siniestralidad animal

Las aspas de los aerogeneradores vuelven a matar 2.417 aves en 2023 en Aragón

La cifra consolida la alta mortandad asociada al despliegue de la energía eólica

Las electrocuciones y colisiones contra tendidos acaban con la vida de 825 ejemplares

Búho real muerto por el impacto con un aerogenerador.

Búho real muerto por el impacto con un aerogenerador. / ANSAR

El rápido y potente despliegue de la energía eólica por las tierras aragonesas lleva aparejado un creciente volumen de muertes de aves y murciélagos por la colisión contra las aspas de los aerogeneradores. En 2023 murieron al menos 2.417 animales al impactar contra molinos de viento, según las cifras provisionales del ejercicio facilitadas a este diario por el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de La Alfranca, el lugar al que se envían los cadáveres para estudiar las razones de sus decesos. Es el segundo mayor registro de la serie histórica, solo superado por las 2.560 aves halladas muertas en 2021. En 2020 se registraron 520, una quinta parte de las halladas hoy. Un año antes, apenas 84.

A falta de conocer los datos en detalle, que se publicarán en marzo, puede servir de anticipo la memoria de 2022 del centro de La Alfranca. En ella se reflejaba que las colisiones contra las aspas de los aerogeneradores han supuesto el 36% de los ingresos totales del ejercicio. Ingresaron cadáveres de 87 especies catalogadas y 17 no catalogadas diferentes, siendo las aves más frecuentes el buitre leonado con 353 ejemplares y el milano negro con 117. Además, fallecieron 536 murciélagos. Eso en cuanto a las especies vulnerables, porque también murieron por impacto con eólicas 38 ejemplares de milano real, una especie en peligro de extinción.

La cifra de muertes por impacto contra aerogeneradores deja un dato testimonial: Aragón cuenta con casi 3.000 aerogeneradores, lo que supone que los decesos registrados –los conservacionistas suelen denunciar que muchos quirótperos muertos no llegan a avistarse por su tamaño– sean prácticamente de un animal por molino de viento. Si se contemplan las colisiones contra cualquier otro tipo de infraestructura, la cifra asciende hasta rozar los 3.500 ejemplares fallecidos, de los que 298 mueren tras chocar con tendidos eléctricos.

Además, desde el centro de recuperación advertían ya en su informe del año pasado que el incremento en la detección de la mortalidad asociada a la presencia de infraestructuras eólicas en el medio natural se observa con mayor impacto en la provincia de Zaragoza. Sin embargo, no son los aerogeneradores la única infraestructura asociada a las energías renovables. La instalación de nuevos tendidos eléctricos en Aragón para transportar la energía generada –y la mayor detección en el medio natural dado el creciente esfuerzo de los Agentes de Protección de la Naturaleza en este sentido– han llevado al centro a registrar 557 aves y mamíferos muertos en 2023. Es una cifra similar a la registrada a los dos años previos, pero muy elevada en comparación al periodo comprendido entre 2010 y 2017, cuando el volumen de cadáveres atribuidos a impactos con la red de transporte eléctrico oscilaba entre 100 y 200.

Tanto en electrocuciones como en colisiones contra molinos, la curva se estabiliza en lo alto con respecto a los dos últimos años. A la espera están los efectos de las medidas que las promotoras eólicas están obligadas a tomar. Por su parte, el Departamento de Medio Ambiente y Turismo del Gobierno de Aragón está llevando a cabo una batería de medidas para evitar la electrocución de aves en los tendidos eléctricos que se ha concretado en la comarca de Tarazona y el Moncayo con la inspección por parte de los Agentes de Protección de la Naturaleza de 1.350 apoyos de los tendidos eléctricos de este territorio y el aislamiento de 46. Las cifras son inferiores a la mortandad real ya que parte de los cadáveres desaparecen antes de ser detectados. 

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