Ceguera silenciosa

Esperanza para los pacientes con glaucoma: un colirio para frenar la progresión de la enfermedad

Es la primera novedad, en 25 años, para tratar una dolencia oftalmológica que, en España, afecta a un millón de personas y es una de las principales causas de ceguera en el mundo

Delfina Balonga, paciente con glaucoma

Delfina Balonga, paciente con glaucoma / / CEDIDA

Nieves Salinas

Desde el pasado abril, el Sistema Nacional de Salud financia un nuevo tratamiento para el glaucoma que padecen un millón de españoles. Una enfermedad progresiva y neurodegenerativa que, en nuestro país, es la segunda causa de ceguera más común. Un antes y un después en forma de colirio -que se administra mediante una gota al día-, según han explicado en rueda de prensa los especialistas sobre la nueva opción terapéutica, de la farmacéutica japonesa Santen. Se trata de la primera innovación que llega a España en 25 años para detener la progresión de la dolencia. Su importancia reside en que el fármaco está dirigido al motivo que causa la enfermedad.

El tratamiento, de nombre comercial 'Roclanda', debe ser prescrito por un oftalmólogo. Su objetivo, frenar el avance de una enfermedad que se caracteriza por el aumento de la presión intraocular y un daño al nervio óptico que impacta negativamente en la calidad de vida de los afectados. El colirio tiene un primer mecanismo de acción que se dirige a la causa subyacente de la enfermedad: la malla trabecular (MT) lo que permite reducir la presión intraocular (PIO) para evitar la pérdida de visión.

Un antes y un después

Eso es lo novedoso, en palabras del presidente de la Sociedad Española de Glaucoma, el doctor Francisco Muñoz Negrete quien celebró la llegada del colirio y su nuevo mecanismo de acción: los llamados inhibidores de la ROCK, que, explicó, actúan sobre la malla trabecular, disminuyen la resistencia al paso del humor acuoso y reducen la presión intraocular donde se origina el glaucoma.

La forma más habitual de detectar el glaucoma es mediante controles rutinarios en consulta

Porque, subrayó el médico, si por algo llaman al glaucoma la "ceguera silenciosa" es porque se desarrolla de manera paulatina, lo que entorpece su diagnóstico precoz. La forma más habitual de detectarlo es mediante controles rutinarios en consulta. El glaucoma, señaló, es más frecuente a partir de los 40/45 años y, en mayores de 80, la incidencia es del 20%. "Es importante no solo a nivel cuantitativo, sino por las consecuencias que tiene, por eso es esencial detectar la enfermedad en las fases precoces", añadió el especialista.

Varios tipos

Hasta ahora, detalló, la mayoría de tratamientos médicos limitaban a reducir la presión intraocular elevada. De hecho, subrayó, la financiación del nuevo colirio "es un hito" en el manejo y prevención de una enfermedad dentro de la que existen cuatro subtipos: glaucoma de ámbito abierto primario, secundario y glaucoma del desarrollo o congénito. Las personas con el primer tipo de glaucoma son asintomáticas hasta que se produce una pérdida notable de visión. Las que tienen la forma de ángulo cerrado pueden experimentar síntomas más agudos, como dolor intenso y repentino en un ojo, náuseas, enrojecimiento...

El nuevo tratamiento es la combinación de dos mecanismos de acción (Netarsudil y Latanoprost) y es "muy potente", fácil de administrar- una gota al día por la noche- y "tiene la gran ventaja de que no tiene efectos generales", describió el doctor Muñoz que, aclaró, no se trata de un fármaco específico para regenerar células, sino para frenar la progresión de la enfermedad.

La travesía de Delfina

Una enfermedad que conoce bien Delfina Balonga, directora de la Asociación de Glaucoma para Afectados y Familiares (AGAF), quien expuso la dureza de nacer con un glaucoma congénito del que la operaron en Barcelona con apenas unos días de vida. "Lo que hoy tengo se considera baja visión; en mi época, nada. Ibas al colegio y hacías lo que podías. He tenido muchos problemas en mi infancia y juventud", señaló en el encuentro. Delfina consiguió estudiar una carrera, ejerció como docente y, tras sucesivas pérdidas de visión en ambos ojos y dos accidentes por el camino, hoy no puede ver.

"He pasado por todo. Ha sido duro. Ahora desde la asociación atendemos a personas con baja visión que están fuera de la ONCE. Hubiera querido seguir unos años más de profesora, pero no pudo ser", confesó Balonga que pidió más visibilidad para la dolencia y para que la población se haga revisiones lo antes posible.