Opinión | EL TRIÁNGULO

Pactar o no pactar, señor Feijóo

La resaca electoral deja ver que salvada la noche del domingo con dos diputados sobre el PSOE y el 4% de votos de diferencia, si el Partido Popular quiere gobernar debe seguir replanteando su estrategia. Ya empezó Feijóo unas campañas electorales atrás dejando caer piedrecitas sobre Junts y el PNV, atendiendo a que el apoyo a Vox iba de caída. Pero, aunque este partido no viva una expansión notoria como en el resto de Europa, el desdoblamiento del cíclope en ese grupo que sólo quiere la fiesta para ellos, debería llevar a una reflexión al Partido Popular. Una vez absorbido todo el voto de Ciudadanos, e intentando un giro a la derecha sin perder a los conservadores moderados, ese difícil equilibrio de atrápalo todo se hace imposible con un líder como Alvise que contra la inmigración irregular no pide más medios, sino fusiles.

El PP aceptó parte de los marcos de la ultraderecha pensando que serían capaces de moderar sus propuestas y una vez dentro, reducirlos a la mínima expresión. Eso era más o menos posible con asuntos como la unidad nacional que ellos reelaboran como de igualdad nacional, la preeminencia de la Iglesia católica en ámbitos como el educativo, con el pin parental o el currículum evaluable. Incluso más en valores que luego en la efectividad de la política con la defensa de los valores y costumbres europeos, que eso bien se sabe es un posicionamiento claro sobre la multiculturalidad. Pero si de lo que hablamos ahora, hablan 800.000 personas es de derrocar a un rey porque sanciona las leyes como le encomienda la Constitución, que haya macrocárceles imitando el modelo de El Salvador, o que la policía dispare a matar a los narcotraficantes en lancha, ¿qué va a hacer el Partido Popular? Hay un espacio en este brutalismo vedado para el partido conservador, y es normal que en su interior se haya abierto un debate, no sólo sobre su comunicación en las redes sino si deben volver a los mínimos pactos de Estado.

La renovación del CGPJ debería ser el primer paso, con mediadores europeos o con lo que haga falta, que devuelvan el respeto a la institucionalización por todos. No se puede monopolizar los nombramientos del Tribunal Supremo o a la Audiencia Nacional con una mayoría política de 2013. El eco en los de la fiesta será el encarcelamiento de los jueces, tienen una fijación con encerrar a todos el mundo como solución. Encerrar, torturar con trabajos forzados o disparar, que incluso para los que no tienen memoria, pero sí plataformas de entretenimiento se hacen una idea del modelo. Mientras el PSOE tiene el problema de la casi nada a su izquierda, el PP lo tiene en la sobreabundancia a su derecha.

Suscríbete para seguir leyendo