Bronca en la Cámara francesa

"¡Es un cerdo, defiende un genocidio!": el conflicto de Israel y Palestina tensa la Asamblea Nacional de Francia

El diputado ha sido sancionado con 15 días de expulsión de la Asamblea Nacional y se le privará de la mitad de su dieta parlamentaria durante dos meses

La Asamblea Nacional francesa, en un imagen de archivo.

La Asamblea Nacional francesa, en un imagen de archivo. / EFEE

Leticia Fuentes

El gobierno francés ha intentado evitar a toda costa que el conflicto de Israel y Palestina salpique a Francia, sin demasiado éxito. Este martes, se ha vivido uno de los momentos más tensos que se recuerdan en la Asamblea Nacional, cuando el diputado de Francia Insumisa, Sébastien Delogu, ha sacado una bandera palestina en plena sesión parlamentaria.

“¡Es inadmisible! Se suspende la sesión”, la presidenta de la Asamblea Nacional, Yael Braun-Pivet, se ha visto obligada a suspender la sesión entre gritos de un lado y aplausos del otro. Fuera del hemiciclo ante la prensa, Sébastien Delogu explicaba: "He sacado la bandera en la mayor institución francesa porque mientras hablamos [...] los niños están siendo masacrados por las armas francesas". Por esta acción, el diputado ha sido sancionado con 15 días de expulsión de la Asamblea Nacional y se le privará de la mitad de su dieta parlamentaria durante dos meses. Una situación poco habitual, como lo son estas sanciones, nada comunes en plena sesión de preguntas al gobierno.

La cosa no acababa ahí y las tensiones han seguido en los pasillos del hemiciclo. Mientras, el diputado de LFI, David Guiraud, ofrecía unas declaraciones ante la prensa ha sido abordado por Meyer Habib, diputado de LR, y en un intercambio de insultos y gritos, casi llegan a las manos. 

Guiraud tuteaba a Habib, algo que no sentaba nada bien al diputado franco-israelí que le contestaba: “No criamos a los cerdos juntos, así que ten un poco de respeto”. A lo que Guiraud elevaba la tensión con un; “¡tú eres el cerdo! Estás en el barro del genocidio”, y mirando a la prensa repetía; “este señor es un cerdo. Defiende un genocidio desde el principio”. Para evitar pasar a mayores, han tenido que intervenir otros colegas y llevarse a Meyer Habid.

La Asamblea Nacional arde y también lo hacen las redes sociales. Las reacciones de otros diputados no se han hecho esperar aumentando aún más las diferencias entre la bancada. “Hemos visto y oído demasiado de los amigos del genocidio en la Asamblea Nacional. Nunca castigado, siempre alentado. La presidenta YBP castiga a Sébastien Delogu por ondear la bandera palestina (...). Embargo de armas, reconocimiento del Estado de Palestina. ¡No busques en otro lado! El genocidio está ante vuestros ojos”, publicaba Jean-Luc Melénchon en X. 

Tensiones que llegan en pleno debate en Francia sobre si reconocer o no el Estado de Palestina. Para el presidente Emmanuel Macron reconocerlo “no es un tabú” y se siente “totalmente listo para reconocer al Estado palestino” pero “no bajo un golpe de emoción”.

La importación del conflicto a Francia

La escalada de tensiones no solo se vive entre la diplomacia y en los pasillos de la Asamblea Nacional. Desde que estallaron los enfrentamientos entre Israel y Palestina, Francia ha experimentado la importación del conflicto a sus calles.

Cuando el Gobierno habla de la importación, no se refiere solo a actos terroristas, sino al aumento de actos antisemitas, como ya ha pasado en situaciones anteriores, cuando Israel y Palestina han vivido picos de tensión. Solo en 2023, Francia registraba 1.676 actos antisemitas, en su mayoría agresiones físicas o verbales, según el Ministerio del Interior. Una cifra que se ha multiplicado por cuatro respecto al 2022, cuando se registraron 436. 

Francia cuenta con la comunidad judía más importante de Europa y la tercera más grande del mundo, 800.000 judíos. Al mismo tiempo, conviven con 5,4 millones de musulmanes, siendo la segunda religión en Francia. Sandra, vecina del barrio parisino, Belleville, nos contaba durante una manifestación en apoyo a la comunidad judía, el pasado noviembre, su preocupación por el aumento del antisemitismo en el país: "Tenemos una comunidad musulmana muy importante, la mayor en Europa. Igual con los judíos. Hasta ahora vivimos juntos muy bien. Es un placer tomarte un buen cuscús y luego tomar pastelito judío es un encanto, y esa es la riqueza de nuestra sociedad".

El atentado contra la sinagoga de la calle Copernic en 1980, en el que murieron 4 personas y 46 resultaron heridas, dejó una importante herida en la sociedad francesa, además de abrir la puerta a la violencia antisemita en Francia en todas su formas. Dos años después de aquello, vino el atentado en la calle des Rosiers en 1982, dejando 6 muertos y 22 heridos. En total, en los años 80 se registraron 270 ataques antisemitas, de los que 260 estaban firmados por la extrema derecha.

Ahora, el perfil de los agresores ha cambiado, ya no es la extrema derecha. De hecho, Marine Le Pen ha sacado rédito de estas tensiones en los últimos meses, y se la ha podido ver encabezando manifestaciones en apoyo al pueblo judío, aunque en algunas no haya sido bien recibida.

Un gobierno funámbulo que trabaja sobre la cuerda floja, y que se niega a volver a esos años. Por eso, a finales de 2023, el Ministro del Interior aumentó el número de soldados que patrullan las calles francesas, pasando de 3.000 a 7.000. Además, de establecer un plan de seguridad específico en edificios, sinagogas y colegios judíos, porque como ya dijo Macron en una carta abierta a la población el pasado noviembr: "una Francia donde los judíos tienen miedo, no es Francia".