SUCESOS EN ARAGÓN

Prisión permanente revisable para el parricida de La Almozara

La especial vulnerabilidad del padre del asesino al que cosió a puñaladas ha marcado la condena

El parricida de La Almozara tras escuchar el veredicto de criminalidad.

El parricida de La Almozara tras escuchar el veredicto de criminalidad. / ANDREEA VORNICU

Tercera condena de prisión permanente revisable en Aragón desde que se pusiera en marcha hace ocho años. La Audiencia Provincial de Zaragoza ha castigado de esta forma tan dura a Héctor López Ferrer, el vecino del zaragozano barrio de La Almozara que el 28 de junio de hace dos años asesinó a su padre y lo intentó con su madre. Hace poco más de una semana el jurado popular le consideró culpable, destacando que actuó con alevosía y ensañamiento.

El magistrado presidente del tribunal popular justifica dicha pena, destacando que los nueve hombres y mujeres que conformaron el mismo afirmaron que la edad y especialmente la situación física del fallecido le hacían una persona «especialmente desvalida y vulnerable», circunstancia de la que se aprovechó su hijo para matarlo mientras veían un partido de fútbol y su madre estaba durmiendo en la habitación. Una premisa que desde el principio alegaron los abogados de la acusación, José María Lumbreras y Luis Márquez, y al que se unió tras la lectura del veredicto la fiscala Nieves Zaragoza.

Los hechos se remontan a después de las 22.00 horas cuando los padres del homicida llegaron de la playa. Héctor López Ferrer recibió a sus padres con reproches diciéndoles que se habían ido de vacaciones dejándolo a él en mal estado. A continuación, la madre, María Pilar, se puso a cenar y cuando terminó se retiró a su dormitorio a descansar mientras que padre e hijo se pusieron a ver en la televisión del salón un partido de fútbol, quedando cerrada la puerta del salón. El homicida tenía a su disposición en el salón una grabadora que había comprado unas fechas atrás y una navaja con una hoja de unos 7,5 centímetros. Fue su arma homicida.

Entonces, según la sentencia, mientras veían el partido, los dos varones comenzaron a hablar una conversación que principalmente consistía en reproches que Héctor López Ferrer dirigía a su padre porque entendía que no le daban suficiente apoyo para superar sus problemas con el alcohol, que el tono empleado por ambos fue normal. En un momento de la conversación, el padre del criminal, José Javier le dijo que le compraban alcohol porque el mismo les obligaba a hacerlo, cuando sin que conste motivo alguno, ni tampoco que se elevara el tono de la discusión o entre ellos se empezara una pelea, Héctor López Ferrer con la intención de acabar con la vida de su padre, mientras estaban en el sofá, de forma inesperada, empuñando la navaja que tenía preparada empezó a asestarle puñaladas dirigidas a diferentes partes del cuerpo especialmente en cuello, cabeza y tórax en zona izquierda llegando a colocarse sobre él para impedir que se moviera mientras seguía apuñalándolo.

No obstante, el padre del asesino, la única defensa que pudo llevar a cabo para evitar seguir siendo apuñalado, fue oponer el brazo izquierdo. Mientras esto sucedía, como María Pilar, escuchó un ruido al parecer provocado por la mesa del salón, se levantó y se dirigió a dicha estancia empezando a gritar al ver lo que estaba pasando, sin que conste que intentara separar a los dos hombres y al percatarse Héctor López Ferrer de su presencia junto a la puerta dejó a su padre y se dirigió hacia María Pilar con la finalidad de acabar con su vida empuñando la navaja se dirigió hacia ella y empezó a asestarle puñaladas con la navaja dirigidas a la zona de cabeza, hombro y brazo izquierdo hasta que en un momento dado su hijo resbaló debido a un charco de sangre que había en el suelo, algo que María Pilar aprovechó para dirigirse hacia la puerta del piso, salir y pedir ayuda. Héctor López Ferrer se levantó y fue a por su padre que, malherido, se había ido a su habitación. Allí fue rematado. En total le apuñaló hasta en 56 ocasiones.

Tras el crimen, Héctor López Ferrer se marchó a la ducha a quitarse la sangre. Cuando llegó la Brigada de Seguridad Ciudadana de la Jefatura Superior de Policía de Aragón el joven se estaba vistiendo y que empezó a contarles, de manera espontánea, lo que había pasado.

Los nueve hombres y mujeres del tribunal consideraron que no actuó influenciado por el elevado consumo de alcohol (le compraban a la semana siete tetrabriks de vino y una botella de whisky) ni por el trastorno de personalidad paranoide que tiene diagnosticado en la cárcel.

La condena de prisión permanente revisable de Héctor López Ferrer es la primera en Zaragoza y se suma a las de de Iván Pardo por el asesinato de la pequeña Naiara en Sabiñánigo y de Norbert Feher por el triple crimen de Andorra.