El suicidio concentra el 42% de las llamadas al Teléfono de la Esperanza en Aragón

El Teléfono de la Esperanza en Aragón ha recibido en los primeros ocho meses de este 2023 un total de 5.298 llamadas, de las que casi el 39% (2.051) estaban relacionadas con la prevención del suicidio, una cifra que supera el 42% si se incluyen las de contenido suicida. Las comunicaciones «han ido incrementándose a lo largo del año» y también respecto al mismo periodo del año pasado y desde la oenegé esperan llegar a las 8.000 atenciones a final de este año, según reconoce Alberto Hernández, su director.

Del total de llamadas recibidas en el 976232828 casi el 39% tenían que ver con la prevención, «cuando todavía no se da la idea pero existen factores de riesgo y la necesidad de intervenir precozmente», señala Hernández. Además, destaca que casi el 3% (172) eran sobre ideas suicidas, un 0,5% por crisis suicida, un 0,17% cuando ya estaba el acto suicido en curso. El Teléfono de la esperanza ha hecho público estos datos con motivo del Día Internacional para la prevención del suicidio, que se celebra este domingo, con una concentración en la plaza de España (12.00) convocada por la plataforma Aragón por la salud mental y el lunes con una charla en la sede de la asociación (calle Mariano Lagasca).

Aragón revisará la Estrategia de Prevención del suicidio para adaptarla a la realidad actual

El suicidio es la principal causa externa de muerte en España, con más de 4.000 muertes tanto en 2022 como en 2021, según datos del INE, 114 de ellas en Aragón (frente a 102 en 2020); lo que supone que cada tres días fallece una persona en la comunidad por este motivo. El mayor porcentaje de muertes en 2021 se produjo en la franja de edad de entre 55 y 59 años, con 14 fallecidos, seguido de 13 entre 15 y 29 años y de 12 entre los 30 y los 34, de 45 a 49 y de 50 a 54.

Del total de comunicaciones, como es habitual, reconoce Hernández, la mayoría proceden de mujeres (65,5%) mientras que por edad, algo más del 42% son de personas de entre 36 y 55 años, el 13% de 66 o más y el 7% de niños y jóvenes hasta 25 años, una demanda de ayuda creciente en los últimos años.

Chat

Por tipo de problema, el 48% están relacionados con problemas psicológicos y psiquiátricos, el 16% por problemas familiares, el 6% por problemas familiares, el 1,6, por problemas jurídicos y el 13,5 por otro tipo de necesidad. En cuanto al motivo de la llamada, el 13% fue por soledad o incomunicación, el 11% por trastornos de ansiedad y en menor medida por trastorno mental (10,5%), problemas familiares 84%) y crisis de valores y proyecto vital (3%).

Los datos nacionales del Teléfono de la Esperanza también reflejan un aumento del número de solicitudes de ayuda. En 2022 se recibieron algo más de 183.000 llamadas, de las que casi 20.000 estaban relacionadas con problemática suicida. Ante la creciente demanda entre los jóvenes, la asociación ha creado un chat de ayuda al que se puede acceder desde la app conectate.social, desde la que se puede pedir ayuda de forma anónima. En el primer semestre de este año ha habido un aumento significativo de las peticiones de ayuda en el chat, donde se han atendido a 330 jóvenes con ideación suicida, 65 con crisis suicidas y 22 con acto ya en curso.

Además, la oenegé en la comunidad organiza este lunes en su sede (calle Lagasca, 13) una charla (19.00) sobre Jóvenes y prevención del suicidio, a cargo de la Delegación de estudiantes de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza, porque se está detectando que entre los más jóvenes «hay más problemática de salud mental y de dificultad para interpretar sentimientos y emociones y pedir ayuda», por lo que Hernández ve necesario «sensibilizar a toda la población y a las familias para que sean capaces de ver situaciones de riesgo y conocer los recursos que existen». Como miembro de la Plataforma Aragón por la salud mental, el Teléfono de la Esperanza participa este domingo, a las 12.00, en una concentración en la plaza de España junto a otras organizaciones y profesionales de la salud en la que se pedirá un Plan de Prevención a nivel nacional que dote de recursos a las autonomías, que permita «atención inmediata en situaciones de riesgo, mayor seguimiento de casos y para todo esto se necesitan recursos que la comunidad no tiene», concluye Hernández.