LA FORMACIÓN DE LA FUTURA REINA

Leonor venera a la Virgen del Pilar entre vítores y palmas: "¡Es historia!"

La Princesa desfila junto a sus compañeros de promoción y también participa en la ofrenda

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La Virgen del Pilar de Zaragoza recibió ayer una ofrenda especial con Leonor de Borbón y Ortiz al frente de la LXXXIII promoción de la Academia General Militar (AGM) de Zaragoza. La Princesa de Asturias volvió a ataviarse con ese uniforme de heredera al trono del Reino de España que tantas veces va a tener que enfundarse a lo largo de su carrera y, junto con sus 410 compañeros, se presentó ante la patrona de la Hispanidad en la que fue su primera ceremonia pública como dama cadete. Lo hizo como una más: formó con la compañía 11 desde la quinta fila, intercambió risas y bromas con sus compañeros e incluso uno de ellos le perfeccionó la colocación de la boina grancé que acredita su adaptación y superación de la vida militar. Fue una de las últimas en llegar a la plaza y en acceder al interior de la basílica y una de las primeras en abandonarla al grito de «¡guapa!».

Miles de personas abarrotaron la plaza del Pilar desde primera hora de la tarde, cuando los uniformes de los cadetes comenzaron a desfilar a modo informal desde la calle Alfonso y la calle Don Jaime. Era un ambiente distendido en el que estos jóvenes también hacían parada en las terrazas de los bares para llenar las mesas de cafés, de cervezas e incluso de algún que otro gin tonic o whisky con coca cola. Lo cierto es que el recorrido desde el Coso hasta la Basílica del Pilar aventuraba que no era un día cualquiera en el corazón de la capital aragonesa: primero, por la previa festiva con motivo del pregón de las fiestas del Pilar y, segundo, por la presentación ante la Virgen de 411 cadetes, entre ellos, la dama cadete Borbón.

Hubo muchos que se enteraron de la llegada de Leonor de pura casualidad –«me he venido a ver a la Virgen del Pilar y resulta que me he encontrado el tinglado este y a las seis era imposible que empezara esto porque están todos de cervezas», reía uno– y otros tantos que fueron «de propio» como firmes defensores de la monarquía. «Nos picaba la curiosidad y vamos a ver cómo sale la hija del Rey», contaba una jubilada. «Esto es historia: ¡viene la Princesa a ver a la Virgen del Pilar ahora que tanto se rechaza nuestra religión!», añadía una amiga. Entre risas se interrumpían la una a la otra y aplaudían a los cadetes mientras se apremiaban por no quedarse atrás y conseguir un preciado hueco en la plaza.

"Estoy bastante nervioso. Ha sido una semana dura de ensayos y esperamos que salga todo genial"

Cadete de la Academia General Militar de Zaragoza

Para entonces la plaza del Pilar ya se había convertido en un reguero de besos, abrazos y piropos –«Álvaro! ¡Álvaro! ¡Ay qué guapo estás!», exclamó una madre– entre los cadetes y sus familiares tras su ingreso en la Academia General Militar el 17 de agosto y sus dos primeros meses de vida castrense lejos del nido familiar. Algunos ya habían disfrutado de pequeños permisos para completar pequeños viajes casi de ida y vuelta aunque el reencuentro de ayer era mucho más emotivo como preludio de la jura de bandera de hoy. «Estoy bastante nervioso. Ha sido una semana dura de ensayos y esperamos que salga todo genial», decía un cadete, atento al teléfono para encontrarse con sus compañeros y marchar a formar con su compañía. «Yo soy católica apostólica romana y tengo mucho orgullo por verle mañana», salía al paso su madre. «Él está aquí por su esfuerzo y sus notazas. A diario le he tratado de inculcar esos valores y hay que dignificar siempre el trabajo que hacen nuestras Fuerzas Armadas», sentenció.

Con un sol imponente sobre la plaza del Pilar, los 412 cadetes formaron en compañía pasadas las 18.30 horas. Fueron incorporándose de forma escalonada hasta que finalmente hizo acto de presencia Leonor, cuya llegada fue adelantada por una ola de móviles y flashes que se levantaron sobre las vallas de la puerta baja de la Basílica. Formó con sus compañeros de la compañía 11 y desfiló hacia el interior del templo, se acercó al camarín de la Virgen, le saludó y abandonó la basílica en poco más de cinco minutos dejando así una estampa para la posteridad con su veneración a la Pilarica.

Hoy, Leonor jurará bandera junto a sus compañeros de promoción en una ceremonia presidida por los Reyes de España que nada tendrá de especial, tal y como reiteró el general director de la Academia, Manuel Pérez López, refiriéndose al acto como «una jura normal». «Nos lo repiten nuestros mandos: jurar bandera es el acto más importante de nuestra trayectoria militar», señalaban ayer algunos de sus compañeros. «Es un día muy importante porque te comprometes firmemente a servir a España hasta el punto de dar tu vida en servicio», trató de resumir otro.