Aguaviva, ganador del premio Pueblo Sostenible del Año

Aguaviva se encuentra en el Bajo Aragón turolense, en un depresión entre la confluencia de los ríos Guadalope y Bergantes. Según datos de 2022, cuenta con una población de 556 habitantes. Tradicionalmente, Aguaviva está vinculada a la actividad agrícola y ganadera. Gracias a la variedad de condiciones agroambientales que reúne su término municipal, se desarrollan diversos cultivos como el olivar, el almendro, los frutales o los herbáceos.

La localidad destaca por su riqueza patrimonial, tanto histórica como natural, así como por tener el río Bergantes como seña de identidad. Partiendo de esa base, ha impulsado diferentes programas para poner en valor un recurso muy singular como son las pozas del río a través de proyectos de turismo sostenible que permiten dinamizar su economía y atraer visitantes. Todo el cauce del río está reconocido como Lugar de Interés Comunitario y el paraje de Cananillas está considerado como Lugar de Interés Geológico dentro del Geoparque del Maestrazgo.

Las Pozas de Aguaviva son un conjunto de piscinas naturales formadas por las aguas de río Bergantes. Allí, el torrente del río ha generado paisajes maravillosos, donde disfrutar de la naturaleza y de las que para muchos son las mejores pozas de la provincia de Teruel. El Bergantes es uno de los ríos que mejor se conservan en el país, por lo que los baños en sus pozas son un plan muy demandado durante el verano.

La localidad de Aguaviva cuenta con un importante potencial turístico basado en su magnífico entorno rural y acompañado por su notable patrimonio histórico y arquitectónico. Por ello, como destino rural con identidad turística al ser aprobado su proyecto ‘Aguaviva es Turismo, Estrategia de Desarrollo del municipio para su Sostenibilidad como Destino Turístico’, el Ayuntamiento de Aguaviva va a recibir 1,5 millones de euros de los fondos Next Generation EU del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

Este dinero se destinará al desarrollo de las actuaciones de su Plan de Sostenibilidad Turística en Destino (PSTD). Su objetivo es poner en valor todos los recursos con los que cuenta la localidad, mientras ordena los que ya cuentan con un importante número de visitantes e impulsa los que potencialmente podrían tener todavía un mayor desarrollo. De esta forma contribuye a la desestacionalización de las visitas, de manera que el municipio pueda constituirse como un destino atractivo y ello pueda fortalecer este sector. 

Además, así busca favorecer a la creación de empleo y la fijación de población a través de un tipo de experiencia turística completamente respetuosa con el medio natural como elemento diferenciador e identitario. En definitiva, el plan pretende potenciar un turismo de calidad y, por supuesto, sostenible.

Entres las localidades candidatas a ganar el premio a Pueblo Sostenible del Año también se encontraban Gistaín, Oliete, Pinseque y Urriés.

Gistaín, un reservorio de la biodiversidad

Gistaín se ha convertido en uno de los municipios más sostenibles por su apuesta por combinar la preservación del medio natural y el desarrollo de actividades económicas respetuosas con el medio ambiente. Situado en la comarca oscense de Sobrarbe y con 148 habitantes, en sus 77 km2 es de los pueblos que menos agrava el cambio climático y de los que más contribuyen a la conservación de la biodiversidad. En Gistaín hay baja densidad de población y apenas el 0,1% de esta contribuye a fomentar el cambio climático. Además, tiene parajes de ensueño repletos de recursos naturales, entre los que destacan los miradores de la Cruz de Puyadase, de Fontanales y de la Cruz de Grao.

Oliete, el resurgir de un pueblo gracias a los olivos

Oliete es un gran ejemplo en cuanto a iniciativas sostenibles, gracias a su proyecto ‘Apadrina un olivo’. Se trata de una plataforma que recupera y pone en valor los más de 100.000 olivos abandonados, debido al éxodo rural y al trabajo que supone el mantenimiento de estos. Este proyecto da la oportunidad de otorgarles un segundo propietario generando a su vez una economía más sostenible con matices sociales en un área rural en vías de desaparición. Han logrado recuperar 8.300 olivos, generar 22 puestos de trabajo e incorporar al equipo de ATADI. Además, numerosas personas han acudido a Oliete a conocer su olivo, lo que ha vuelto a colocar este pueblo en el mapa. 

Pinseque y sus edificios con baja huella de carbono

Pinseque destaca como municipio sostenible al situarse como pionero en el desarrollo de edificios públicos siguiendo los estándares Passivhaus. Esto quiere decir que se trata de instalaciones que tienen una huella de carbono más baja como consecuencia de una menor dependencia energética. Entre ellos se encuentra la ampliación del Pabellón de Deportes Jesús Badía, el cuartel de la Policía Local y el Centro Cívico José Antonio Labordeta. También han gestionado otros proyectos como la implantación de un servicio municipal de bicicletas eléctricas, la instalación de un punto de carga para coches eléctricos o la futura colocación de paneles solares en el tejado de la casa consistorial.

Urriés, una comunidad energética renovable

Urriés es un municipio referente en sostenibilidad al ser pionero en la creación de una comunidad energética que provee a todos los vecinos y al ayuntamiento de energía renovable obtenida íntegramente gracias a placas solares. La peculiaridad de este proyecto reside en que, aunque la titularidad de la comunidad y de las placas se encuentra en el consistorio, este solo aprovecha el 40% de la electricidad obtenida, dejando el 60% para los vecinos de Urriés de forma gratuita. Además de este proyecto, impulsan diferentes propuestas sostenibles como la creación de una oficina de innovación y creatividad y otra de sostenibilidad para poder seguir llevando a cabo iniciativas como esta.