La resaca electoral

Alvise completa en Aragón el salto ultra de las redes sociales hasta Bruselas

El agitador ultraderechista se hace con la cuarta plaza en los comicios, atrae al voto más joven y rompe el escenario político a golpe de bulos y activismo

El agitador ultraderechista Alvise Pérez, el domingo tras conocer el resultado electoral.  | AGENCIA EFE

El agitador ultraderechista Alvise Pérez, el domingo tras conocer el resultado electoral. | AGENCIA EFE

Sergio H. Valgañón

Sergio H. Valgañón

Preguntar por él en los primeros días de la campaña de las elecciones europeas era topar con una pared. Nadie entre los partidos políticos clásicos en el esquema aragonés confiaba en que Alvise Pérez y Se Acabó la Fiesta iba a hacerse con hueco en la comunidad. Dos semanas después del pitido inicial, el agitador ultraderechista consiguió tres escaños para el Parlamento Europeo y se colocó como cuarta fuerza en la comunidad aragonesa. De hecho, Aragón es una de las regiones donde más apoyos ha sumado.

Alvise encontró en un paso a la derecha de Vox, y presentándose como el antisistema que no es, el hueco con el que conquistar unos fantásticos resultados. La careta de outsider que viste la ardilla de su logo se cae en un breve repaso a su biografía: una década en política, empezando por UPyD, saltando a Ciudadanos y buscando cobijo en Vox. En las tres formaciones acabó mal y en las tres por lo mismo: excesiva ambición y necesidad de poner su rostro por encima de todo.

Esa personalidad de culto a sí mismo la ha conseguido con Se Acabó la Fiesta, nacida de sus perfiles personales en redes sociales. Hoy, su canal de Telegram atrae a decenas de miles de personas deseosas de conocer sus «exclusivas», algunas copiadas de medios de comunicación o, directamente, bulos. Prueba de ello son las numerosas causas que tiene abiertas con políticos progresistas y periodistas de diferentes audiencias. El aforamiento del Parlamento Europeo no le vendrá mal si la suerte personal ha sido gastada por completo en la carrera electoral.

Con los datos en la mano, Se Acabó la Fiesta se quedó en Aragón con 26.512 votos, lo que supone el 5,09% de la participación en unas elecciones que no atrajeron apenas a la población hasta las urnas. Jaca, Zuera, Caspe, La Muela o María de Huerva son algunos de los municipios que más votaron a Alvise. En el cómputo nacional, registros muy similares: 800.763 votos para un 4,59%, convirtiéndose en la sexta fuerza para los electores españoles.

Vox y Se Acabó la Fiesta obtuvieron el 16% de los votos, un crecimiento constante con las últimas elecciones

En el caso aragonés, el crecimiento de Vox en algo más de 3,60% puntos dejó a la ultraderecha de Abascal en 11,53% de los votos en Aragón. Si se le añade lo obtenido por la nueva formación de Alvise, las cuentas reflejan el ascenso que llevan marcando las posiciones más extremas del tablero por la derecha. En las autonómicas, en las que Vox consiguió entrar con siete diputados en las Cortes de Aragón, canjeados por dos puestos en el Pignatelli, la ultraderecha de Alejandro Nolasco se quedó con el 11,25% de los votos.

Dos meses después, en las elecciones generales del 23 de julio, Vox mantuvo su diputado en el Congreso (Pedro Fernández) y creció hasta el 14,62% del voto. La línea continuista mantiene un acceso aproximado del 2% en las tres últimas citas electorales en Aragón, pero en esta ocasión es evidente que Alvise ha arañado muchos votantes a Vox. Un nuevo saco en el que repartir los votos de la derecha, de los que el PP no reniega pese a la radicalidad continua que adquieren según avanza el tiempo.

¿Qué pasa con el nuevo?

En el PP hay más calma, al considerarlo un antisistema, alejado del votante más centrado y tradicional que sigue alimentando a los conservadores. En Vox, la mirada a Alvise va cargada de recelo, conscientes de que el mensaje y las formas se comparten en muchos aspectos. «No tiene proyecto, no hay nada en la base», dicen en la ultraderecha, donde se espera con atención los primeros movimientos del ultra en Europa.