Elecciones europeas

La contracrónica del mitin del PSOE: Salvando las distancias

El PSOE reivindicó este martes las acciones de su Gobierno central en una jornada marcada por las evidentes tensiones internas, ocultas durante el evento

Un instante de la intervención de Javier Lambán en el acto del PSOE de este martes en Zaragoza.

Un instante de la intervención de Javier Lambán en el acto del PSOE de este martes en Zaragoza. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Sergio H. Valgañón

Sergio H. Valgañón

Tan importante es estar unido como parecerlo. El PSOE aragonés volvía ayer a vestirse de largo ante su militancia y los medios de comunicación en busca de la unidad que, evidentemente, falta en la casa socialista. Tan juntos ante los focos que todos coincidieron en los aciertos de Pedro Sánchez, pero en las bambalinas se vieron las diferencias.

Poco hubo más representativo que la llegada al Jardín de Invierno del Parque Grande José Antonio Labordeta. En primer lugar, Javier Lambán y ese núcleo duro que componen Teresa Ladrero, Mayte Pérez y Juan Antonio Sánchez Quero. Minutos después, Pilar Alegría junto a Rosa Serrano, Fernando Beltrán y representantes del PSOE Alto Aragón. Las distancias, aunque sean pequeñas, se notan.

No se acortaron mucho en los minutos previos al comienzo del acto. Si bien es cierto que los principales cabecillas del partido en Aragón saludaron a una nutrida cantidad de los más de 400 asistentes a la velada, lo hicieron por turnos. No hubo apenas intercambio de besos o abrazos entre las distintas facciones, más allá de la cortesía obligatoria frente a las cámaras y sobre el escenario.

La escolta política de Lambán no se separó en ningún momento del expresidente y la ministra Pilar Alegría aprovechó la novedad, su presencia en Zaragoza, para recordar la cercanía de la militancia aragonesa. En el fondo, en esa situación extraña por el abrupto cambio de agenda, la mirada de una Teresa Ribera reivindicada por todos y a la que, en el fragor militante, nadie echó de menos.

Tampoco se olvidaron de algunos históricos y semiolvidados tras el descalabro socialista de las últimas elecciones. El exalcalde de Huesca, Luis Felipe, volvió ayer y fue recordado por Alegría. No fue mentado pero sí visto un hombre vigilante de lo que pase el 9 de junio más que muchos otros en tierras aragoneses: Miguel Gracia vigiló los movimientos de propios y extraños, sabedor de que el vuelo de Serrano a Bruselas le asegura a él un tren al Senado. A compartir institución con Lambán. 

Una hora de acto después, los mismos aplausos para la militancia en la despedida. Las distancias recortadas se vieron de nuevo: la comidilla de Pilar Alegría abandonó el Jardín de Invierno por una salida, los allegados de Lambán por otro y el PSOE Alto Aragón por la tercera vía escapatoria. Si todos los discursos llevaron a Pedro Sánchez, todas las salidas a la evidente distancia interna del PSOE. Parece que aún queda mucho para acortarla. 

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