo lugar en la calle Villa de Chiprana, perteneciente el barrio de Las Fuentes, precisamente el distrito zaragozano en el que últimamente los Black Panther se están dejando ver «con asiduidad». Son, en su mayoría, ciudadanos procedentes de países de Sudamérica –Colombia, Ecuador y República Dominicana–, aunque también forman parte de la banda los jóvenes españoles, rumanos e incluso individuos de etnia gitana. Su ámbito, de todos modos, es «latino», lo que desdice las palabras del delegado del Gobierno en Aragón, Fernando Beltrán, al negar el socialista la información con la que trabajan desde hace meses los investigadores del Cuerpo Nacional de Policía. «No podemos decir que haya bandas latinas, sino que son grupos juveniles violentos», declaró ante los medios de comunicación.

Todos ellos asisten a reuniones periódicas en las que abordan la situación actual de la banda y los problemas individuales de cada uno de los miembros así como también planifican las futuras acciones como grupo. Su comportamiento queda condicionado a un decálogo que contempla sanciones económicas y físicas, entre ellas, un castigo llamado 48 tablones que consiste en propinar 48 golpes con un tablón en el trasero del infractor.

Pero estos encuentros no siempre están motivados por una rutina, sino que también existen otras reuniones, las llamadas asambleas de emergencias, para planificar una respuesta inmediata ante una agresión reciente o un riesgo inminente de agresión. Todavía existe un tercer encuentro, la reunión universal, motivada por la muerte de alguno de los fundadores de la banda, lo que les lleva a honrar su memoria. 

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