El termómetro de la economía aragonesa

El Periódico de Aragón

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Aragón está a punto de cerrar un año positivo en lo económico y se adentra en un 2024 imprevisible. El vaso puede verse medio lleno o medio vacío en un momento de incertidumbre en la escena política, internacional y empresarial. Las turbulencias vividas en los últimos meses por el incremento de los precios (que comienzan a dar un respiro), el descenso del PIB en países como Alemania, la guerra en Ucrania y Gaza y la reducción del volumen de ahorro de las familias tras la pandemia del covid son argumentos suficientes para alimentar el pesimismo. Sin embargo, la actividad de la economía aragonesa y española se mantiene todavía a buen nivel.

El último informe de CEOE concluye que, aunque los indicadores tienden hacia una desaceleración «suave», Aragón crecerá por encima de la media española gracias al mejor comportamiento de la industria y la pujanza de su sector exterior. La patronal cifra el crecimiento de 2023 en un 2,2% mientras que para 2024 prevé un alza del 1,9%, en línea con lo que han pronosticado otras instituciones y entidades como BBVA (2,4% y 2,2%), Ibercaja (2% y 1,7%) la Airef (2% y 1,5%) y las Cámaras (1,9% y 1,5%).

Por lo pronto, el consumo de los hogares y el gasto en ocio y turismo están demostrando que los servicios todavía tienen tracción y músculo, mientras que los grandes sectores que tiran de la economía en la comunidad (agroalimentación, energía, automoción, industria y transporte, entre otros) alientan el optimismo. El propio líder de CEOE Aragón, Miguel Marzo reconoce que «la realidad ha sido afortunadamente más satisfactoria» de lo previsto. «Hay que reconocer que nos equivocamos», dijo a la hora de hacer balance del año.

Este escenario ha favorecido la evolución del mercado laboral, donde los problemas no llegan por el incremento del desempleo sino por la falta de trabajadores para hacer frente a la demanda de las empresas. Para la patronal aragonesa, el gran dolor de cabeza procede, por tanto, de la existencia de entre 15.000 y 20.000 vacantes que resultan hoy imposibles de cubrir. También por la política fiscal del Gobierno central y el incremento de los costes por la subida del SMI. Este horizonte, apuntan, puede condicionar la capacidad de poner en marcha inversiones en Aragón.

Y todo ello se produce en un contexto expansivo desde el punto de vista presupuestario, con unas cuentas públicas de la comunidad recién aprobadas que han vuelto a batir un nuevo récord, pero con algunos nubarrones por delante como el aumento de los tipos de interés y el encarecimiento de la deuda, en endurecimiento de las reglas fiscales por parte de Bruselas y la progresiva reducción de la llegada de fondos europeos. Es momento, por tanto, de hacer una reflexión por parte de las administraciones y los agentes sociales para tratar de trazar la senda que hay que seguir. Y 2024 será la principal piedra de toque.

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