POLÍTICA UNIVERSITARIA

El programa Erasmus: "Es una experiencia increíble"

Varios alumnos de Erasmus resaltan que esta etapa académica «va más allá de los estudios» por la vivencia cultural y social

«Todo el mundo debería vivirlo una vez», dicen

Daniel con su grupo de amigos de Erasmus en Cluj-Napoca

Daniel con su grupo de amigos de Erasmus en Cluj-Napoca / Servicio especial

Andrea Sánchez

Andrea Sánchez

Las aulas se convierten en puntos de encuentro cultural y las fronteras académicas se difuminan entre risas, aprendizaje y descubrimientos. El Erasmus no solo tiene impacto académico, sino también en las conexiones humanas que van más allá de las barreras geográficas.  

Amira Bernhardt tiene 21 años, es de Alemania y está de Erasmus en Zaragoza. Eligió este destino porque quería mejorar su nivel y conocimiento del idioma. «¡Me encanta la ciudad!», exclama. Piensa que es un lugar «genial». «He tenido fiestas muy buenas, pero mis mejores momentos aquí han sido cuando he podido tener una conversación con españoles o cuando me han invitado a tomar algo con ellos», señala.

A Amira le preocupa parecer «estúpida» cuándo habla con algún español, confiensa entre risas. «Siento que de repente me faltan todas las palabras que he aprendido y no sé comunicarme», dice. La mayoría de amistades que ha hecho durante su estancia en Zaragoza son estudiantes Erasmus de otros países. «Me gustaría tener más amigos españoles, pero es difícil expresarse con ellos sin dominar bien el idioma», dice con cierta pena.

Además, la estudiante piensa que «es complicado construir una amistad cuando ambas partes saben que en el momento que acabe el curso volverán a vivir en países diferentes». En cualquier caso, cree que el Erasmus «es una experiencia muy única», relata. «Hay muchas cosas que no te planteas antes de la estancia y las vas averiguando cuando estás en el lugar», concluye Amira.

«El Erasmus es como te lo cuentan e incluso mejor», así comienza a relatar Daniel Povedano (21 años), de Zaragoza, su experiencia en Cluj-Napoca (Rumanía). Esta no era su primera opción, ya que primero eligió Colonia (Alemania). «Prefería Cluj porque los coordinadores y mis amigos me lo recomendaron, me decían que era una ciudad muy bonita, bien comunicada y con ambiente universitario», confiesa. «Y no se equivocaban», concluye Daniel entre risas.

En su caso, la experiencia solo es durante el primer cuatrimestre. «He intentado ampliarlo hasta final de curso, pero no me dejan, por eso lo estoy disfrutando el doble», cuenta Daniel.

Amira en Veintiuno Café de Zaragoza

Amira en Veintiuno Café de Zaragoza / Servicio especial

Lo que más le está gustando son los planes de fin de semana. «Siempre hacemos algo ya sea dentro o fuera del país». En cuanto a los estudios, «por ahora estamos tranquilos porque solamente nos mandan algún trabajo a la semana, pero a la vez estresados porque algunos profesores pasan de nosotros», asegura el joven.

El zaragozano recomienda el programa Erasmus sin ninguna duda. «Es una experiencia que todo el mundo que pueda la tiene que vivir. Yo pienso que no se puede rechazarlo», confiesa Daniel. «Te hace cambiar para bien, aprendes mucho y además conoces otras culturas diferentes y un montón de gente».

María en su Erasmus en Milán

María en su Erasmus en Milán / Servicio especial

Por su parte, María Roig tiene 20 años, es de Zaragoza y estudia Administración y Dirección de Empresas. Está de Erasmus en Milán (Italia), su primera opción: «Me lo recomendó un amigo y estoy aquí por su experiencia», dice. Este era su único destino y confiesa que si no le hubieran cogido, «lo hubiera dejado para próximo curso».

«Mi experiencia está siendo increíble, creo que es algo que tiene que hacer todo el mundo una vez en la vida», manifiesta María. Explica que el Erasmus es como dicen: «Vives una vida paralela, es un año en el que todo vale, vives en una burbuja», relata. «Salir de tu entorno, conocer gente nueva, ser más responsable...», estas son algunas de las cosas que le está aportando.

María se embarcó en esta aventura ella sola, pero confiesa que en ningún momento se ha sentido así. «Desde el minuto uno la gente está por la labor de hacer amigos y al final son como tu familia en otro sitio», cuenta. «Durante el Erasmus se sale bastante de fiesta y se viaja un montón, pero te aporta muchísimo mas que eso», concluye María. 

Suscríbete para seguir leyendo